Con las candidaturas lanzadas, Macri y Riquelme disputan el futuro de los clubes argentinos
Hace casi nueve años, más específicamente el domingo 25 de enero de 2015, Juan Román Riquelme anunció su retiro del fútbol en una nota en vivo en el noticiero de ESPN. Ese día, empezó diciéndole a Quique Wolf: “Tengo muy claro, Quique, que hoy arranco una nueva vida y me pone muy contento. Estoy con muchas ganas de aprender”. Después la charla derivó por diferentes momentos de la fabulosa carrera del futbolista, hasta que, una hora más tarde, antes de despedirse, como quien no quiere la cosa, Riquelme volvió sobre su futuro. “Si veo que todo va bien y que voy aprendiendo –dijo–, puede ser que el día de mañana me anime e intente ser presidente del club”. Según se confirmó en la medianoche de ayer, esa profecía será cumplida el próximo 2 de diciembre, la fecha estipulada para las elecciones en Boca.
Mucho se especuló durante los últimos días acerca de si Riquelme asumiría finalmente la candidatura a la presidencia o apostaría a seguir como vicepresidente, un cargo con un nivel de exposición menor. Es probable que el resultado adverso en la final de la última Copa Libertadores, sumado a la decisión de Mauricio Macri de integrar la lista opositora como candidato a vicepresidente de Andrés Ibarra, hayan empujado al ídolo xeneize a dar el paso al frente.
Recordemos que, dos años atrás, cuando le preguntaban por las elecciones de 2023, Riquelme derrochaba confianza. “Vamos a ganar 80 a 20, o 90 a 10”, decía. En agosto pasado fue incluso más allá: “Lo más lógico sería que ni hubiera elecciones”. Sin embargo, su decisión de encabezar la lista del oficialismo parece obedecer a la idea de “asegurar” un resultado que podría correr riesgo si el candidato a presidente volviera a ser Jorge Amor Ameal (quién finalmente irá de vice).
De esta manera, la historia de la rivalidad entre Riquelme y Macri suma un nuevo capítulo, cuyos motivos varían dependiendo de a cuál de las partes se escuche. Desde la oposición acusan a Román de imponer un régimen de arbitrariedad, autoritarismo y prepotencia, una imagen resumida en la creación del “Consejo de fútbol”, integrado por amigos y familiares del ídolo. “Si ganamos, el Consejo será disuelto en un minuto”, dijo Ibarra, “porque contamina el vestuario y le quita autoridad al técnico”. Macri, por su parte, fue más allá: “Riquelme suele decir que Boca es el patio de su casa y se maneja como si fuese así, pero Boca es una de las instituciones deportivas más grandes del mundo. Como está hoy, no tiene futuro. Y duele”.
En la vereda de enfrente, el oficialismo acusa a Macri de usar a Boca para hacer política y negocios, y es en esos términos que se plantea esta elección. “El hincha”, dijo Riquelme, “tiene que decidir si somos un club de fútbol, o si dejamos que esta gente lo use para otras cosas”. Su declaración se da en el medio de una discusión más grande que tuvo lugar durante los últimos días, cuando decenas de clubes argentinos se manifestaron públicamente en contra del proyecto de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) impulsado por Javier Milei, candidato a Presidente de la Nación.
Si bien es habitual que las elecciones en Boca y las nacionales se solapen, este año parecen ser directamente la misma cosa, una sensación potenciada tanto por el reciente acercamiento de Macri a Milei, como por la relación de amistad que existe entre Riquelme y Sergio Massa (el candidato de Unión por la Patria, de hecho, estuvo presente en el partido despedida de Román en junio).
“Fiel a sus orígenes, respetuoso de los claros principios defendidos durante casi 120 años, Boca Juniors ratifica su carácter de Asociación Civil sin fines de lucro y la premisa de que nuestro club es de su gente”, dice el comunicado reciente del xeneize. Veinticinco años atrás, cuando todavía era presidente de Boca, Macri había logrado que Julio Grondona convocara a una asamblea extraordinaria en la AFA para discutir un cambio en el estatuto que permitiera la creación de las SAD. Ese día, el Comité Ejecutivo entero le votó en contra. “Perdimos, Mauricio”, le dijo Grondona, según el relato de Ernesto Cherquis Bialo, ex vocero de AFA.
Macri todavía piensa igual. “Seguimos sin aceptar la modernización que ha tenido el fútbol en el mundo”, le dijo hace unos meses a Jonatan Viale, “donde hay empresas administrando clubes, que tienen estrategias, que hasta utilizan inteligencia artificial para mejorar su calidad de competencia”. Su mirada está alineada con la de Milei, que hace poco defendió ante Alejandro Fantino el modelo de sociedades anónimas del futbol inglés.
La campaña del oficialismo, entonces, se ubica en el extremo opuesto de esta visión y pondera a Boca como “el club más atlético de la historia”, en referencia a la cantidad de deportes y disciplinas a las que hoy se les da lugar. El caso del voley es señalado particularmente. En 2015, Daniel Angelici había bajado al voley masculino de la Liga argentina con el argumento de que generaba déficit. Ocho años más tarde, la gestión de Ameal lo devolvió a ese lugar. También se resaltan los buenos resultados en básquet, handball, futsal y fútbol de inferiores, la inauguración del hockey, y el inminente desembarco del tenis y el paddle, entre otras actividades amateurs.
En este contexto, el debate que se da en el mundo Boca es si al “hincha común” le interesa algo más que el fútbol masculino profesional, de lo cual a su vez surge una dicotomía un tanto forzada acerca de si la dirigencia debería gobernar “para el hincha” o “para el socio”. Recordemos que Boca tiene millones de hinchas y unos 350 mil socios, de los cuales unos 90 mil son activos y por ende están habilitados para votar (a diferencia de los adherentes, que pagan la mita de la cuota y no pueden ir a la cancha).
De cara al 2 de diciembre, en las últimas horas corrió fuerte el rumor de que las elecciones tendrían lugar dentro del campo de juego de la Bombonera, una medida inédita que parece apuntada tanto a aumentar la participación como a reforzar la idea oficialista de que el club –incluido su césped– es de los socios. Antes de acomodar las urnas, la cancha de Boca recibirá este jueves a la Selección Argentina para el partido contra Uruguay, en lo que será el último compromiso deportivo del año en este estadio.
LG/DTC
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