Desvelos amarillos, la vuelta de Jodie Foster
Ni las personas que escriben, ni los medios, ni el público. Nada se renueva tanto como dicen. Pero esto no es una queja, aclaro, es apenas una descripción de un loop más vital de lo que se cree (somos los ritos, somos nuestras repeticiones, somos lo que insiste, una remera que). Una vez más asistimos por estos días a la proliferación de textos, rankings, reflexiones alrededor del Blue Monday, el lunes azul, ese supuesto día más triste en todo el mundo que llega una vez que pasaron las fiestas y el entusiasmo de la novedad del año nuevo se pincha como un globo que lleva varias horas inflado. Todo lo que parecía promesa o potencia se destiñe, se marchita, se vuelve azul.
Pero ya nos referimos a ese color en este espacio (somos los ritos, somos nuestras repeticiones, somos lo que insiste, otra remera que) con una selección de tesoros azules que pueden leer por acá. Es el color más popular, el que siempre gana en las encuestas entre los favoritos. Hace poco, también, anotamos algo sobre los destellos rojos, así que preferí no ir por ese camino. Sin originalidad pero con ganas de seguir en esta ola arbitraria y cromática, pensé esta vez en completar el tridente de los colores primarios con el amarillo.
Del sol a la fiebre y al oro, del encanto de las hojas de otoño a la maldición en los teatros, de Van Gogh a la bilis, de los taxis en las películas al submarino beatle, del fuego a Los Simpson, el amarillo es un color ubicuo, intenso y, por qué no, a veces siniestro, que me gusta mucho. Anoté, como un desvarío más, algunas imágenes al azar que me vienen a la cabeza cuando pienso en este color.
Uno. Amor amarillo. El disco, la canción de Gustavo Cerati y la tapa que diseñó Alejandro Ros (acá pueden leer algo sobre la trastienda de ese trabajo) están teñidos por una luz y por un amor que encandila. “Cuerpos de luz corriendo en pleno cielo/cristales de amor amarillo”, canta con suavidad Cerati. Cuando trabajábamos en el libro Quién es la chica, con mi amigo Tomás Balmaceda entrevistamos a la artista visual y DJ Cecilia Amenábar, pareja entonces de Cerati e inspiradora del primer disco solista del músico, que salió en 1993. Nos recordó que siendo muy jovencitos viajaron a Tulum, México. “Ahí nos compramos unos collares, eran como de una resina petrificada, como el ámbar. Y empezamos a juntar cosas. Yo dibujaba, tenía agendas con colorcitos. Entonces pegábamos hojas, piedras y lo que encontrábamos”, nos contó. Más adelante, también nos regaló una imagen, que siempre imaginé amarilla y que se quedó conmigo hasta hoy: “Podés tener romances, novios y eso, pero cuando chocás con un meteorito y saltan estrellas, para mí, es una sola vez. Hay gente que quizás enviuda o se separa y rehace su vida. Pero a nosotros nos pasó que era un amor tan fuerte y tan deslumbrante que es difícil que se vuelva a repetir algo así. Además trajimos dos hijos increíbles. Yo creo en los astros. Y creo que hay cosas inspiradoras que vienen de arriba”.
Dos. Infierno amarillo. El pelo de las cinco hermanas Lisbon, protagonistas de Las vírgenes suicidas, de Sofia Coppola: del rubio brillante al opaco, al que quiere y no puede, al ceniza. La película ofrece un catálogo cromático que anticipa un submundo sofocante y silencioso, en una casa llena de ocres, de ámbares, de objetos amarillos que hacen de semáforos. Se cocina algo que inquieta entre vestidos con flores, en eso que parece angelical y que está lleno de cortinados: precaución. Quizá la escena más elocuente en este sentido sea la de la fiesta forzada que tiene lugar en un sótano con luces, lámparas y sillones que salpican amarillo por todos lados. Una fiesta amarga, subterránea; un infierno del que Cecilia, la menor, se escapa. La misma que poco antes le había dicho al médico que no podía entender su sufrimiento: “Obviamente, doctor, usted nunca ha sido una chica de 13 años”.
Tres. Desvelo amarillo. El amarillo es el color ominipresente en Taxi Driver, de Martin Scorsese. Por el taxi, evidentemente, pero también por la gráfica de la presentación. Y por las luces de la ciudad que a la noche le abren una senda tímida al protagonista, le marcan un camino posible. El amarillo es el color de los papeles donde hace anotaciones hasta que se convierte en el color del desborde. El amarillo es, más que nada, el color del desvelo. Antes de que todo estallara, había quedado estampado en uno de los primeros diálogos.
–¿Por qué quieres ser taxista, Bickle?
–No puedo dormir por las noches.
Después de este paréntesis cromático y disperso, se quedan con una nueva edición de Mil lianas.
1. Lecturas de verano, segunda entrega. Una vez más, y con la intención de recuperar publicaciones que no llegaron a tener la cobertura que se merecían o, simplemente, para ofrecer una selección de algunos libros notables a quienes estén buscando lecturas por estos días, armé por acá la segunda entrega de Lecturas de verano.
