Premio Sara Gallardo: cuáles son y de qué tratan las novelas finalistas
La tercera edición del Premio Nacional de Novela Sara Gallardo avanzó a la fase decisiva por estas horas con el anuncio de la selección de las diez novelas finalistas que competirán para llevarse la distinción impulsada por el Ministerio de Cultura de la Nación, que tiene como finalidad premiar novelas escritas por mujeres y que otorga 1 millón de pesos para la autora ganadora.
Según anunciaron esta semana los organizadores, para esta tercera edición del concurso se presentaron 79 novelas provenientes de diferentes provincias, “con distintas voces y narrativas, y editadas por sellos independientes, universitarios y por grandes grupos editoriales”.
El comité de preselección –integrado por representantes de la Dirección Nacional de Promoción de Proyectos Culturales, y las escritoras Romina Zanellato y Laura Sbdar– eligió de ese conjunto 33 obras que luego fueron puestas a consideración del jurado, que en esta edición está integrado por las escritoras Ángela Pradelli y Eugenia Almeida, y el escritor Julián López.
Luego de un análisis en conjunto, el jurado terminó seleccionando las diez novelas finalistas. A continuación, un repaso por cada una de ellas.
1. Derroche, de María Sonia Cristoff. Una novela de fragmentos, una secuencia de textos rotos y alucinantes, de correspondencia incompleta, para usar el nombre de uno de sus capítulos. Con una exhibición notable de estilos y también con mucho humor, María Sonia Cristoff despliega una intriga en cuotas: Lucrecia, una mujer joven que trabaja en el mundo académico porteño, recibe como herencia un misterioso tesoro enterrado en algún lugar de La Pampa. Se trata del legado de Vita, su tía abuela. Lejos de una estructura tradicional, el camino de Derroche es el de la sucesión de narradores y de registros. Este destacado libro de 2022 también es finalista del Premio Fundación Medifé-Filba.
Derroche, de María Sonia Cristoff, salió por Literatura Random House. Más sobre la novela, en este enlace.
2. Estas piedras, de Yamila Bêgné. “¿Cómo narrar un duelo? ¿Cómo descomponerlo en todos sus rostros, sus esquirlas? ¿Cómo atraparlo, revelarlo, volverlo palpable?”, se pregunta la escritora Mariana Travacio en la contratapa de este libro. Esa búsqueda es la que intenta, con una prosa límpida, Dina, la narradora de Estas piedras de la escritora argentina Yamila Bêgné. Y lo hace con un texto dividido en tres: una sucesión de fragmentos en tres tiempos, en los que les habla a su madre, a su pareja y a su hermana muerta. Con un poder de observación impactante, la autora se mete ahí, en lo inaprensible de un dolor íntimo, mientras intenta descifrarlo en la materialidad de las piedras que seleccionaba, registraba y coleccionaba su hermana.
Estas piedras, de Yamila Begné, salió por Omnívora Editorial. Más sobre el libro, en este enlace.
3. Furor fulgor, de Ana Ojeda. “Furor fulgor arranca con un Gobierno agobiado por las reivindicaciones de las bases feministas a quienes –entiende– algo hay que darles para apaciguar un nivel de planteísmo que percibe como inaguantable. Por no entregar la redistribución de la riqueza o la modificación del aparato productivo, les cede el lenguaje. Cree que es un gesto sin costo (¡gratis!) y festeja la picardía con alegría. Saca DNU en el que, como reparación histórica, manda a todo el mundo a hablar en femenino no marcado. La imposición cae pésimo en distintas capas de la sociedad y coincide con un ciberataque a cargo de grupete de femihackers que, para ayudar a que el patriarcado tropiece, apaga primero Google y luego, directamente, la Internet. Feministas de todas las tendencias marcan este acontecimiento como Año 0. Mientras todo esto sucede, en un oscuro rincón de Boedo, Tootoo Baobab hace abandono de hogar porque #HARTA de ser mucama de aliado compañero e hijo común. Sus pies inquietos la llevarán a sumarse a las revueltas que toman las calles, la Revolución feminista..”, señaló Ana Ojeda sobre su novela en este texto que publicó en elDiarioAR. Un libro que, en palabras de la escritora Laura Ramos, “le tuerce el cogote al habla española, revuelca en el barro a la literatura argentina, con conciencia de clase y de género y de métrica y verso. Ruda e ilustrada, con desternillante humor funerario y rima chisposa, tiene la ínfula y el don para reescribir la historia patria”.
Furor fulgor, de Ana Ojeda, salió por Literatura Random House. Por acá, un texto de la autora sobre la cocina de su libro. En este enlace, el primer capítulo del libro.
4. San Miguel, de María Lobo. “Tal vez la alianza más eficaz para andamiar un relato sea contar la historia —atravesada por la dispersión de los afectos en este caso— develando el mismo proceso de escritura. A ello se aventura María Lobo en esta novela, al revisitar los lugares comunes del enamoramiento de dos escritores recluidos en una estancia literaria, mientras afianzan su oficio y, al mismo tiempo, mientras se va montando la propia urdimbre novelesca. En San Miguel, la protagonista narra estos avatares en el pespunteo de varios procesos de escritura (su sesgada versión de los hechos, los fragmentos de las producciones literarias, un permanente loop de historias de videoclips, canciones y películas)”, apunta Carlos Hernán Sosa sobre este libro de la escritora tucumana María Lobo.
“Con todas estas sedimentadas referencias, la novela sincera las herramientas de su compleja recursividad. Reflexiona, además, sobre la instancia de escribir literatura, la procedencia de voces autorales y los públicos previstos, desconfiando siempre del imperio de centros sobre periferias”, agrega.
