Familares del soldado Ledo recurren a la Corte para revisar el fallo que absolvió al general Milani
“Pese a que el genocida (César) Milani está libre y fue absuelto; los sobrevivientes y los familiares de los detenidos desaparecidos vamos a seguir construyendo memoria para que nunca más debamos sufrir el horror. Pero aún nos falta la verdad y la justicia. Sin verdad y sin justicia, la herida sigue abierta, sangrando, doliendo”; reclamó Graciela Ledo, hermana del soldado riojano Alberto Agapito Ledo, desaparecido en diciembre de 1976, mientras realizaba el servicio militar en Tucumán.
En febrero pasado, Graciela Ledo y su madre Marcela Brizuela de Ledo, a través de las abogadas querellantes Adriana Mercado Luna, Viviana Reinoso y María Elisa Reinoso, presentaron un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para que se reconsidere el fallo del Tribunal Oral Federal (TOF) de Tucumán de noviembre de 2019, que absolvió al teniente general César Milani por los delitos de falsificación de documento público y encubrimiento agravado; y condenó a 14 años de prisión en suspenso al entonces capitán Esteban Sanguinetti, por la desaparición del conscripto Ledo.
“Nuestra presentación ante la Corte de este recurso extraordinario es contra el fallo del Tribunal Oral Federal de Tucumán y del fallo de la Cámara de Casación Penal que ratificó la absolución del represor genocida César Milani, quien fue acusado por los delitos de encubrimiento del homicidio de mi hermano Alberto Ledo, y de falsedad ideológica por la confección del Acta de Deserción. Los jueces de la Cámara de Casación Penal, Daniel Petrone, Diego Barroetaveña y Ana María Figueroa; no fundamentaron su fallo y se limitaron a repetir los argumentos del TOF de Tucumán, sin analizar los agravios denunciados por esta parte, consideraron que son insuficientes los elementos reunidos en la causa para afirmar la responsabilidad penal de Milani”, explicó Graciela Ledo, quién junto a su madre volvieron a marchar esta tarde a las 19 por la plaza 25 de Mayo de La Rioja, donde reclamaron que los responsables de la desaparición, torturas y muerte de su hermano paguen por el crimen.
Graciela Ledo sostuvo que “en el juicio quedó acreditado que la noche del 17 al 18 de junio de 1976, mi hermano Alberto fue sacado del campamento de la Escuela de Comercio, por orden de Sanguinetti. Y los testigos confirmaron que Milani firmó un acta falsa de deserción para encubrir su secuestro y desaparición. No buscamos indemnización, exigimos justicia. Por eso recurrimos a la Corte Suprema. Y si los jueces de la Corte no nos dan respuestas, acudiremos a los organismos internacionales. El crimen de Alberto tuvo cómplices, de antes y de ahora: quienes nombraron a Milani jefe del Ejército conociendo su pasado de represor; quienes aprobaron su pliego de ascenso, entre ellas dos senadoras riojanas y quienes traicionaron los objetivos sagrados de su lucha, entre ellos, ex compañeras de mi madre”.
La absolución
En el juicio por la desaparición de Alberto Ledo; los jueces del TOF de Tucumán, Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Enrique Lilljedahl condenaron al ex capitán Esteban Sanguinetti, a 14 años de prisión, pero sigue libre porque la sentencia no está firme. Mientras que entendieron que en el caso de Milani, que en ese entonces revistaba como subteniente en el Regimiento 141 de Ingenieros en la provincia de La Rioja; no había cometido ningún delito; pese a que se comprobó que labró y firmó un Acta de Deserción culpando al soldado Ledo de haber abandonado la conscripción, cuando en realidad había sido secuestrado y estaba alojado en un centro clandestino de detención.
Graciela Ledo sostuvo que “en el transcurso del juicio se colectaron pruebas de un valor singular como son los testimonios de Julio Cesar Tello y de Osvaldo Humberto Pérez, a quién mi hermano conocía como ”El Chaqueño“. Estos testigos hicieron añicos la burda mentira de la deserción sostenida por el Ejército, ergo la falsedad del Acta de Deserción confeccionada por Sanguinetti y Milani. La versión oficial de que el soldado Alberto Ledo había desertado, quedo definitivamente desmentida por estos testimonios”.
La mujer contó a elDiarioAR que “Tello declaró en el juicio que era compañero de clase de Alberto y en el Batallón recibieron la misma instrucción para combatir contra la guerrilla en Tucumán de parte del subteniente Milani; y que una noche, del 15 al 20 de diciembre, estando él en el Puesto de Control, poco más de la una de la mañana, llega un Jeep descapotado conducido por el sargento Ramón Otero, a su lado el teniente primero Carlos Alberto Coronel, los dos del Batallón 141 de La Rioja; el sargento López de Salta y con ellos Alberto Ledo, que vestía ropa de combate como todos y en lugar de casco tenía gorra. Cuando ingresaron a los arsenales, Tello no lo reconoce a mi hermano, entonces Alberto le dice ‘Tello, soy Ledo’; y Coronel le dice que Alberto venía a reemplazar a un compañero que estaba enfermo. Después el vehículo salió sin Alberto. Cuando al día siguiente Tello se entera que no había ningún soldado enfermo, preguntó por Alberto, y el sargento Otero que manejaba el Jeep, le dice que se calle la boca ‘si no quería tener el mismo destino’. Entonces Tello cae en la cuenta de que Alberto estaba secuestrado”.
