Un resumen semanal de política internacional a cargo de nuestro responsable del área de Mundo, Alfredo Grieco y Bavio. Serán diez puntos geográficos para pensar nuestro presente cada vez. Vías de acceso a una realidad que excede por mucho las fronteras de la Argentina.
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EEUU y Paraguay son los dos únicos países del mundo donde el rojo es el color de la derecha. Sondeos y medios habían sido heraldos de un hondo tsunami púrpura en las elecciones norteamericanas del martes. Ese temor demócrata resultó infundado, pero al mundo no le falta qué temer, según la Newsletter de Mundo de elDiarioAR que enviamos cada jueves
11 de noviembre de 202214:10 h
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Una convención a la que el tiempo recubrió con la pátina democrática del consenso había establecido en EEUU que la mejor novela sobre su Guerra de Secesión (1860-1865) es una nouvelle de 50 mil palabras. La roja insignia del coraje fue publicada en New York en 1895. Su autor murió un lustro más tarde al sur del Imperio Alemán, en el Ducado de Baden, a los 28 años de edad. Cuando Stephen Crane nació en New Jersey en 1871, había pasado un decenio desde la primera bala cruzada entre los estados del Sur separatista y confederado (y esclavista) y los estados del Norte unionista y federal (aunque no propiamente abolicionista). La Guerra Civil había concluido, la esclavitud había sido abolida y el Sur había sido ocupado militarmente.
La novela corta de Crane cuenta la historia de un desertor, un soldado raso que huye de la guerra después haberse enrolado voluntariamente, contra la voluntad de su madre, a la que le había hecho saber que los principios morales de él eran sin duda más elevados que los de ella.
Después de escapar de la línea de fuego, se entera de que el Norte ganó la batalla. Y busca provocarse alguna cicatriz bermellón, alguna insignia roja, que desmienta que había perdido el coraje a la hora decisiva.
En EEUU, rojo es el color de los republicanos (el partido de Abraham Lincoln, el presidente del Norte durante la Guerra Civil) y azul el de los demócratas (un partido tradicionalmente del Sur).El martes el país celebró unas elecciones de importancia local, regional, y global, eligió quién gobernará en el Congreso de Washington y quién gobernará en los estados en los próximos dos años. Todo anunciaba una gran victoria roja. Fue modesta, estrecha, suficiente y mezquina.
Los que creyeron todo ganado como el ex presidente republicano Donald Trump y los que creyeron casi todo perdido como el presidente demócrata Joe Biden operaron violentos recálculos retrospectivos en sus GPS para reasignarse insignias. Y tímidamente al principio, más impudorosamente después, en la Casa Blanca y en el Washington Post empezaron a reasegurarnos que ellos sabían desde siempre que El mundo es azul como una naranja , según reza el título de la Newsletter Semanal de Política Internacional de elDiarioAR que cada jueves les llega a quienes se suscriben, y que hoy publicamos aquí y así.
1. Bolsonaro se aleja más rápido, Trump no vuelve tan pronto
Las elecciones del 8 de noviembre marcaron la mitad del mandato de Joe Biden en la Casa Blanca, como signan la mitad de la vida útil de cada nuevo inquilino de la Casa Blanca. EEUU eligió al nuevo Congreso federal en Washington (todas las bancas de la Cámara de Representantes y un tercio de las del Senado) y a 36 de los gobiernos de los 50 estados de la Unión.
En sus proyecciones, en sus opiniones, no en sus gustos, a los medios de comunicación respetables, a las empresas de sondeos, a los demócratas, a las personas más educadas de EEUU el voluntarioso y optimista azul demócrata se les volvía frío y pesimista rojo republicano.
Avizoraban una ola roja que más deploraban cuanto más crecía. Una victoria determinante, y acaso avasalladora, de las candidaturas republicanas, que dominarían el Congreso.
