La mesa de los martes: el nuevo escudo político de Milei, con el que intenta domar las internas
“Sáquense una foto”. El pedido sorprendió a los presentes en el despacho presidencial. Acababa de finalizar la reunión de la flamante mesa chica de los martes y era el propio Javier Milei el que daba luz verde para que su hermana Karina, Guillermo Francos y Santiago Caputo posaran ante la cámara del celular de Lisandro Catalán. “TODOS PELEADOS” (sic), escribió más tarde, irónico, el vicejefe de Gabinete en su cuenta de X, para acompañar la publicación de la imagen en la que se veía por primera vez, y a sus anchas, al asesor estrella del Gobierno.
A través de esa inédita postal, improvisada y con mala iluminación, Milei buscó desactivar un conflicto que amenazó con explotar en el corazón mismo de La Libertad Avanza. Hace dos semanas, Caputo y Francos discutieron en duros términos luego de que el jefe de Gabinete se viera desautorizado por el consultor. Durante la presentación de su informe ante el Congreso, el ministro coordinador se había mostrado abierto a una eventual marcha atrás del decreto que modificó la Ley de acceso a la Información Pública para proteger los datos considerados “privados” de los funcionarios. “La posición del Gobierno es el decreto”, lo contradijo Caputo a las pocas horas, en una conversación telefónica con la diputada radical Karina Banfi.
“Estamos en paz, estamos bien”, concedió Francos en las últimas horas, después de admitir los roces que mantuvo con Caputo, cuyo look visiblemente descuidado en la foto tomada por Catalán generó revuelvo en las redes. El jefe de Gabinete venia de expresar en público su “preocupación” por las dificultades del oficialismo para “hacerse entender con el resto de los sectores políticos”. Esa definición la dio en medio de la polémica por la abierta intención de Milei de limitar el derecho a la información y pocas horas antes de caer convaleciente ante un cuadro de gastroenteritis que lo tuvo corrido de su función por varios días.
Pero a esos reclamos públicos en boca de Francos se le sumaron otros, en privado, de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien comenzó a crecer en protagonismo a la hora de la “rosca” interna del Gobierno. De hecho, la excandidata presidencial es una de las integrantes del grupo reducido de los martes, una instancia en la que se habla exclusivamente de poder y que de a poco parece ir ganándole espacio a las mismísimas reuniones de gabinete. De ella también forman parte, además de Francos y los vértices del “triángulo de hierro”, el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el portavoz Manuel Adorni, recientemente ascendido a secretario de Comunicación y Medios.
No por casualidad, sus seis miembros fueron los que se sentaron junto a Milei en la cabecera de esa larga mesa en U que se desplegó en la Quinta de Olivos para agasajar con un asado a los 87 diputados “héroes” que acompañaron al Gobierno en su cruzada por evitar que se revierta el veto presidencial al aumento jubilatorio votado por la oposición. Un detalle llamó la atención de los invitados: el renovado aspecto de Santiago Caputo que, ubicado a la derecha de Francos, por la tarde había decidido pasar por la peluquería.
El inédito rol político que en las últimas semanas comenzó a encarnar Milei reconfiguró la cotidianidad de la agenda libertaria. Los traspiés legislativos preocuparon a los principales estrategas de La Libertad Avanza, que le aconsejaron al Presidente salir a jugar el partido. Con el polémico convite nocturno en Olivos, de cuya autoría intelectual Caputo se despega, el oficialismo celebró su primer triunfo tras la seguidilla de reveses en el Congreso, que tuvo su último capítulo en el histórico rechazo al DNU de fondos reservados para la SIDE.
En Balcarce 50 ensayan una autocrítica larvada luego de aquella “semana negra” de agosto: asumen que la estrategia de ir a fondo no contempló del todo que la extrema debilidad legislativa podría jugarles una mala pasada y dejarlos a tiro de un virtual juicio político. “Ahora todos juntos hagamos un scrum”, le dijo Milei a los diputados que lo visitaron en la residencia presidencial. Una metáfora del Rugby para referirse tanto a la defensa “a rajatabla” del equilibrio fiscal como al anhelo por contar con un bloque de diputados propios y aliados suficiente para actuar de “muralla” ante futuros intentos opositores de imponer la mayoría agravada de dos tercios. Siempre es la política, estúpido.
PL/JJD
0