Graciela Ledo también contó que “en el caso de ”El Chaqueño“ Osvaldo Pérez, lo vio a mi hermano secuestrado y torturado. Los dos se conocían de la Universidad de Tucumán, donde militaban en distintas agrupaciones. En el juicio contra Sanguinetti y Milani, ”El Chaqueño“ Pérez declaró que ambos estaban secuestrados en los arsenales ”Miguel de Azcuénaga“ y un día él llevando la comida a los presos y vio en una de las casillas de tortura a un muchacho prisionero, joven, embarrado, lastimado, sucio, con una camiseta manga corta y calzoncillos de los que da el Ejército y con el cabello corto como los soldados. Un gendarme le dijo no le diera de comer: ‘a éste no, tiene mucha máquina’, porque había sido muy torturado con la picana eléctrica. A los pocos días, lo vuelve a ver a mi hermano y es Alberto quién le habla, preguntándole si era ”El Chaqueño“. Pérez dijo que no lo había visto más a Alberto desde enero del 76 y que no sabía que estaba haciendo el servicio militar. Recién lo volvió a ver cuando los dos estaban secuestrados”.
En un juicio anterior de agosto del 2019, el TOF de La Rioja integrado por los jueces Jaime Díaz Gavier, Julián Falcucci y Enrique Lilljedhal, también había absuelto al ex jefe del Ejército del último gobierno de Cristina Kirchner. El teniente general César Milani había sido imputado por por el secuestro y torturas de Pedro Olivera (ya murió) y de su hijo Ramón Alfredo Olivera, un dibujante técnico que hacía trabajos sociales junto al asesinado obispo Angelelli. El juez Enrique Lilljedhal votó en disidencia y solicitó cuatro años de prisión para Milani.
Ese fallo, además le impuso penas de hasta 10 años de prisión a otros seis imputados, incluso al ex juez federal Roberto Catalán, que fue condenado a cuatro años. En el debate oral y público intervinieron la fiscal Virginia Miguel Carmona y el fiscal Rafael Vehils Ruiz, quienes habían solicitado condenas de hasta 20 años para los acusados.
El caso Ledo
Alberto Agapito Ledo, era riojano y había militado en su adolescencia en la Pastoral del obispo Enrique Angelelli, también asesinado durante la pasada dictadura cívico militar. Vivía en San Miguel de Tucumán donde cursaba Historia en la Universidad Nacional de Tucumán; además de militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
En febrero de 1976 fue incorporado como soldado al Servicio Militar Obligatorio, siendo designado en el Batallón de Ingenieros de Construcciones N° 141, de la ciudad de La Rioja. Y en mayo de ese mismo año, el conscripto Alberto Ledo fue enviado junto a una comisión del Batallón de Ingenieros de Construcción 141, a la denominada “Zona de Operaciones”, montada en la provincia de Tucumán por el Ejército a partir de 1975, en el marco del Operativo Independencia contra la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Esa comisión, dirigida por el entonces capitán Esteban Sanguinetti, e integrada también por el subteniente César Santos del Corazón de Jesús Milani, se apostó en la Escuela de Comercio de la localidad de Monteros.
Ledo fue secuestrado de la cuadra que el Batallón 141 de Construcciones tenía en Monteros la noche del 17 de junio de 1976. El entonces capitán Esteban Sanguinetti en persona sacó a Ledo en tres oportunidades a “hacer una recorrida por la zona”, con el pretexto que allí operaba una célula del ERP.
Dos semanas después, el 4 de julio de ese año, preocupada porque su hijo no se comunicaba con ella, Marcela Brizuela de Ledo, viajó a Monteros, en el monte tucumano. El Ejército le informó oficialmente que su hijo “había desertado”. Ese informe, el Acta de Deserción, lo firmó el entonces subteniente Milani. A mediados de la década pasada, el fiscal federal tucumano Carlos Brito acusó al jefe del Ejército por encubrimiento y falsificación de documento público, ya que el entonces subteniente Milani participó del secuestro, asesinato y desaparición del soldado Ledo y además de la falsificación del acta presentada.
Graciela Ledo le contó a elDiarioAR que “ya en el año 1985, la Justicia Militar le había enviado una citación a Milani por el asesinato de un conscripto en el monte tucumano durante la pasada dictadura, ese soldado era mi hermano Alberto”.
En ese mismo 1985 se desarrolló el juicio a las Juntas Militares, y las Fuerzas Armadas se negaron a colaborar con la Justicia civil por los delitos de lesa humanidad, pero paradójicamente sí investigaba los delitos entre militares.
El militante nacionalista Marcelo Alvarez Igarzábal, pariente político de César Milani hizo gestiones ante el todo poderoso jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, general Luciano Benjamín Menéndez; y la causa en la Justicia Militar fue cajoneada y el caso Ledo nunca se investigó.
CC
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