San Miguel, de María Lobo, salió por la editorial Qeja.
5. La despoblación, de Marina Closs. “En el Guayrá, una misión jesuítica en el medio de la selva, el padre Antonio Ruiz y su fiel ayudante, el padre Jesús Maceta, viven sus días imbuidos en un cristianismo profundamente creyente e igualmente alucinado. Entre aborígenes y niños músicos que siguen sus enseñanzas y sus órdenes, los días y las aventuras se suceden. El cristianismo de la misión está repleto de leyes y prohibiciones, que en primera instancia parecen caprichosas. Para que no falte nada, se presenta Overá, que se dice Hijo de Dios, nacido de ”un rayo de luz guardado nueve meses en un cántaro“, y hermano de Jesús. La presencia de Overá desconcierta y trastoca la vida de la misión”, señalan los editores de esta novela de la escritora Marina Closs, nacida en Misiones y autora, entre otros, de los libros Tres truenos y Pombero.
La despoblación, de Marina Closs, salió por el sello Blatt & Ríos.
6. Cuando nadie nos nombre, de Luciana Sousa. “Una memoria no puede ser completa y tiene mucho de subjetivo”, le dijo la escritora y periodista Luciana Sousa a la agencia Télam sobre el telón de fondo de Cuando nadie nos nombre, su segunda novela, que llegó luego de la primera y muy elogiada Luro. El libro narra la historia de una mujer que regresa a la casa materna a partir de la muerte de su abuelo después de más de diez años y ese retorno la impulsa a indagar en la historia familiar, en los silencios, los objetos y en la memoria colectiva de un pueblo en La Pampa que cayó en el olvido.
Cuando nadie nos nombre, de Luciana Sousa, salió por Tusquets.
7. El año en que debía morir, de Natalia Moret. Aislada en el campo, en el momento más frío y oscuro de un invierno de encierro, una mujer de cuarenta y dos años espera el resultado de una biopsia a la misma edad en la que su madre murió de cáncer. En ese limbo transcurre la novela de Natalia Moret, publicada por Ediciones B. Una reflexión sobre la maternidad y el mapa familiar.
“Pienso en los sacrificios que posibilitaron mi subsistencia, mi crecimiento y mi educación. El sacrificio de mi madre, de mi abuela, de todas las mujeres que vinieron antes. Digo sacrificio y pienso en animales desangrándose en un bosque para el deleite de dioses. Pienso en mis hijas hablándome cuando no las escucho, demasiado ocupada en otra cosa. Pienso en mi madre, que tal vez nunca quiso ser madre. ¿Se puede odiar la maternidad y amar a un hijo?”, reflexiona la narradora de la novela.
El año en que debía morir, de Natalia Moret, salió por Ediciones B. En este enlace se puede leer un fragmento del libro.
8. Barro, de Natalia Rodríguez Simón. “De esta espesura verde y agua que ahoga las he visto emerger. Salieron como animales, como animalas, más bien. Reptiles: una mano confundida con un pie delante de otra mano o de otro pie, endemoniadas por el dolor, retorcidas como posesas. Se me fueron acercando como moscas. Yo no las conocía ni me imaginaba que ahí en lo espeso vivían ellas y algunos ellos que aparecían poco. Cómo me iba a imaginar que vivían ahí, quién podía sobrevivir ahí entre el barro y los bichos y las bestias”. Así comienza Barro, de Natalia Rodríguez Simón, una historia contada a tres voces en donde se narra desde distintas perspectiva la vida en comunidad en una geografía exuberante y salvaje. Este libro, que publicó el sello independiente Mardulce, también es finalista del Premio Medifé-Filba.
9. La verdad de una noche, de Sol Montero. Una socióloga argentina llega a Francia para cursar un doctorado que la llevará a indagar en los juegos de azar como práctica social hasta sumergirse en un mundo más personal: el legado de su padre jugador. En ese universo se despliega “La verdad de una noche” (Ediciones B, Colección Cerca de la verdad), la primera novela de Sol Montero.
La verdad de una noche, de Sol Montero, salió por Ediciones B. En este enlace, un fragmento del libro.
10. Quebrada, de Mariana Travacio. Lina junta coraje y se va. Se va con dos cantimploras, un atado de ropa y unas semillas que le dio la curandera del pueblo. Lo que Lina deja atrás es una tierra yerma: una tierra quebrada llena de espinas que arañan el viento. Relicario, su esposo, no la acompaña: le dice que a los muertos no se los abandona y la deja ir. Así comienza Quebrada (Tusquets) de Mariana Travacio. Un texto que avanza, tal como apuntan sus editores, “con una cadencia hipnótica, sobre los desarraigos y las pérdidas que conllevan las migraciones”.
La novela Quebrada, de Mariana Travacio, salió por Tusquets.
UN PREMIO POR LA IGUALDAD
“La convocatoria apunta a fortalecer políticas culturales con perspectiva de género que contribuyan a la erradicación de las disparidades existentes y que garanticen la igualdad de oportunidades. Se trata de un certamen orientado a reconocer y visibilizar la narrativa actual argentina, escrita por mujeres cis, lesbianas, travestis, trans y no binarios con el objetivo de premiar la mejor novela publicada el año pasado en la Argentina”, informó sobre el Premio Sara Gallardo en un comunicado el Ministerio de Cultura de la Nación.
El nombre del galardón representa un homenaje a la figura de la destacada escritora y periodista argentina Sara Gallardo. En las ediciones anteriores resultaron ganadoras las obras La sed de Marina Yuszczuk (2021) y Kaidú, de Paula Pérez Alonso (2022).
AL
0