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EL 1° DE MARZO

Tras el fracaso de la ley ómnibus, dudan si Milei asistirá al Congreso para la apertura de sesiones ordinarias

Milei en el día de su asunción; habló en el exterior del Congreso y no dentro del recinto, frente a los representantes del pueblo.

Juan José Domínguez

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Dentro de tres viernes, Javier Milei, en carácter de presidente de la Nación, debería brindar su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. Debería, dice la primera línea de esta nota, porque su perfil disruptivo, el antecedente del día de su asunción (cuando dio su discurso frente a la plaza, de espaldas a la Asamblea Legislativa) y el pésimo clima político por el naufragio de su proyecto de ley Bases (“traidores”, “coimeros” y “delincuentes”, les dijo a los diputados que votaron en contra) ponen en dudas la efectiva realización de esta ceremonia, tal como ocurre cada año en democracia, con cada jefe de Estado.

La apertura de sesiones ordinarias del Congreso es el acto institucional más importante de la República, porque en un mismo día y lugar, una vez al año, se reúnen presencialmente las máximas autoridades de los tres poderes del Estado nacional: presidente y vicepresidente, diputados y senadores, y jueces de la Corte Suprema de Justicia. Además de gobernadores, ministros del Gabinete y miembros del cuerpo diplomático, entre otros. Pero, de todos ellos, quien lo encabeza es el presidente de la Nación, titular del Poder Ejecutivo.

Así lo establece la Constitución nacional, en el artículo 99º, sobre Atribuciones del Poder Ejecutivo, inciso 8: “[El presidente de la Nación] hace anualmente la apertura de las sesiones del Congreso, reunidas al efecto ambas Cámaras, dando cuenta en esta ocasión del estado de la Nación, de las reformas prometidas por la Constitución, y recomendando a su consideración las medidas que juzgue necesarias y convenientes”.

El acto se realiza desde hace 29 años el 1º de marzo, como consecuencia de la reforma constitucional de 1994. Antes se realizaban el 1º de mayo, porque el período de sesiones ordinarias iba de esa fecha al 30 de septiembre (actualmente es al 30 de noviembre).

En su mensaje, que es transmitido por cadena nacional, el Presidente repasa su gestión, anuncia políticas públicas y le propone al Congreso proyectos de ley.

No hay en los últimos 40 años de democracia registro de que un presidente de la Nación no haya asistido un 1º de marzo (antes de 1995, un 1º de mayo) a ese importante acto inaugural. Pero sí se cuentan —desde 1854, cuando el entonces presidente Justo José de Urquiza encabezó la primera apertura de sesiones— 21 años en que esta ceremonia no se realizó, mayormente porque el Estado se encontraba en manos de dictaduras militares. Ahora el temperamento de Milei y la coyuntura política también abren una incógnita sobre su presencia.

Una atribución y un deber

“La apertura de las sesiones ordinarias por parte del Presidente es una obligación constitucional que surge del sistema de división de poderes y es la función que cumple un Presidente en un sistema presidencialista. Salvo alguna situación de objetiva justificación que lo imposibilite a hacerlo, está obligado a concurrir el 1º de marzo a la Asamblea Legislativa para dejar abiertas las sesiones ordinarias del año”, dijo a elDiarioAR el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez.

El experto señaló que “si no existiese ninguna causal objetiva de justificación para dicha situación y el Presidente se rehusase a hacer este acto, es una de las causales de mal desempeño en su cargo”.

“Tiene que venir por mandato constitucional a dar cuenta del estado de la Nación a la Asamblea Legislativa. Que venga y cumpla con la Constitución”, dijo a elDiarioAR el diputado Juan López, del bloque Hacemos Coalición Federal. “Tiene que venir”, coincidió otra diputada, del PRO (espacio aliado de La Libertad Avanza).

La ceremonia debería realizarse dentro de tres viernes pero en el Senado, la cámara que organiza la ceremonia, todavía no hay novedades al respecto. Desde la Casa Rosada no hay señales de ningún tipo.

Según un artículo del abogado constitucionalista Félix Lonigroel presidente de la Nación que más cantidad de veces hizo la apertura de las sesiones ordinarias fue Julio Argentino Roca (uno de los próceres de moda): en 12 ocasiones. Le siguen Juan Domingo Perón, con 11; Carlos Menem, con 10, e Hipólito Yrigoyen y Cristina Fernández de Kirchner, con 8 cada uno.

Quien siempre hizo las aperturas enviando su mensaje por escrito, sin asistir personalmente al Congreso, fue Yrigoyen, a quien Milei —curiosamente— calificó de “populista de izquierda”.

JJD

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