La supuesta “célula terrorista”: el profesor de tenis de mesa dijo que vino a abrir un club en Buenos Aires
El 30 de diciembre último, alrededor de las 7.30 de la mañana, el profesor de tenis de mesa llegó a Buenos Aires en un vuelo de Aerolíneas Argentinas que aterrizó en el Aeropuerto Jorge Newbery. Pasó por Migraciones cerca de las 7.50 y salió del aeropuerto unos 15 minutos más tarde.
Había dejado Bogotá, la ciudad donde vive, la noche anterior. Llevaba consigo su pasaporte colombiano, donde consta que nació en Damasco, Siria, en la década de 1950, y que es ciudadano colombiano. Mientras caminaba por la vereda, con su bolso de mano y una valija pequeña, fue interceptado por un grupo de la Policía Federal Argentina.
Parsimonioso y perplejo, el hombre no se resistió y permitió que abrieran su equipaje en la entrada externa de Aeroparque, delante de los transeúntes. Le secuestraron un teléfono celular Motorola G20, sin contraseña ni mecanismo de bloqueo; documentos personales y una tarjeta SUBE; US$2.500, 1.200 euros y 407 pesos colombianos. Quedó incomunicado y detenido por orden de la jueza María Servini. Lo acusaban de integrar una supuesta “célula terrorista” internacional que buscaba atentar contra edificios de colectividad judía en Buenos Aires.
La detención no fue espontánea. Lo estaban investigando y esperando desde hacía unas 48 horas, cuando un gendarme lo denunció ante la embajada de Israel en Buenos Aires, acusándolo de dedicarse a actividades de terrorismo en Colombia. La denuncia señalaba que el hombre llegaría junto a otros dos pasajeros, otro sirio y un libanés. Pero el profesor de tenis de mesa viajó solo. La información aportada tenía inconsistencias y contradicciones, pero la causa judicial siguió adelante, como informó elDiarioAR el 10 de enero último.
Tercera y vencida
Esta era su tercera visita a la Argentina. El entrenador de tenis de mesa practica este deporte desde los 12 años, cuando aún vivía en Siria. Dejó su país a los 23 años y se instaló en Venezuela, donde vivía un hermano. Vive en Bogotá, Colombia, desde hace años. Es soltero y propietario de un local de perfumes en Colombia. No tenía antecedentes, hasta que pisó la Argentina. Cumplió 68 años mientras estaba detenido en una dependencia de la Policía Federal Argentina.
Entre el 30 de diciembre y el 2 de enero estuvo incomunicado. Ni siquiera pudo avisar que estaba detenido a sus amigos en Buenos Aires. Cuando le informaron por qué estaba detenido, le dijeron que estaba imputado por supuestamente “integrar una asociación criminal trasnacional de existencia ininterrumpida en el tiempo que se dedica a la organización y perpetración de atentados terroristas” y que “registraría actividades en distintos países de la región, en particular Colombia, desde donde se habría organizado la perpetración de un ataque –presumiblemente, con explosivos– a un inmueble localizado en el ámbito de esta ciudad vinculado a la colectividad judía”.
“Niego completamente” la acusación, dijo durante su declaración indagatoria el 2 de enero último. “No tiene nada que ver con la realidad”. “Por mi madre, no puedo creer estar involucrado en esto”, agregó.
El profesor de tenis de mesa no sabe manejarse con facilidad en internet, al punto que debió pedirle a un amigo que le haga la reserva en el hotel de Buenos Aires. Eligió el Gran Hotel España —ubicado sobre Tacuarí 80, a 200 metros de la embajada de Israel— porque lo conoció de casualidad durante su última visita a la Argentina, cuando estuvo en un local de venta de sandwiches y alguien le dio una tarjeta de establecimiento y la guardó para su próxima visita. Fue la primera decisión que transformaría su próximo viaje en una pesadilla porteña. En dicho hotel lo denunciarían por el simple hecho de tener nacionalidad siria y pasaporte colombiano.
Viajes e inversión
Su primera visita al país fue en 2013 para un campeonato sudamericano, explicó ante el juzgado. El segundo viaje a la Argentina fue a mediados de 2023 y llegó por un vuelo de Aerolíneas Argentinas. Entonces, se hospedó durante 15 días en el modesto hotel Gran Oriental, sobre Bartolomé Mitre al 1.800, en el barrio porteño de Congreso.
