Comienza a regir la baja del impuesto PAÍS: dudas sobre su impacto en precios, temor en la industria y más ajuste fiscal
El Gobierno publicó este lunes el decreto 777/2024 por el cual hizo oficial la rebaja del 17,5% al 7,5% la alícuota del impuesto PAÍS y, de esta forma, ya entró en vigencia para la importación de bienes y fletes. La merma no alcanza a la importaciones de servicios del exterior, desde los gastos de turismo en el extranjero como los pagos de streaming tipo Netflix o comercio electrónico al estilo Amazon.
Entre los considerandos del decreto, el Ejecutivo señaló que “en el marco de las medidas adoptadas con el objetivo de contribuir a la estabilización de los precios, resulta necesario reducir la alícuota del Impuesto PAÍS para las operaciones de compra de billetes y divisas en moneda extranjera efectuadas por residentes en el país para el pago de obligaciones por la importación de determinados bienes y por la adquisición de servicios de fletes y otros servicios de transporte por operaciones de comercio exterior”.
Con la rebaja del impuesto PAIS, el Gobierno espera que a partir de septiembre los precios de los productos con componentes importados comiencen a bajar. Sin embargo, analistas de uno de los bancos que más acierta en sus pronósticos económicos advierten que el impacto será moderado en los valores que encuentren los consumidores.
“Hay conversaciones sobre el impacto porque es primera vez que pasa que baja un impuesto, pero la rebaja tiene más posibilidades de afectar los precios mayoristas que los minoristas”. Es decir, tanto las producciones nacionales que usan insumos importados como los importadores de bienes finales puede que no trasladen directamente la reducción al consumidor. En los supermercados ya lo advierten, dado que además la baja del gravamen coincide con nuevos aumentos de luz, gas y combustibles. En cambio, en concesionarias de autos anticipan un abaratamiento de las cotizaciones.
En el banco, los analistas continúan su explicación: “No es la primera vez que baja el tipo de cambio nominal, como en este caso con la rebaja del impuesto PAÍS, pero en 2018, por ejemplo, no trajo deflación sino que moderó las subas pautas y generó un colchón para mantener los precios en los meses siguientes. Además, recordemos el impuesto PAÍS no incluía alimentos y energía. Su rebaja puede impactar en electrodomésticos y textiles”.
“Creo que en septiembre vamos a ver una baja de precios”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, en recientes declaraciones. Este lunes, comentó en X: “Hoy comienza la baja del impuesto país. Los sectores beneficiados se han comprometido a bajar precios. Es importante para la sociedad que cumplan. La desconfianza de la gente no es solo con los que gobernamos, sino también con el empresariado que saca provecho extra de estas medidas. La gente tiene que ver reflejado en sus finanzas que éste es el camino correcto: bajar la inflación, bajar impuestos, recuperar el crédito para las personas y pymes y eliminar regulaciones. ¡Vamos Argentina!”. En privado, Caputo ha lanzado amenazas a empresarios.
La carga del tributo en cuestión en el precio de venta final con IVA puede ser de 2%, 4% y 6% para ciertos bienes nacionales que utilizan insumos importados, dependiendo la estructura de costos, según informa la agencia de noticias NA. En el caso que la incidencia sea del 2%, la reducción del tributo implicaría una baja de precios como máxima del 1,1%. Es decir, un producto que cuesta $1.000 podría pasar a valer $11,4 menos. Si el peso sobre el precio que paga el consumidor es del 6%, la disminución sería del 3,4% o $34.
La rebaja del PAÍS beneficia por un lado la producción nacional que utiliza insumos importados pero, por otro, perjudica a aquella que compite con los productos extranjeros. Sobre todo, en un momento de caída del mercado interno se corre el riesgo de que las pocas ventas que se concretan queden en manos de bienes del exterior. Encima, el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, viene eliminando diversas medidas que frenaban la competencia desleal desde el extranjero. No por nada, la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra) reclamó que se asegure que “el crecimiento de las importaciones no afecte negativamente en la producción local”. Las industrias textil, de electrodomésticos, calzado y juguetes también están preocupadas.
En particular, inquieta que este abaratamiento de importaciones ocurre en un momento en que el peso está sobrevaluado, lo que encarece la producción local de bienes y servicios como el turismo. Así lo demuestra el tipo de cambio real (ajustado por inflación) multilateral (en relación al dólar, euro, yuan y real), del propio Banco Central (ver abajo). Ya está más bajo que en octubre pasado, antes de la devaluación de diciembre, o de abril de 2018, cuando el dólar saltó por los aires y desbarató el plan económico del entonces ministro de Hacienda de Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, de quien era su par de Finanzas, Caputo, y de quien ocupaba la presidencia del Central, Federico Sturzenegger, hoy a cargo del Ministerio de Desregulación.
La disminución del PAÍS también impacta en la recaudación tributaria. En especial si se tiene en cuenta que un cuarto del fuerte ajuste fiscal de Milei en el primer semestre del año provino del aumento del PAÍS del 7,5% al 17,% al comenzar su gobierno en diciembre. Pero economistas consideran que la mengua del gravamen no complicará el objetivo del déficit cero, que resulta un dogma inclaudicable para un fanático como el jefe de Estado.
En el banco antes citado prevén que los $1,7 billones que se dejen de recaudar de septiembre a diciembre se compensan con la restauración del impuesto a las ganancias a los empleados que más cobran, el adelanto de Bienes Personales por cinco años a cambio de rebaja de alícuota y el cobro de multas del blanqueo. Por si fuera poco, también se impusieron a último momento en septiembre recortes de subsidios a la luz, el gas y el transporte público a la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
AR/DTC
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