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Testimonio

Kaly Simons, votante de Milei arrepentida: “No le importa nada de los trabajadores y los comercios”

Kaly Simons, kioskera, votante arrepentida de Milei.

Alejandro Rebossio

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No es fácil encontrar a algún arrepentido de haber votado a Javier Milei. Las encuestas en general reflejan que el 56% de los argentinos que lo votó lo sigue apoyando, entre los que le tienen fe ciega hasta los que empiezan a dudar. Por eso resulta notable que después de publicar una nota sobre los bancos, las empresas de energía y de alimentos como grandes ganadores del primer semestre de experimento libertario, una lectora se comunique con este cronista para contar que ella sí se arrepiente, que lo votó en primera vuelta y en el balotaje y que, como comerciante desde los 18 años hasta sus 54 actuales, como kioskera desde hace 12, observa que la política económica del Presidente apunta contra los pequeños comercios y contra sus clientes. Se llama Kaly Simons y cuenta con un local en la zona de Tribunales. Lo abre desde las 6.30 hasta las 19.

“No soy ni peronista ni de ninguna corriente, pero buscaba un cambio. Nunca voté peronismo, aunque viste que en la Unión de Kioskeros (UKRA) son muy peronistas casi todos”, cuenta sobre la organización a la que pertenece y donde ha estrechado amistad con sus dirigentes. En las primarias, Kaly votó a Patricia Bullrich frente a Horacio Rodríguez Larreta, pero en primera vuelta prefirió al ascendente Milei que a la figurita repetida de la Piba. “Lo voté convencida, era una persona nueva. Me parecía que iba a ser positivo. Con los otros ya lo sabemos: se roban todo. También estaba estancada la economía. Pero esto para mí es peor. Había mucha inflación y a cada rato (los proveedores) mandaban listas (de precios), listas, listas. Aumentaba, aumentaba, aumentaba. Era algo terrible, pero igual la gente compraba.”

Su clientela son sobre todo quienes van a trabajar a Tribunales y turistas extranjeros, que también comenzaron a caer con el encarecimiento de la Argentina en dólares. “No hay tantos turistas como antes.” En 2023, pese a todo, tenía demanda y así podía viajar. “Hice muchos viajes internos en la Argentina, con amigos. Me fui de vacaciones, tenía que cerrar el quiosco, pero me iba. No te digo vacaciones largas, pero fines de semana.”

En cambio, estos fines de semana largos debió abrir el kiosco. “Lo trabajé porque me representa, aunque tenga que vender dos Malboro Box. Vengo por el pancho y la Coca. Vengo porque así uno es más que cero. Aunque haga cuatro ventas. Quiero venir igual porque no tengo plata para pagar todo, porque no me alcanza. Tuve que pedir prestado a mi hermana para pagar la luz, cuando me vino el primer aumento porque no podía pagarlo. Estoy resistiendo y no sé hasta cuándo. Espero poder continuar, pero claramente es muy complicada la situación. Ni hablar de irme de viaje ni nada. Olvidate.”

“La parte económica de Milei no me gusta para nada porque para el comercio es lo peor. Quizás en otras partes como seguridad no sé todavía. Puede ser que no esté tan arrepentida, pero en lo económico sí estoy muy arrepentida. Es mucho el gasto, los impuestos, la luz, el gas. Al sacar los subsidios de manera abrupta, no paulatina, es mucho lo que tenemos que pagar y no hay venta, no hay consumo. La gente busca segundas marcas, va a los supermercados. De hecho, cierran cuatro quioscos por día”, exagera un poco Kaly.

El vicepresidente segundo de UKRA, Ernesto Acuña, reconoce que cierran kioskos, pero carece de una cifra precisa y admite que los locales de barrio son muchas veces reemplazados por otros de cadenas como El Jevi, Open 25 Horas, 365 o Cartu.

“Este Gobierno hace para que figuren solamente las grandes cadenas, los supermercados. A todos los chicos los quiere limpiar. Yo estoy claramente convencida”, lamenta Simons.

“El alquiler, que me sube cada seis meses por inflación, se me fue al doble en marzo. Yo pagaba $20.000 de luz y se me fue a $120.000. Es una locura. Por el agua pagaba $12.000 y se fue a $32.000. Así aumentaron todos los costos y no se vende. No dan los números. Nunca tuve tan poca venta como ahora en 12 años de kiosko ni en mi vida de comerciante que empezó a los 18, ni con (Fernando) De la Rúa”, recuerda sobre el gobierno de 1999 a la crisis de 2001. Celebra que al menos no sufrió el aumento del boleto de transporte público porque va en auto, pero admite que paga más nafta y que se le hace complicado dejarlo en la calle por los mayores controles de tránsito que está desplegando el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. No le da para alquilar una cochera por $50.000.

“Está jodido para todos los rubros, pero a mí me da esta sensación de que este gobierno hace solamente para la clase alta, no le importa nada la gente trabajadora, los comercios. No le importa nada”, cuenta Kaly y se queja por que “ellos dicen que no hay inflación, que no aumentan las cosas pero es mentira”. Y enumera: un aumento de los cigarrillos Massalin, otro de Coca-Cola, otros “no muy grandes” pero que varían entre 15%, 10% y 8%. “Todavía hay”, advierte, en coincidencia con relevamientos de consultoras sobre alzas de alimentos en junio.

A diferencia de los supermercados, en su kiosko no ha visto que ningún proveedor le enviara listas con rebajas a lo largo de 2024. Con los saltos de diciembre y enero, y ante el temor de que se le venciera, puso en promoción en ese entonces algunos alfajores. Otras veces se encuentra con clientes que dejan el producto cuando se enteran del precio: “Pasa con algún chocolate o alguna pastilla, que que de repente vos les decís $800 y te dicen '¿800?' y se van. Pero no es tan masivo.”

Kaly tiene una hija que estudia en la universidad pública y votó también a Milei: “Está callada, no dice nada. Un día me dijo: 'Mamá, hoy están todas las luces apagadas'. Ahora creo que eso que está más o menos normalizado. Pero hay paros”. La kioskera de Tribunales ya perdió la fe en que Milei pueda revertir la crisis actual: “Para mí, miente cuando dice que bajan la inflación y los precios. No ve la realidad como es. No le importa nada de la gente, está de viaje, con sus cosas. No me gusta el ministro de Economía (Luis Caputo) que puso porque ya estuvo con (Mauricio) Macri, ya tuvimos una experiencia con él (era ministro de Finanzas y después presidente del Banco Central). Yo si sabía que traía este ministro de Economía, no lo hubiese votado. No tengo esperanza. Milei dice que en no sé cuántos años... no es así. Para mí es un chamullo”. No le cree cuando el Presidente promete convertir a la Argentina en EE UU en 35 años.

AR/MG

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