Colores e ideologías se invierten al cruzar cruzar el Ecuador y pasar del mayor Estado federal del hemisferio boreal a la mayor República Federativa austral. Pero los fenómenos son a la vez equivalentes en varias de sus estructuras políticas más básicas, y coetáneos. Apenas 7 días distancian en EEUU y en Brasil las frustraciones de las expectativas electorales del presidente Jair Messias Bolsonaro y el expresidente Trump. Uno pintado de azul, otro de rojo. Pero dos derechistas personalistas.
2. Trump, de rojo Fox brillante a los tonos colorados sin brillo de flamencos y Florida en día nublado
Antes de la aurora del miércoles en EEUU, restallaba de color rojo, como una bandera en un huracán, el triunfalista Donald Trump, republicano profundo carmesí. Al que los demócratas temen presidente nuevamente en 2024, y a quien temperamentalmente nada satisface más que el crecimiento de ese temor rival: Y mejor cuando el miedo induce a progresistas y demócratas y élites a la parálisis y la vergüenza: expresamente prenunció Trump cuánto disfrutaría en la noche del martes electoral ver “humillado” a Biden: ver perder, o deslizarse a la irrelevancia, al veterano político que en las presidenciales de noviembre de 2020 lo había privado de reelección.
En las décadas de 1980 y 1990, los dos partidos de gobierno, demócrata y republicano, seguían en EEUU una misma estrategia en las encrucijadas electorales, particularmente en las de medio término: morigerar en público al máximo la expresión previa de altas expectativas de victoria antes de la elección. Una vez que se habían contado los votos, los candidatos siempre habían superado objetivos artificialmente bajos.
Karl Rove cambió radicalmente el método republlcano en 2000. El jefe de campaña de George W. Bushtrasmutó la modestia en jactancia. Según un cálculo diferente de los réditos: la estimación de que una exaltación triunfalista creciente hasta el Election Day arrastraba votos. Y que mejor era capitalizar objetivos artificiales antes y no después de las elecciones.
Desde entonces, la mayor parte de los candidatos republicanos emularon a Rove, también en esta elección de medio término del martes 8 de noviembre.Y desde luego, Trump.
El método Rove no sólo rehusó esta vez todo beneficio de los que se promete portador, sino que el decalaje entre la edad de horas imaginada y la edad de plomo sucio de las pobres urnas bien contadas debilitó la posición del partido Republicano. El presidente n°45 de EEUU voló sin asiento en el Air Force 01 desde la jactancia estratégica de la mañana y de meses y semanas hasta la modestia inducida por la caída del sol y el ábaco constante del escrutinio adverso. Postergó el anuncio de la candidatura del expresidente para la carrera 2024.
3. Lula, del rojo revolución repiqueteado al rosa viejo elegante y eficaz
Lula es desde hace décadas ante todo un hombre de Brasilia, como primer estadista de su país que él es. Como también lo es Bolsonaro, y como Biden es hombre de Washington
Si los tres presidentes llegaron a instalarse en los Distritos Federales brasileño y norteamericano para continuar sus promovidas carreras en estas urbes únicas, ciudades sin otra función mayor que la de ser capital política y administrativa de sus países, fue gracias al voto que los convertía en representantes, y los hacía ganadores de un cargo electivo. Sólo tardíamente conocieron el clímax Ejecutivo en las máximas oficinas de Planalto o de la Casa Blanca.
Si el actual presidente llegó a Brasilia para quedarse después por 19 años en el Congreso federal, lo debe que este paulista nativo es carioca de adopción y representó como diputado a Río de Janeiro antes de ganar el Ejecutivo en 2018. No poco debe la folklórica performance histriónica bolsonarista a la exuberancia turística de boteco playero en la cidade maravilhosa de carnaval, sunga y favela.
Si el presidente electo ganó los tres balotajes en las siete elecciones a las que se presentó como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), antes de la primera presidencia de 2003 había llegado a Brasilia tras ganar un cargo legislativo en el Congreso. Ex obrero y ex sindicalista de izquierda militante contra la dictadura, Lula ejerce dos representaciones simultáneas de dos etapas sucesivas de su vida inicial como migrante económico, y capitaliza ambas en las elecciones.
Pernambucano de nacimiento, encarna e interpela al pobre Nordeste como nunca podrá hacerlo el ex capitán del Ejército Bolsonaro, originario del rico Sudeste.