Su objetivo era abrir un club de tenis de mesa en Buenos Aires, aseguró. Buscaba un gimnasio que lo pudiera albergar al menos seis meses. Había decidido tramitar la residencia en Argentina y en Colombia visitó en dos oportunidades la embajada argentina para asesorarse sobre el trámite.
Por eso, en este tercer viaje traía consigo los documentos correspondientes. “Vine para eso, para radicarme con la finalidad de abrir un club de tenis de mesa”, afirmó ante la Justicia.
Su vuelo de regreso a Bogotá era para el 2 de marzo. Pensaba hospedarse unos días en el Gran Hotel España y buscar luego un departamento amueblado donde quedarse el resto del tiempo.
Se obtuvo una información de inteligencia brindada por una conjunción de elementos tanto de Estados Unidos como de Israel y de un miembro de Gendarmería que ha sido formado en antiterrorismo de parte de sus pares de Colombia.
El instructor de tenis de mesa pasó dos semanas detenido en un calabozo de una dependencia de la Federal, esperando el peritaje de su teléfono y otras medidas de prueba. Finalmente, este lunes, la jueza Capuchetti dictó su falta de mérito y la de los otros dos detenidos ante la falta de pruebas.
La falta de mérito implica que el profesor de tenis de mesa no puede dejar la Argentina, tiene retenido su pasaporte y secuestrados casi todos los bienes y dinero hasta que se dé por finalizada la investigación. El fiscal Ramiro González solicitó a la jueza Capuchetti que libere al menos una parte de los fondos que le secuestraron para garantizar su subsistencia en el mientras tanto y un amigo en Buenos Aires se presentó ante la Justicia y salió como garante para darle un lugar donde vivir hasta que el expediente se cierre, informó una fuente judicial con conocimiento del caso.
La falta de mérito implica que el profesor de tenis de mesa no puede dejar la Argentina, tiene retenido su pasaporte y secuestrados casi todos los bienes y dinero hasta que se dé por finalizada la investigación
La denuncia
El 3 de enero, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declaró que el gobierno de Javier Milei había “neutralizado” una supuesta “célula terrorista”, que aparentemente iba a recibir un paquete sospechoso desde Medio Oriente y buscaba atentar contra la colectividad judía.
“Se obtuvo una información de inteligencia brindada por una conjunción de elementos tanto de Estados Unidos como de Israel y de un miembro de Gendarmería que ha sido formado en antiterrorismo de parte de sus pares de Colombia”, dijo la ministra Bullrich el 3 de enero último, tras las detenciones e indagatorias al instructor de tenis de mesa y otras dos personas. Pero la información obtenida distaba mucho de las aseveraciones de la funcionaria.
A mediados de diciembre último, El Rubio, un hombre que dice ser periodista, agente inorgánico de la embajada de Estados Unidos y muchas otras cosas más, recibió un llamado de un amigo, uno de los encargados del Gran Hotel España, quien le comentó que estaba por llegar al país un ciudadano de Siria con pasaporte colombiano y que eso “le parecía raro”, como reveló elDiarioAR el domingo.
El encargado del Gran Hotel España ratificó esta versión y dijo al diario La Nación que fue efectivamente él quien alertó a su amigo El Rubio sobre la llegada de un huésped que le pareció “sospechoso” porque tenía pasaporte colombiano y nacionalidad siria. El hombre había hecho llegar sus datos para reservar una habitación vía Whatsapp para el 30 de diciembre.
El profesor de tenis de mesa había informado al hotel los datos de su vuelo y había enviado copia de su pasaporte para la reserva. El encargado del hotel le pasó los datos y foto del documento a El Rubio y este contactó a un cabo de la Policía Federal, a quien dijo haber conocido meses atrás en la calle mientras realizaba una “investigación” como periodista en la city porteña. Le pasó la información entregada por el encargado del hotel sobre el sirio-colombiano para acceder a información de Migraciones, según declaró El Rubio ante la Justicia.
En la información de Migraciones un dato llamó la atención de El Rubio: que el ciudadano colombiano de nacionalidad siria había estado en Argentina en 2013 con pasaporte venezolano y que supuestamente había salido del país en un “vuelo privado” hacia Colombia. Eso alimentó sus sospechas, dijo ante el juzgado.
