Análisis
A diez días del referéndum que cambió a Cuba: de la discriminación sexual y de género a la legalidad del matrimonio igualitario
El domingo 26 de septiembre, las cubanas y cubanos han acudido al referéndum por SI o NO al nuevo Código de las Familias cuya aprobación el convirtió a Cuba en el noveno país de América Latina en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, detrás de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica y México. En otros puntos más significativos se encuentra el fin del matrimonio infantil, disposiciones frente la violencia de género y la legalización de la gestación subrogada.
Gabriela Esquivada, ensayista y periodista argentina, autora entre otros libros del singular ensayo sobre la mayor isla del Caribe Ya tú sabes: Expedición al enigma cubana de La Habana a Miami entre Fidel , Raúl, Obama y Trump (2018), detalla “el Código que entró en vigencia el 28 de septiembre autoriza el matrimonio igualitario, la gestación subrogada gratuita -la llaman 'solidaria', aunque en la vida real es altamente improbable que no termine tarifado por izquierda-; reconoce a madrastras y padrastros como tutores; permite que se inscriba a los hijos con el orden de apellidos que se desee (no más papá primero, mamá segunda); permite que los abuelos puedan asumir responsabilidad parental que es algo importantísimo en un país con altísima tasas de emigración; establece los 18 años como edad mínima para el matrimonio: prohíbe el matrimonio de menores; legisla contra la violencia doméstica, incluso cuando los agresores se meten con cosas como la custodia de los hijos o intentab prohibir que estén en contacto con los abuelos por el lado del cónyuge agredido y a favor de la protección de los derechos de los ancianos, los menores y los discapacitados”.
La nueva Ley consagró que la homosexualidad, antes perseguida, sea protegida por el Estado cubano. Y cuida mejor a la minoridad, señala Gabriela Esquivada: "los abuelos pueden asumir responsabilidad parental: algo importantísimo en un país de emigración".
El matrimonio igualitario debió ser aprobado en la Constitución proclamada el 10 de abril de 2019. La nueva Carta Magna había sido anunciada y alentada por el expresidente Raúl Castro, sucesor de Fidel Castro, que debido a su enfermedad había traspasado el poder a su hermano después de haberlo ejercido con increíble liderazgo durante casi 47 años. Desde la Revolución Nacional de 1959, y en las tres décadas que siguieron, Cuba había sido el país de la revolución posible, el que enfrentó al imperialismo y ofreció amplios beneficios populares gracias a su alianza con la Unión Soviética y actuó en la política internacional, y particularmente en el hemisferio occidental, durante la Guerra Fría, como enemigo favorito de EEUU.
Raúl Castro asumió oficialmente la presidencia de la isla en el 2008 y emprendió reformas en algunos sectores de la economía nacional. Después de dos mandatos quinquenales, entregó el poder al ingeniero electrónico Miguel Díaz Canel. En su discurso de despedida frente a la unicameral Asamblea Nacional, Raúl Castro detalló la impronta de su gestión en una Cuba regida por la Constitución de 1976, modificada en 1992 y 2002, que debía ser reemplazada o reformada debido a las condiciones cambiantes del país y del mundo en los últimos años. Un equipo de trabajo de 605 diputados, presidido por Raúl Castro, durante los meses de agosto y noviembre de 2018 elaboró el proyecto que fue sometido a consulta en las calles y en los centros laborales.
El artículo 68: “la unión entre dos personas”
Dentro del proyecto de la nueva Constitución, el artículo 68 que modifica el concepto de matrimonio “la unión voluntaria entre un hombre y una mujer” a “la unión entre dos personas” originó fuertes polémicas entre las iglesias y la comunidad LGBTI+. A pesar de su misma historia de estigmatización y exclusión social y política - en la Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) estuvieron juntos homosexuales y religiosos como también intelectuales y otras personas non gratas al gobierno castrista - y de haber compartido en los inicios de los 90’ el reconocimiento oficial a las Iglesias y a la ideología de género y las identidades sexuales disidentes, sus caminos se bifurcaron en cuanto al artículo 68. Las Iglesias, que cuentan para su ejercicio un espacio de diálogo y relativa legitimidad con las estructuras gubernamentales, mayor capacidad organizativa y de movilización y el apoyo económico redes y prestigiosas fundaciones internacionales afines, salvo excepciones que pusieron a prueba la regla, presentaron un pensamiento conservador, fundamentalista.
