“Proteger no es delito”: el inédito fallo que absolvió a una mujer extranjera juzgada en Argentina por secuestro internacional de sus hijos
En un fallo inédito que “sienta nueva jurisprudencia” a nivel nacional y latinoamericano, un tribunal porteño absolvió a una mujer de nacionalidad francesa acusada de sustracción internacional de menores por entender que la razón principal para haber huido con sus hijos fue la convicción de que los niños de 7 y 10 años estaban en serio riesgo con su progenitor sospechado de haberlos abusado sexualmente. La decisión de los jueces va en línea con lo argumentado por la defensa y organizaciones feministas, en el sentido de que “proteger no es delito”.
La sentencia cuyos fundamentos se conocieron esta semana, corresponde al titular del Tribunal Oral Criminal y Correccional Nº 22 Adrián Paduczak y se produjo en el marco del juicio que se llevó a cabo en contra de Michelle Laure Youayou, una mujer de 45 años nacida en Costa de Marfil que desde hace 5 está impedida de establecer contacto con sus hijos, ahora bajo cuidado exclusivo del padre y denunciante que vive con ellos en Francia.
Es que, al tiempo que Michelle perdía la tenencia compartida ante los tribunales de familia franceses, éstos habían desestimado por falta de mérito las acusaciones de abuso sexual en contra del progenitor.
“Los roles de protección asignados socialmente a las madres no pueden valorarse en su perjuicio cuando se enfrentan al dilema de cumplir con una manda judicial o legal del que deriven circunstancias de desprotección para sus hijos, o incumplirlas (…) para realizar una conducta protectoria adecuada”, dijo el juez en sus fundamentos.
En ese sentido, el magistrado se pronunció a favor, además de “habilitar una nueva instancia de la teoría del delito” que incluya la denominada “perspectiva de género” dado que “la doctrina tradicional” caracterizada por “una aplicación altamente objetiva del derecho penal vigente, (…), en la práctica, no siempre resulta suficiente para hacer justicia”, en tanto puede soslayar “principios fundamentales como los de igualdad y no discriminación”.
La sentencia cobra aún más relevancia en el contexto adverso que representa un Gobierno nacional cuyo vocero anunció el pasado 27 de febrero que se avanzará en la prohibición de la utilización del lenguaje inclusivo y “todo lo referente a la perspectiva de género” en la administración pública nacional, y que también “se van a iniciar actuaciones para prohibir todo lo referente a la perspectiva de género en toda la administración pública nacional” por tratarse de “un negocio de la política”.
“A mí me sacaron a mis hijos el 31 de mayo 2019 en Parque Lezama, porque yo estaba prófuga queriendo proteger a mis dos amores”, dijo Michelle en diálogo con elDiarioAR
A partir de esa detención que la mantuvo 15 días presa en el penal de Ezeiza, ella no pudo ver más a sus hijos ni tampoco salir el país tras los pasos de los niños, dado que hasta la absolución producida esta semana, le fue retenido su pasaporte europeo.
Es que ocho meses antes de ese operativo en la plaza del barrio de La Boca, ella había sido declarada en rebeldía por la justicia argentina por incumplir la orden del Juzgado Civil Nº 87 que le mandaba presentarse el 4 de septiembre de 2018 en Ezeiza para embarcarse con sus hijos rumbo a Francia, en cumplimiento de la sentencia que ordenaba su restitución al progenitor.
Michelle había llegado con sus dos hijos a la Argentina el 9 de mayo de 2016, “después de haber luchado en Francia durante dos años para protegerlos”, en un recorrido que se inició en 2014 cuando el mayor le habló por primera vez de prácticas sospechadas de abuso sexual por parte de su progenitor, las mismas que el hijo más pequeño también le contaría tiempo después.
“En Francia no me escucharon a mí ni a mis hijos. Tampoco la justicia quiso protegerlos”, dijo.
“Llegamos acá pensando que sería distinto, pero (en las justicia argentina) tampoco nos escucharon cuando con distintas organizaciones advertimos sobre el peligro que corrían mis hijos si tenían que volver con el padre”, agregó.
Incluso, la justicia civil argentina ordenó la restitución al padre a pesar de que diferentes pericias psicológicas e informes psiquiátricos confirmaron indicios de abuso y el Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes dictaminó que “proceder a la restitución de los niños a Francia importa colocarlos en una situación de riesgo para su salud física, psicológica y emocional, al exponérselos a posibles situaciones de revictimización”.
“No tengo ningún tipo de contacto con mis hijos desde hace cinco años. Traté de hacer como pude para que ellos sepan que no los olvidé, pero me sacaron totalmente mis derechos de madre. El progenitor me cortó todo vínculo con mis hijos, incluso también con la escuela que era la única forma de tener alguna noticia”, dijo Youayou.
“Este año el mayor va a cumplir 15 años y el menor 12 años. Mi único deseo, que estoy esperando con mucha angustia, es volver a estar con ellos porque a mí me sacaron cinco años de la vida de mis hijos y a ellos le sacaron cinco años de su mamá que sólo quiso protegerlos”, dijo.
La mujer definió como “una tortura para ellos y para mí” a esta separación impuesta, “porque ellos están viviendo con él y yo no tengo un segundo de paz, porque quién puede estarlo cuando tenemos la prueba más importante (del riesgo que corren), que son los dichos de mis hijos a quienes siempre creí y siempre voy a creer”.
Por su parte, la abogada defensora de Michelle y titular de la organización Red Viva, Sara Barni, recordó que “la que empezó pidiendo la absolución fue la fiscal que logró entender, a medida que íbamos presentando la prueba, que esto era una injusticia” dado que todas las pruebas y testimonios presentados en el juicio “terminaron hablando maravillas Michelle y de como ella cuidaba a sus hijos”.