Pero Lula encarna también a las clases trabajadoras, al proletariado del Sudeste, donde migró para entregar su trabajo a cambio de un salario como obrero de fábrica en la industria metalúrgica. Fue en el estado de San Pablo donde organizó movilizaciones y huelgas exitosas, alguna vez de 40 días, en los que se declaró la fundación simbólica de la 'República de San Bernardo', por el suburbio fabril que concentraba a la metalurgia y las automotrices.
El rojo revolucionario de la época épica de la dictadura nada ha perdido de su vibrante resonancia que la Historia amplía con su eco. Llegado a Brasilia, Lula nunca cambió de ideas, pero desde siempre supo que las palabras y los modales debían someter la abierta ilimitación de los fines a la parsimonia de la limitación de los medios. Hoy el equipo ecónomico soñado por el presidente electo es diferente a uno que se orientara, es verdad que con escasa fortuna profetizable, hacia la economía soñada por el PT.
4. Dos nordestes muy diferentes, dos septuagenarios muy parecidos
La comparación automática de Bolsonaro con Trump, de la que nadie se privó, acaso sea menos rica en consecuencias útiles que un paralelo forzado entre Lula y Biden. Estos dos presidentes, candidatos de los partidos de gobierno de la izquierda mainstream de los dos países más importantes de cada hemisferio americano, son contemporáneos pero también coetáneos. Son personas mayores: Biden va a cumplir 80 años este 20 de noviembre, Lula cumplirá sus 80 el 27 de octubre de 2025, antes de concluir su tercer mandato presidencial.
Los dos vienen de sus respectivos Nordestes nacionales. El Nordeste brasileño es una región, de diez estados, que concentran 30 millones de habitantes, sobre un total de 200 millones en el país, pero que sólo contribuyen con el 13% del PBI nacional: son los menos educados. En los dos vecinos estados norteños y amazónicos, los más ricos en superficie, los más pobres en habitantes, la población es mayoritariamente de origen nordestino. Es una región que dio votos a Lula, siempre, y que esta segunda vuelta de 2022 le aseguró su victoria.
El Nordeste de EEUU, en cambio, habita la población mejor educada del país, y los estados son ricos. Sin embargo, Biden, como Lula, es católico, de familia numerosa, de origen trabajador y proletario.
No dejan de aportar, numéricamente, los estados del Nordeste americano, demócrata, al partido de Biden, y a esta elección donde el aborto fue un tema movilizador para la población mejor educada. También, por una contingencia. En EEUU hay 50 estados, y cada uno envía dos senadores al Congreso de Washington. En el Nordeste están varios de los estados más pequeños de EEUU, y algunos de los menos poblados. Cada uno, sin embargo, suma dos bancas demócratas más en la cámara alta del Capitolio.
5. Los rendimientos marginales decrecientes de la capitalización electoral del voto repudio
Lula y Biden enfrentaron, y vencieron, a formas novedosas de organizarse el electorado anti-intelectual y anti-élites sociales y culturales en el centro de movimientos insurgentes de la sociedad americana que irrumpieron en la esfera pública con demandas urgentes en la segunda década del siglo XXI. El mayor parecido entre Trump y Bolsonaro es el haber detectado sentido y dirección de esta emergencia e insurgencia. Estas dos enfáticas personalidades de la derecha surfearon ese oleaje con tan buen sentido de la oportunidad precisa como para situarse en la cresta de una lola de vanguardia, y dotarla de una identidad cohesiva donde reconocerse en ese avance.
Que ese avance tuviera límites determinados por los mismos mecanismos que habían hecho posibles la velocidad y el asentamiento de las nuevas figuras de derecha quedó demostrado por la derrota de Bolsonaro en el balotaje, que lo privó de su reelección. Como en 2020, dos años antes, había sido privado Trump.