El activismo LGBTI+ con un discurso y un accionar en la esfera pública fragmentado abogó por un pensamiento humanista, liberador. Mariela Castro, hija de Raúl Castro, dirige el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), fundado en 1989 que abogó por el SI. Esquivada pondera que “ Es significa que este ella a cargo del Centro, no sólo porque entre los pioneros de lo que se convertiría en ese centro estuvo su madre, Vilma Espín, desde la Federación de Mujeres Cubanas, sino porque su mero apellido equivale a una marca que garantiza el apoyo oficial a sus esfuerzos. El Cenesex, por ejemplo, se ha encarga de brindar tratamientos de reasignación de sexo, en todos los niveles médicos que se requieren, gratuitamente”.
Las campañas religiosas, activismo LGBTI+ y sus coreografías
A partir de la publicación del proyecto de reforma constitucional que promovía el matrimonio igualitario, las iglesias evangélicas desplegaron una inusual campaña opositora. Los representantes de la Iglesia Evangélica Pentecostal Asamblea de Dios, las Convenciones Bautistas Occidental y Oriental, la Liga Evangélica de Cuba y la Iglesia Metodista abandonaron sus templos y salieron a la calle para diseminar su eslogan: “Estoy a favor del Diseño Original. Matrimonio = Hombre + Mujer”, que propagaron en carteles y pegatinas en todo el país. En Guantánamo, Holguín, Pinar del Río, La Habana los evangelistas repartieron biblias mientras predicaban -según para ellos la voz de Dios- contra el matrimonio igualitario. En el predio de la Iglesia Metodista de Marianao en La Habana se reunieron más de 3. 500 fieles para testimoniar el “Clamor por la familia”; también en el Malecón, organizada por la misma congregación y por la Iglesia Metodista en Cuba. Las dos iglesias confirmaron votos matrimoniales frente al mar: más de 200 parejas, varones de traje y corbata y mujeres, con atuendos de novia afirmaron “amarse hasta que la muerte los separe”, y que “varón y hembra” constituyen la base de la familia tal “como Dios nos creó”.
En este escenario iluminado por acentuado fundamentalismo, la Iglesia Metropolitana en Cuba(ICM) difundió un testimonio audiovisual como parte de la campaña “Todos los derechos para todas las familias”, en la que se han unido la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM) y los proyectos Abriendo Brechas de Colores –LGTBI e Into Queer Havana. La ICM se define como la “primera iglesia cubana con un ministerio abierto y positivo a la comunidad LGTBIQ” y también a quienes adscriben a religiones afrocubanas, desaprobadas en la mayoría de las iglesias del país.
La Iglesia Católica de Cuba, cuyos fieles representan entre 60 y 70% de los 11.2 millones de habitantes de la isla también participó en contra al artículo 68. Con la excepción de Monseñor Wilfredo Pino Estévez, Arzobispo de Camagüey, reconocido por su mensaje de espíritu humanista y comprometido con los marginados “Mi modesta opinión” que predica: “Considero que todo Estado, nuestro Estado, debe garantizar y hacer respetar los derechos de todos sus ciudadanos[…] Deben tener los mismos derechos blancos y negros, mujeres y hombres, sanos y enfermos, de una religión o de otra, recién nacidos y ancianos, de una provincia o de otra, cultos e incultos, heterosexuales y homosexuales”.
El texto oficialmente publicado en la página web oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba provocó la réplica airada de un grupo de sacerdotes quienes difundieron “La agenda LGBTI de Wilfredo Pino Estévez Obispo de Camagüey- Cuba”, donde afirman: “La traición a Cristo ha sido consumada, de manos de un prelado del Oriente del país” y lamentan en palabras de los tiempos de la Inquisición “Horrible la deriva de estos tiempos para la fe y la auténtica caridad. El diablo retoza, con la opinión”. El Arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García en una declaración también publicada en el sitio web oficial de la Iglesia Católica cubana calificó el artículo 68 como un fenómeno “ajeno nuestra cultura” e “imperialismo cultural”.