Y si bien celebró este fallo innovador que deja a Michelle más cerca de reencontrase con sus hijos, reconoce que los tiempos para eso podrían dilatarse si la querella decide apelar.
La abogada hizo hincapié además en cómo no solamente no se escuchó a los niños y sus relatos de abuso sexual, sino cómo “el mero archivo por falta de mérito” de esa causa en Francia, quiso ser usada por la querella en contra de la madre, en el juicio que se le siguió aquí por secuestro internacional.
“Primero que el progenitor nunca pasó por la justicia penal en Francia y todas son sentencias de juzgados de familia igual que en muchos casos de acá, que te dicen ‘la madre está loca, no se investiga, se van con el padre y se acabó’. Entonces no remiten la causa al fuero penal e incluso utilizan lo dicho por el fuero de familia en las causas penales que después ellos inician contra las madres”, dijo.
Además, la letrada considera que, tal como había ocurrido antes en Francia, operaron en contra de Michelle “todos los estereotipos”, vinculados a su condición de mujer negra migrante de origen africano y empobrecida.
“Este es un caso que sienta jurisprudencia, definitivamente y los fundamentos del fallo van a ser muy útiles para otros casos análogos, y no necesariamente referidos al secuestro de niños –como este caso– sino revinculaciones forzosas, delitos de desobediencia y demás”, dijo el otro abogado del equipo de la defensa, Andrés Bonicalzi el pasado 6 de marzo, después de oír la absolución.
Es decir, en casos en los que también la asimetría de poder entre hombres y mujeres no sólo le pone un límite a ellas en el ejercicio de este deber de cuidado, sino que vuelve a la justicia en su contra al punto de cortarle toda comunicación con los hijos a los que estas madres buscaban proteger también cuando el peligro es encarnado por los progenitores
En ese sentido, Barni explicó que el planteo principal de la defensa ante el tribunal fue “preguntarle hasta dónde, en un código hecho por hombre y para hombres, tienen permitido cuidar las mujeres”, un cuestionamiento que recoge en sus fundamentos la sentencia absolutoria que “sienta un precedente” porque allí “por primera vez un juez entiende que ese deber de cuidado impuesto (a las madres) tiene que tener una correlación de fuerzas, y que no te lo pueden dar y exigir sólo porque alguien le conviene y cuando no, te lo quitan”.
“Vos en el código tenés el deber de cuidado del médico, el deber de cuidado del que maneja, y el deber de cuidado que nos impone la sociedad a nosotras…pero después cuando nos lo creemos, somos secuestradoras y nos persiguen internacionalmente. Hay que tener en cuenta aquí que dos países se vinieron en contra de una sola mujer que quería defender a sus hijos”, agregó.Red Viva, Sara Barni,
Hay que tener en cuenta aquí que dos países se vinieron en contra de una sola mujer que quería defender a sus hijos
“Ahora el juez dijo ‘a la teoría del delito, le falta perspectiva de género’ y sería la primera vez que se absuelve una mujer por haber cumplido con su rol de cuidar. Creemos que así como un agente de policía no se puede hacer el tonto ante un delito aunque esté de franco porque el estado policial lo tiene las 24 horas, lo mismo pasa con el deber de cuidado en las madres”, dijo.
Barni hizo hincapié en la contradicción que implica que “el deber de cuidado (en relación a los hijos) te lo hacen ejercer todos los días a la fuerza”, pero en el caso de que ese deber de cuidado transforme a las madres en denunciantes de los progenitores y preserve a sus hijos del contacto con quienes ellos identifican como su agresor, “resulta que no estamos aptas para llevarlo adelante”.
“Cuando conviene que vos lo hagas gratis para que el hombre crezca, para que el hombre tenga oportunidades, está bárbaro incluso si esto implica no tener acceso a un título jerarquizado como él, que pudo hacer una carrera de ingeniero y tiene un poder adquisitivo mucho mayor. Pero al momento de hacer una denuncia contra un hombre que violenta o abusa a sus hijos nosotras, que no estamos jerarquizadas, perdemos el estatus de todo, hasta de madres”, dijo.
Conteniendo el llanto, Michelle se reconoce “muy cansada” después de este proceso que se alargó cinco años, “pero estoy de pie”, decidida a seguir adelante hasta alcanzar su principal objetivo que es “volver a ver a mis hijos y decirles: ‘ahora estoy, no tengan miedo’”.
“También quiero que los reconozcan a ellos como víctimas y que me devuelvan mis derechos de madre”, agregó.
Además, reconoció que “sería la persona más feliz del mundo” si su caso “pudiera ayudar a otras mujeres” porque es consciente que muchas madres pasan por lo mismo por ser mujeres, más allá de su condición de migrantes o su color de piel.
Por el momento, Michelle no tiene trabajo y se sostiene con la ayuda de diferentes organizaciones, pero durante la pandemia conformó un grupo musical de la que es vocalista y compositora.
Con su banda “MaMaMiYou” –un acrónimo conformado con parte de los nombres de ella y sus hijos– llegó a grabar cuatro temas que pueden escucharse en su canal de Youtube (https://www.youtube.com/@MaMaMiYou-vq4ig) y a presentarse en diferentes eventos.
Las canciones son el mejor canal que encontró para contar su historia y expresar lo que siente, plasmado particularmente en la canción “La hora de acostarse”.
“No hay un solo día que no piense en ustedes/mi mente está todo el día conectada con ustedes/Así es, no puedo hacer nada/Sabiendo el dolor que me espera, cuando los veo/ el dolor que transita mi carne,/ el dolor que descarga toda mi alma”, dice allí.
MAA/MG
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