El voto repudio fue servicial en las dos derrotas, de Bolsonaro y de Trump. En los Congresos de Brasil y de EEUU, hay una diferencia del valor del repudio en las respectivas elecciones legislativas, y que depende de las diferencias de los sistemas electorales. Cuando, como en Brasil, el voto es proporcional, no hay voto repudio en las legislativas; cuando, como en EEUU, la elección es distrital, por circunscripciones, las posibilidades y variantes de repudiar son enormes.
6. Cuando el negacionismo se choca con algún No
En estas semanas, todo condujo a que una alianza entre el actual presidente norteamericano y el presidente electo brasileño se fortaleciera de antemano mucho antes de que Lula asuma en Brasilia. En el balotaje presidencial del 30 de octubre, Biden no tardó más de 45 minutos en reconocer la victoria de Lula, cuando fue dada a conocer ya sin hesitación. Lula habría sido un aliado de primera importancia si una mayoría republicana trumpista victoriosa el martes en las elecciones de medio término buscara descertificar elecciones pasadas o futuras. O deslegitimar las presidenciales de noviembre de 2020.
Las dos peores conjeturas que habían movido a la Secretaría de Estado norteamericana fueron anuladas por los acontecimientos. Ni Bolsonaro desconoció la victoria de Lula, ni las elecciones norteamericanas de medio término vieron un triunfo de la nueva ola derechista republicana apoyada por Trump.
7. Dos Congresos todavía más parecidos
Lula y Biden enfrentan dos Legislaturas en las que no cuentan con mayorías. Más acá de hacer avanzar iniciativas de leyes propias, los dos Ejecutivos necesitan la autorización del Ejecutivo para enfrentar gastos inmediatos.
En Brasil, para cumplir Lula una promesa de campaña de primer orden, que también estaba en el primer lugar de las promesas de Bolsonaro. Conservar en 600 reales el monto del Auxilio Brasil, el mayor plan social, con mayor número de beneficiarios (una gran proporción en el Nordeste). Y más fondos para Farmacia Popular, el sistema de subsidio de medicamentos. Y si fuera posible para otros planes, además. Ahora, el Presupuesto 2023 fue votado, aprobado, sancionado, y ya es Ley. Hace falta un Proyecto de Enmienda Constitucional, para modificar el gasto.
El Centrón derechista que gobierna el Congreso demuestra cómo gobierna Brasil. Le ofreció los votos a Lula. A cambio de que no intente modificar el llamado 'presupuesto secreto', el sistema de multimillonarios gastos reservados que favorece a diputados y senadores derechistas. Se ha caracterizado a este sistema como forma de corrupción, de compra del voto con recursos estatales, más inexpugnable que los escándalos de Odebrecht o Petrobras. A diferencia de aquellos, este es legal. Lula había prometido, en campaña, ponerle fin.
El martes, en la conferencia de prensa que dio después de las elecciones, Biden lanzó su llamado a los republicanos: “Trabajemos juntos”. El mismo que lanzó en enero de 2021, al inicio de su mandato. Y en sólo dos leyes pudieron trabajar juntos: los fondos para renovar la infraestructura de comunicación vial, fluvial y marítima y la reconversión energética. A esos acuerdos se llegó exactamente un año atrás, el 15 de noviembre de 2021. Nada más desde entonces, y ahora deben pensar qué hacer para elevar el techo de gastos autorizado, para que la administración pública no tenga que cerrar. Y además, hay que buscar acuerdos para la inflación, el cambio climático, y la guerra en Ucrania.
8. Así en Washington como en Brasilia, del impeachment tan temido líbranos Señor
A la primera persona que llamó por teléfono Lula, entre las de los poderes preconstituidos, después de confirmarse su elección, fue a Arthur Lira, presidente de la Cámara de Diputados. Le preguntó por su padre, la salud de ese antiguo senador del Centrón, como su hijo. Lo llamaba, le dijo, para que la transición se hiciera del mejor modo posible. En la campaña, Lira había apoyado la reelección del derrotado Bolsonaro.
Lira tiene una agenda. Ser reelegido presidente de la Cámara de Diputados por la nueva Legislatura que asume en enero. Quiere el aval de Lula y del PT. ¿Por qué Lula lo llamó primero? Porque Lira tiene la lapicera de iniciar impeachments. Y la derecha del Centrón tiene bancas de sobra en el Congreso para votar el juicio político y sentenciar la destitución del presidente.
