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SALUD

Adam Castillejo, la segunda persona curada de VIH en el mundo: “El estigma no se acaba sino que evoluciona”

Adam Castillejo, la segunda persona que logró curarse de VIH

Natalia Concina

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En marzo de 2019 un grupo de científicos británicos publicó en la Revista Nature que habían logrado que a una persona, al que presentaron como “el paciente de Londres”, estuviera 19 meses sin detectarse el virus de VIH tras haber suspendido el tratamiento antirretroviral, después de un trasplante de médula ósea que tuvo que realizarse como consecuencia de un Linfoma de Hodgkin que padecía.

“Primero hablaban de cura funcional. Luego hicimos un año de estudios en el que buscaron el virus por todas las células hasta que empezaron a hablar de la cura. Durante ese año yo vivía como dos personas: Adam y el paciente de Londres, hasta que en un momento sentí que tenía que unirlas y salir a la luz pública para poder ayudar a otras personas”, recordó Adam Castillejo en una conferencia de prensa realizada en el marco del XXI Simposio Científico de Fundación Huésped.

El hombre, de 43 años, de origen venezolano pero radicado en Londres desde hace varias décadas, realizó un breve repaso por su historia: “En 2003 me diagnosticaron VIH, fue una experiencia súper difícil, cargada de estigma, odio y resentimiento. En aquel momento el protocolo indicaba que no te daban el tratamiento antirretroviral hasta tener los CD4 –un tipo de glóbulo blanco– muy bajos, así que pasaron años hasta que accedí al tratamiento. Por suerte eso hoy cambió”.

En 2012 Adam recibió un segundo diagnóstico: Linfoma de Hodgkin (un tipo de cáncer en el sistema inmunológico), pero la experiencia fue muy diferente: “A diferencia de cuando me diagnosticaron VIH esta vez tuve mucha compasión, amor y acompañamiento de las enfermeras y de todo el personal de salud”, describió.

Luego de tres años de quimioterapia, en 2015 el equipo médico que lo trataba le comunicó que no estaba respondiendo a la terapia, le pronosticaron seis meses de sobrevida y lo derivaron a cuidados paliativos. “Algo en mí dijo que ése no iba a ser el último capítulo de la vida de Adam, así que busqué otro equipo de médicos y allí apareció la esperanza: me ofrecieron un trasplante, un recurso que el grupo anterior había descartado por mi condición de persona con VIH, eso fue muy duro”, relató.

Meses después recibió el llamado que esperaba: “El doctor me dice que consiguieron un donante compatible y que no sólo me iba a curar del cáncer, sino también del VIH, era un milagro. Hasta entonces sólo se conocía la historia del llamado ‘paciente de Berlín’”.

Adam recordó aquellos meses como “un proceso de crecimiento personal”: “Cuando me dieron la posibilidad de trasplante mi vida cambió completamente. Ahí entendí que iba a ser parte de la historia y eso me dio una perspectiva diferente de la vida. A pesar de ser una persona con VIH yo no lo entendía, no sabía nada de su historia, y eso tiene que ver con un estigma interno que hace que no quieras saber demasiado. Lo ponemos de segundo plano, queremos que nuestra vida no se defina por tener VIH, pero entendí que hay partes que sí estaban definidas por eso”.

Después de que se confirmara la cura y revelara su identidad, Adam comenzó un camino de divulgación que lo convirtieron en un orador motivacional tanto para la comunidad científica como para otros sectores de la sociedad.

Actualmente es Embajador de la Esperanza para el VIH: “Mi objetivo es promover los últimos avances en la cura del VIH y ser centro de comunicaciones, puente y mensajero, dando esperanza para las personas que viven con VIH, especialmente en Latinoamérica. Muchas veces la barrera es un idioma, yo me alegro de poder hablar bien los dos idiomas”.

Para él, el estigma sigue siendo la principal batalla: “Mucha gente me pregunta si el estigma se acaba cuando estás curado, y yo les respondo que no, que simplemente evoluciona”.

La cura de VIH, ese horizonte cada vez más cercano

“Cuando hablamos de cura en el VIH hablamos de dos tipos: la cura erradicativa, que es la que tiene Adam, en la que no se detecta el virus de VIH en el cuerpo; y la cura funcional, que consiste en estimular el sistema inmunológico de modo tal que la persona pueda controlar el virus sin tomar medicación”, contó durante la conferencia el médico inféctologo Pedro Cahn, Director Científico de la Fundación Huésped. 

“Del primer tipo –continuó– existen siete casos, todos fueron trasplantados. Es un camino imposible de hacer porque los trasplantes son costosos y peligrosos; todas las personas trasplantadas tenían algún tipo de cáncer (ya sea linfoma o leucemia) y por eso es que se les indicó ese procedimiento”.

Respecto a la “cura funcional”, Cahn señaló que existen en la actualidad dos estrategias que se están investigando: “Una es ‘block and lock (bloquear y cerrar)” que consistiría en bloquear las células que actúan como reservorios del VIH para impedir que salgan de ahí; y la otra estrategia es exactamente lo contrario, se llama ´shock and kill (golpear y pegar)’ y consistiría en presionar a las células para que expulsen el virus y ahí matarlo. En ambos casos todo está en etapa de investigación, pero se está mucho más cerca de eso que de la cura erradicativa“.

