La ley ómnibus desnuda al Gobierno, mientras la oposición aliada se abroquela para exigir cambios
“Qué quemadura de coco que es esto, por favorrr”. El diputado de La Libertad Avanza se tomó la cabeza y refunfuñó al techo. Promediaba la segunda jornada del tratamiento en comisión de la ley ómnibus en la Cámara baja y el novato legislador ya sentía en el cuerpo el efecto de lo que pueden ser las maratónicas discusiones parlamentarias: cargaba ojeras, tenía el pelo desaliñado y llevaba la camisa desabotonada tanto en el cuello como en las mangas. “No entiendo cómo les dan cinco minutos a cada uno para hacer preguntas a los funcionarios, que encima no las hacen y se la pasan hablando al pedo”, acotó. Hasta ahora no pidió la palabra en el debate.
Recién aterrizados en el poder, los libertarios están experimentando en estos días parte del derrotero del Congreso. El legislador que habló con elDiarioAR estaba azorado por el “show” que se estaba montando ante las cámaras de televisión. Pero más llamativa fue su respuesta sobre si sabía de las negociaciones subterráneas entre el Gobierno y la oposición para introducirle cambios a la ley de Bases y, así, asegurarse la media sanción: “Cero. Nada. En eso no me meto. Para mí tendría que salir como está”.
Esa distancia que separa a la bancada oficialista del resto del arco político representa el largo camino que todavía tiene que recorrer Javier Milei si quiere realmente que su proyecto de ley efectivamente avance en el Parlamento. El Presidente afirmó ayer que “los números están” para que “salga todo como está”, pero el mismo panorama no se recoge en las distintas tribus opositoras llamadas “dialoguistas”. Si no hay cambios en el texto, no solo el radicalismo y el centrista Hacemos Coalición Federal no aportarán sus votos. Hasta el PRO pone condiciones para acompañar en el recinto.
El miércoles por la mañana, mientras se hacía viral el momento en que José Luis Espert le cortaba el micrófono a Nicolás del Caño, en los despachos de la Cámara baja la oposición antikirchnerista ya cocinaba su propia rosca sobre la ley. Hasta anteayer habían filtrado por su “semáforo” la mitad del mamotreto legislativo, es decir poco más de 300 artículos. Son varios los “rojos” marcados, pero el que genera mayor consenso es el impedimento a que la delegación de facultades extraordinarias sea por dos años y prorrogable por dos más a firma del mandatario: la exigencia es que sea solo un año, con otro de prórroga, pero pasando por el Congreso.
Algunos de los demás puntos cuestionados ya fueron corregidos de un plumazo de manera casi bochornosa por los propios funcionarios que en estos tres días se pasearon por la sala 2 del anexo de Diputados. “Denlo por retirado”, dijo Patricia Bullrich, de Seguridad, sobre el artículo que exigía una autorización para las reuniones de más de tres personas en la vía pública. “Hubo errores de redacción”, admitió el ministro del Interior, Guillermo Francos, para dar cuenta de la marcha atrás que habría en la polémica reforma política-electoral. “Se incluyó por error”, reconoció la subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas, ante cambios que se habían incluido sobre la Ley de Bosques.
“Inexpertos”
En la “puesta en común” entre viejos conocidos sobre cómo “mejorar” la ley, el PRO –con su traje ambiguo de ser oposición-oficialista–, tiene al macrista Cristian Ritondo, el bullrichista Damián Arabia y la larretista Silvia Lospenatto. Con un informe propio que lleva en su tapa la ilustración de un semáforo, en la UCR comandan las tratativas el jefe del bloque, Rodrigo de Loredo, y el exdiputado y ahora secretario parlamentario radical Alejandro Cacace. HCF está liderado por Miguel Pichetto, pero también tiene entre sus filas campeando las conversaciones a Emilio Monzó, Nicolás Massot y el lilito Juan Manuel López, quienes días atrás estuvieron en el despacho de la presidencia de Diputados.