Biden llamó a Kevin McCarthy, el futuro presidente republicano de la Cámara de Diputados, que sustituirá a Nancy Pelosi en enero. Californiano como ella, este republicano no quiere nada de Biden. Por el estricto bipartidismo norteamericano, McCarthy ya tiene los votos para la presidencia. Y los republicanos, y Trump, quieren iniciarle un impeachment a Biden, para condenarlo por la retirada de las tropas de Afganistán.
9. Ecuador cuelga entre los dos hemisferios
El pasaje a un parlamentarismo de hecho, como en EEUU y Brasil, también se ha advertido en Perú y en Chile. Particularmente, en el Ecuador de Guillermo Lasso.
Una escalada de violencia y crímenes campeó sobre las ciudades ecuatorianas de Guayaquil, Durán y Esmeraldas en medio del puente festivo que arrancó el último jueves de octubre hasta el domingo por el Día de Difuntos (2 de noviembre) y la conmemoración de la Independencia de la ciudad andina de Cuenca (el día 3).La mañana del lunes 31 de octubre, en Esmeraldas, ciudad capital de la provincia costera con el mismo nombre, amaneció con dos cadáveres colgando de un puente peatonal en pleno centro de la ciudad. Las 24 horas siguientes se registraron al menos18 atentados con explosiones y balaceras en Esmeraldas y Guayaquil, que incluyeron daños a las Unidades de Policía Comunitaria. Los negocios cerraron, algunas escuelas suspendieron las clases y la gran parte de la población se refugió en sus casas en tanto sucedieron atentados explosivos, asesinatos y enfrentamientos armados entre las fuerzas de seguridad de las cárceles y los reclusos. El desencadenante de esta violencia en permanente latencia, que se volvió patente otra vez mas, fue la resistencia de los internos de la Cárcel Número 1 conocida como la Penitenciaría del Litoral en la ciudad de Guayaquil en la provincia de Guayas a ser trasladados a otros recintos.
10. Venezuela vuelve, el Amazonas quiere volver
La presencia de Nicolás Maduro en la COP27 y su propuesta conjunta de la Gran Alianza Amazónica con el presidente izquierdista Gustavo Petro signa las nuevas relaciones entre Venezuela y Colombia como así también el cambio de la posición internacional respecto al presidente del país de mayor reserva de petróleo en el mundo
“Together for implementation” (Juntos para la implementación) resalta sobre un fondo azul, en la sede de la ciudad balnearia de Sharm el-Sheij en Egipto, para dar la bienvenida a los cientos de líderes políticos y científicos de todo el mundo, que participan desde el 6 al 18 de noviembre en la cumbre número 27 de la Conferencia de las Partes (COP), creada en 1995 para el combate contra el calentamiento global por las Naciones Unidas. Entre los asistentes, la presencia muy significativa de los presidentes Gustavo Petro de Colombia y Nicolás Maduro de la República Bolivariana de Venezuela.
Una ambiciosa protesta para proteger a la mayor región de bosque tropical del planeta fue planteada por los presidentes Petro, Maduro y su par de Surinam, la ex Guayana Holandesa, Chan Santokhi, en la tercera jornada de la COP27. “Si alguna responsabilidad tenemos los sudamericanos es detener la destrucción del Amazonas e iniciar un proceso de recuperación coordinada, eficiente, consciente”, aseguró el presidente Maduro. Durante su intervención, Santokhimanifestó que las autoridades deben “velar por el bienestar de las personas que viven en las selvas, los recursos naturales, los ríos, las culturas de las comunidades y sus vínculos con la selva”.
El mandatario colombiano Petro reiteró la promesa formulada el día anterior: Colombia se ha comprometido a entregar 200 millones de dólares anualesdurante 20 años para la conservación de la Amazonía que comprende parte del territorio de Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Bolivia, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa y se encuentra en riesgopor la deforestación y los incendios de las últimas dos décadas.
AGB
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