Ante la Justicia, el profesor sostuvo que tiene dos pasaportes porque vivió años en Venezuela hasta que se trasladó a Colombia y negó haber viajado alguna vez en un avión privado. El juzgado de María Eugenia Capuchetti, actual jueza de la causa, ya corroboró que el pasaporte colombiano es un documento real y oficial e intenta corroborar por qué en la “tira” de Migraciones, el profesor figura en un vuelo privado. El hombre declaró que en dicha oportunidad había viajado posiblemente por Avianca.
Armé mentalmente la cuestión.
El Rubio convenció al cabo de la Federal para realizar una denuncia y el policía contactó a un amigo gendarme -el que supuestamente está entrenado en antiterrorismo, según Bullrich- y fueron a varios lugares a realizar la denuncia: la sede de la AMIA, los jefes del cabo y el edificio central de la Gendarmería. Nadie les prestó atención.
Hasta el 28 de diciembre último. Días antes de Navidad, El Rubio se fue a cortar a la peluquería de la calle Rivadavia al 900, donde suele atenderse. Le preguntó a la peluquera por quien había sido su peluquero en el local y a quien hacía mucho que no veía. La peluquera le contestó que su colega la había “metido en un problema” porque le había pedido permiso para recibir en el local una encomienda, un paquete que le enviaría un sobrino desde Estados Unidos.
La mujer le mostró un mensaje de Whatsapp con un recibo o comprobante de la encomienda que supuestamente iba a llegar y nunca llegó. El Rubio lo amplió y leyó que provenía de Yemen y que el peso era de 35 kilos. Así, cayó el peluquero en esta historia porque al catamarqueño le resultó curioso que llegara un paquete de Yemen, dijo El Rubio durante su declaración indagatoria.
“Armé mentalmente la cuestión”, admitió El Rubio ante la Justicia: viene un sirio, cuyo país de origen vive tensiones permanente con Israel y un paquete de Yemen. Entonces, en diciembre, los hutíes en Yemen, aliados de Irán, habían atacado embarcaciones de Estados Unidos y otros países aliados de Israel.
Sin embargo, para entonces el peluquero ya había realizado una denuncia en la Justicia de la provincia de Buenos Aires por una supuesta estafa virtual.
El paquete
El peluquero había conocido a una mujer por redes sociales, presuntamente oriunda de Las Vegas y actualmente residente en Yemen. Tras entablar una amistad, la mujer le dijo que le enviaría un regalo y él le dio la dirección de la peluquería para recibir la encomienda.
A finales de octubre y de madrugada, recibió mensajes y llamados de la mujer y de un hombre que le exigió 900 dólares para entregarle el paquete en cuestión, el cual estaría en la Aduana de Ezeiza. Como todo le pareció raro, bloqueó al hombre que intentaba sacarle dinero y a la mujer. Le dijo a su jefa en la peluquería que no recibiera nada a su nombre y realizó la denuncia. Aportó los chats que prueban su historia y un documento: el ticket de remisión de la supuesta encomienda que le habían enviado. El ticket habla de un paquete de 35 kilos.
El ticket sería apócrifo, presenta inconsistencias y además no se encuentra registrado en la empresa que iba a realizar el envío internacional, según estableció la Justicia en los últimos días. El paquete “sospechoso” al que se refirió Bullrich y sobre el que se basaron las detenciones nunca existió. Todo indica que se trató de un intento de estafa al peluquero.
A través de la peluquera, El Rubio se hizo del ticket de la falsa encomienda, le pasó los datos al gendarme con el que había intentado hacer la denuncia contra el profesor de tenis de mesa y ató cabos que nunca debieron ser atados: el 28 de diciembre, la embajada de Israel en Buenos Aires recibió una llamada del gendarme denunciando al profesor de tenis y más tarde una segunda llamada, esta vez anónima, en la que hablaban de la supuesta conexión entre el ciudadano colombiano y nacionalidad siria y un supuesto “paquete” de 15 kilos -no 35 kilos- presuntamente enviado al Gran Hotel España, y que, al no ser recibido, regresó a Aduana.
Dos días más tarde, el peluquero, el profesor de tenis de mesa y El Rubio quedaron detenidos, acusados de integrar una “célula terrorista”. Recuperaron la libertad dos semanas más tarde, cuando se les dictó una falta de mérito ante la falta de pruebas. Todo fue producto de la elucubración de El Rubio y el gendarme.
ED/JJD
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