En esta ocasión, las tres publicaciones que elegí rondan el siempre difuso rubro de la no-ficción, con algunos matices. Se trata, además, de obras que por distintos motivos me impactaron mucho y que fueron escritas por tres autoras argentinas: la novelista y poeta Libertad Demitrópulos (1922-1998), la escritora Sylvia Iparraguirre, y la investigadora y gestora cultural Daniela Pelegrinelli.
La segunda entrega de Lecturas de verano puede leerse en este enlace.
2. True Detective: Tierra nocturna. Lo habíamos contado por acá: entre todas las novedades que llegan durante enero al streaming se destaca el regreso de True Detective. Se trata, en realidad, de una serie con temporadas autónomas que comparten entre sí una realización impecable, investigaciones de casos policiales truculentos y una estilización a veces un poco subrayada. Pero los elencos y los contextos van cambiando. Esta vez, cuando se anunció la realización de True Detective: Tierra nocturna, la cuarta entrega de la creación del escritor Nic Pizzolatto, apareció un condimento que llamó la atención de varios: la protagonista sería la actriz Jodie Foster.
Finalmente, la serie se lanzó el 14 de enero por HBO y HBO Max y los próximos domingos se irán estrenando los cinco capítulos restantes. El primer episodio, como buen inicio de una historia policial, presenta un escenario, un caso, las víctimas y las personas que estarán a cargo de la investigación. La acción transcurre en un pueblo minúsculo de Alaska que se llama Ennis, lleno de personas hoscas que circulan en un terreno hostil; de chismes y de conflictos internos (algunos vinculados con la protección ambiental, otros con los pueblos originarios y distintos tipos de violencias). Está por empezar esa temporada en la que es de noche todo el tiempo. Unos científicos que trabajan cerca de allí, en la Estación de Investigación del Ártico Tsalal, desaparecen repentinamente. Las convocadas para resolver el enigma son dos mujeres que también tienen sobre sus espaldas más de un secreto: Liz Danvers (Foster) y Evangeline Navarro (Kali Reis). El planteo inicial combina la intriga de lo que pudo haber ocurrido a estos científicos con crímenes previos, con el peso (todavía poco claro) con el que cargan las investigadoras y con un costado en apariencia sobrenatural que apenas despunta en el primer episodio. Impactante desde lo visual, con actuaciones inquietantes de las protagonistas, habrá que ver cómo continúa.
True Detective: Tierra nocturna se puede ver en HBO y HBO Max.
3. Camila Fabbri. En la primera entrega de Lecturas de verano comenté la novela La reina del baile (Anagrama, 2023), de Camila Fabbri (si se les pasó, pueden leerlo por acá). Hace unos días tuve la oportunidad de entrevistar a esta escritora, para hablar de ese libro. En la charla, por supuesto, salieron otros asuntos sobre los que ella ofreció su mirada: eso que se menciona como “la sororidad”, la vida de las mujeres de treinta y pico, los mecanismos de subsistencia para quienes se dedican al arte en sus distintas variantes en países de América Latina, entre otros.
La entrevista con la escritora argentina Camila Fabbri se puede leer por acá.
Apostilla. El escritor Juan Mattio (hablamos de su último libro por acá, aviso por si se les escapó) anunció el lanzamiento de La nación de los sueños diurnos, una bitácora virtual de sus lecturas alrededor de la literatura extraña, esos libros ubicados, como dice él, “en la galaxia de lo weird”.“La idea es construir un trazado que conecte libros que están en ciertas márgenes del campo literario y que nos ayuden a pensar esta realidad tan rara que enfrentamos”, adelantó y compartió un blog donde irá volcando las reseñas (se puede ver en este enlace).
La primera entrega es sobre la novela Dios duerme en la piedra (Fiordo, 2023), de Mike Wilson. “A los lectores de La Carretera de Cormac McCarthy, Plop de Rafael Pinedo o Quema de Ariadna Castellarnau, les va a interesar”, adelanta Mattio.
Banda sonora. De todo esta vez. Por supuesto que sumé varias canciones de Amor amarillo y también temas que tienen como protagonista ese color. Pero hay más. Hablábamos arriba de la nueva temporada de True Detective y encontré una lista interesante de canciones “de e inspiradas en” en la nueva entrega de la serie, como aclara su autor. Están Billie Eilish, Sigur Rós y Portishead, entre otros.
Por último, leí hace poquito que los integrantes de la mítica banda escocesa Mogwai están por lanzar un documental sobre su carrera. Se llama If the Stars Had a Sound y va desde sus inicios hasta la actualidad.
Les dejo a mano el tráiler y varias canciones de este grupo que me fascina se suman a nuestra banda sonora compartida. Como siempre, pueden encontrarla y escucharla por acá.
Bonus track. Hablamos varias veces en este espacio de Aki Kaurismäki. Si no llegaron a verla en el cine, a partir de hoy Hojas de otoño, su última película, está disponible para ver por streaming en Mubi. Atención que, además de ser hermosa, tiene varios guiños amarillos.
Posdata. Gracias por los mensajes de aliento que me mandaron después de la entrega de la semana pasada. El cuaderno rojo sigue igual, eso sí.
¡Hasta la próxima!
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