De su lado del mostrador, el Gobierno tiene al titular de Diputados, Martín Menem; su primo Eduardo “Lule” Menem; Omar de Marchi, flamante enlace entre el Ejecutivo y el Legislativo, y al ministro Francos. El problema aparente es que las conversaciones no fluyen con un ida y vuelta, sino que son unidireccionales.
“Hay expresiones de buena voluntad de parte de ellos. Pero hoy no hay mesa de negociación. No sabemos realmente qué les dice Milei”, dijo a elDiarioAR una diputada del radicalismo. “Nosotros le acercamos nuestros cambios, pero ellos tienen que juntar los votos”, comentó una espada legislativa de HCF. “La negociación es un quilombo, te diría que casi que no hay”, completó un legislador amarillo. “Se los ve muy inexpertos. Piensan que la ley sale con los ministros hablando acá en la comisión, pero en realidad todo se juega fuera de las cámaras”, acicateó un operador parlamentario.
El pliego de condiciones que el PRO le acercó al Gobierno contempla tres puntos sensibles. El primero es el límite a las facultades delegadas: la fórmula de los años 1+1, con autorización del Congreso. El segundo es que haya incentivos expresos a las economías regionales: ya se dio marcha atrás con las modificaciones a la ley de Pesca, pero continúan las retenciones a productos primarios como el limón, por ejemplo, o la desregulación del biocombustible. Y, por último, que se garantice en el texto la voluntad oficial de que los jubilados “no van a perder contra la inflación”, foco de votantes del partido amarillo, que acompañaría la derogación de la actual fórmula jubilatoria.
Tanto en el radicalismo como en los federales hay alertas extras sobre las privatizaciones que habilitaría a sola firma la ley: ponen reparos sobre los casos de YPF, el Banco Nación y Nucleoeléctrica Argentina SA. Además rechazan los cambios tributarios que introduce la norma –en Bienes Personales, por caso, y las ya mencionadas retenciones–, el blanqueo de capitales y la discrecionalidad a la que quedarían expuestos los jubilados.
De fondo exigen que la delegación de facultades extraordinarias y la declaración de emergencias sean acotadas estrictamente a los capítulos económico y social. “Hay que diferenciar las emergencias y a partir de ahí las delegaciones. No todas son de urgencia. Están planteando como diez distintas. Entre eso, la reforma política es un desastre”, cuestionó un diputado muy cercano a Elisa Carrió.
Los artículos en rojo y amarillos que los opositores le están marcando al Gobierno serán clave para el futuro de la ley, porque esas tribus pancambiemitas representan 94 votos muy codiciados. Apenas 38 bancas de las 257 ostenta LLA, que necesitaría pescar también en la veintena de bancas de fuerzas provinciales –11 son de Innovación Federal, que juegan en tándem con el grupo de Pichetto–. Los libertarios ni miran a Unión por la Patria –la primera minoría, con 102 bancas– y los cinco diputados de la Izquierda.
“Sí o sí necesitamos el apoyo de la oposición. Hay conversaciones. Yo veo buena voluntad”, remarcó a elDiarioAR una encumbrada fuente libertaria de trato directo con Milei y las bancadas legislativas. Por las dudas, entre semana se dejó ver por el plenario de comisiones como señal de distensión.
La fuente oficialista le puso paño fríos a los ultimátum del Presidente contra el Congreso y dejó entrever cuál es la prioridad principal que tiene el Gobierno con la ley ómnibus: “El capítulo económico-fiscal es el más crítico porque vos necesitás un equilibro para poner en marcha la economía. De eso está convencido Milei en su cabeza”, señaló por lo bajo el funcionario. Es una línea que haría suponer cambios inevitables en los demás capítulos del proyecto, que esta semana tuvo su debut en el derrotero parlamentario.
MC/CRM
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