¿Cómo fue la de Adam, el paciente de Londres?

“Adam Castillejo es uno de los siete casos que logró la remisión (o sea, el control de la infección en ausencia de tratamiento antirretroviral) y quizás hasta la erradicación completa del virus de VIH, a través de una intervención que fue el trasplante de células hematopoyéticas (conocidas como células madre) a la que se sometió porque tenía una enfermedad oncohematológica que no tuvo respuesta a la quimioterapia habitual”, explicó a elDiarioAR la investigadora y especialista en enfermedades infecciosas Natalia Laufer.

Laufer, que desde su lugar en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS UBA-CONICET) acompañó a otra paciente que logró naturalmente mantener el virus indetectable sin tratamiento, detalló que “en el caso de Adam, el donante tenía una mutación genética (llamada deleción delta 32) que hace que no se expresen los receptores que el virus utiliza para ingresar en las células. Dicho de otra manera, si imaginamos que el virus tiene una llave, los receptores serían como la cerradura; sin ésta, el virus no puede ingresar”.

La investigadora describió que “antes de recibir un trasplante de médula ósea, para evitar que el cuerpo lo rechace, lo que se hace es eliminar todas las células asociadas al sistema inmune. Luego de realizarse el trasplante, las células hematopoyéticas tienen que llegar a la médula del receptor y empezar a producir nuevas células”.

“En ese momento –continuó– muchas veces se produce lo que se llama ”enfermedad de injerto contra huésped“, que implica que el nuevo sistema inmune empieza a atacar a algunas células del receptor. Adam Castillejo tuvo esto y en un punto se cree que pudo haber sido necesario para terminar de eliminar las células donde el virus del VIH había quedado guardado (los famosos reservorios)”. 

Tras el trasplante, Adam Castillejo continuó el tratamiento antirretroviral unos meses, luego lo suspendió y nunca volvió a ser detectable. Además, cuando buscaron virus en las células donde quedan guardados no detectaron ningún provirus que tenga capacidad de reproducirse.

El primero de los siete pacientes que tuvieron este tipo de cura, que Cahn denominó “erradicativa” fue en Berlín, su nombre era Timothy Brown y falleció en 2020 a causa de la leucemia; el segundo fue Adam, en Londres; a éste le siguieron Paul Edmonds, de City of Hope (Estados Unidos), un hombre en Düsseldorf (Alemania), una mujer en Nueva York (también Estados Unidos); un hombre en Ginebra, y otro hombre apodado como “nuevo paciente de Berlín”.

También hay dos personas que tuvieron una “cura” natural, es decir, que de algún modo logran mantenerse con virus indetectable sin tratamiento antirretroviral; una de estas personas es la paciente “Esperanza”, de la que Laufer fue una de sus médicas. 

“Adam –y todas esas personas– están vivas gracias a la ciencia. Sin ciencia no hay posibilidad de avanzar. Creo que no necesito agregar mucho más. Quienes estamos aquí entendemos el valor que eso tiene, a pesar del contexto que estamos viviendo”, disparó Cahn al finalizar la conferencia.

Una una nueva infección cada 4 minutos

“América Latina es una de las tres regiones donde subió el número de infecciones. Desde 2010 han aumentado un 9% en contraste con una reducción global del 36%. Además, cada cuatro minutos una persona se infectó con VIH en 2023 en la región”, señaló por su parte  Luisa Cabal, Directora Regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe.

Según los últimos datos del organismo internacional, 2.3 millones de persona viven con VIH en América Latina y el 96% de los recursos utilizados en la respuesta a la pandemia por este virus fueron recursos nacionales.

“Observamos que es necesario invertir en programa de prevención combinada incluyendo la aplicación del acceso al PrEP (Profilaxis pre exposición, es decir, tratamiento a aquellas personas en riesgo)”, indicó Cabal. 

También enfatizó la necesidad de “fomentar el compromiso político para garantizar el acceso y la cobertura de servicios para las poblaciones clave (hombres que tienen sexo con hombres, personas trans y trabajadoras sexuales)”.

Según el registro de ONUSIDA, en estas poblaciones el aumento de casos fue mucho mayor: las nuevas infecciones crecieron un 20% entre los hombres que tienen sexo con hombres; un 19% en las mujeres trans, y un 42% en las trabajadoras sexuales.

No obstante, la mortalidad en todos los casos ha disminuido, lo que implica una mejora en el acceso al tratamiento.

El XXI Simposio Científico de Fundación Huésped, que comenzó hoy y se extenderá hasta el viernes, contó con más de 1.900 personas inscriptas. A lo largo de estas tres jornadas, investigadores, referentes de la sociedad civil y profesionales de la salud, presentarán novedades y avances en VIH, enfermedades transmisibles, vacunas y salud sexual y reproductiva. 

NC/MG

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