Cuando los evangélicos, que representan el 10 por ciento de la población cubana, inundaron las calles con sus carteles, ciudadanas y ciudadanos y colectivos LGTBIQ+ feministas espontáneamente respondieron. Clandestina, la primera tienda online de ropa de diseño cubano, y La Marca, un estudio de tatuajes, propusieron la gráfica a favor del “diseño cubano” a las siluetas de hombre y mujer entrelazados agregaron cuatro composiciones más: mujer-mujer, hombre-hombre, mujer-hombre-mujer, hombre-mujer-hombre y añadieron. “Una familia ”muy original“. Imprimieron miles de estos diseños y los distribuyeron en la propia tienda y en la red de activistas de la comunidad LGBTI+.
Artículo 82: “unión entre cónyuges”
La comisión que elaboró el proyecto de reforma constitucional modificó el polémico artículo 68 convirtiéndolo en un nuevo apartado, el 82 que define el matrimonio como “una institución social y jurídica que se funda en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges”. El artículo comprende una disposición transitoria, según la cual la nueva Constitución, que fue aprobada con la participación del 86.85 por ciento de los votantes, debía convocar a una consulta popular para su aprobación.
“Es un momento muy decisivo el que se está viviendo en el país, el artículo 82 divide a la iglesia”, afirmó en esos momentos el reverendo Raúl Suárez, de 84 años en un salón del Centro Memorial Martin Luther King, una organización macroecuménica de inspiración cristiana que fundó y dirige. Suárez fue presidente del Consejo de Iglesias Ecuménicas de Cuba -al que pertenecen 32 denominaciones evangélicas de las 57 reconocidas en Cuba- pertenece a la Iglesia Bautista Ebenezer distintiva por su política inclusiva. Uno de sus tres pastores actuales es homosexual y varios de sus 150 feligreses también son gays.
Del lado conservador de los evangélicos, el fundamentalista Sandy Cansino de 46 años presidente de la Unidad Pastoral de La Habana había sostenido respecto al artículo 82, “Esto se ha vuelto una isla de turismo sexual. Homosexuales mayores están viniendo a tener relaciones con jovencitos. Es un panorama terrible. Si se legalizan estas medidas para los gays, se instaura también la prostitución en Cuba. Por eso es que están creando estos servicios de salud”. Cansino es un personaje aborrecido por los activistas de la comunidad LGBTIQ+ en Cuba a quienes todos los días enfrenta. Su perfil en Facebook es un campo de batalla, un ring de boxeo: para muchos la insignia del evangelismo virtual, su santo y seña.
Antes y después del referéndum revolucionario
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba expresó en un comunicado su oposición al matrimonio entre personas de mismo sexo, apelando a las palabas del prócer cubano José Martí : “el amor es la adhesión ardorosa e incondicional que un individuo de un sexo siente respecto a un individuo del otro. La diferencia de sexos es, no sólo su cualidad, sino su esencia característica”.
Una de las últimas actividades que organizó la comunidad LGBTI, antes del referéndum constitucional, para pronunciarse a favor del matrimonio igualitario, fue “Cubacolor”, una movilización promovida por activistas que se citaron en el Parque John Lennon del barrio del Vedado y se vistieron con los colores de la bandera de orgullo gay y se pintaron los cuerpos.
Referéndum, Código Penal y 11-J
Al reciente referéndum en el que ganó el SI respecto al artículo 82, le antecede la aprobación unánime por el Parlamento el 15 de mayo del nuevo Código Penal, que asfixia a través de la ley todo tipo de disidencia y se destaca en dos aspectos. El primero, más delitos son sancionados con la pena de muerte, y el segundo, se tipifican conductas que restringen el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de expresión y la de prensa. La permanencia de la pena capital, que en Cuba no se aplica desde el 2003 y en 2010 se conmutó al último sancionado a muerte, mantiene al país en la clasificación de Estados retencionistas .
La sanción del nuevo Código se produjo a diez meses de las masivas protestas que conmocionaron a Cuba en julio de 2021, consideradas las mayores manifestaciones contra el gobierno del Partido Comunista en seis décadas. A lo largo y ancho del territorio nacional se produjeron manifestaciones masivas en más de 50 ciudades bajo el grito “Patria y Vida” contra la administración del presidente y primer secretario del Partido Comunista, Díaz Canel. El deterioro de la situación social en barrios empobrecidos; las enormes dificultades para conseguir alimentos; el nuevo desgate en la situación sanitaria después de varios meses de una política muy exitosa contra la pandemia de covid-19; la tendencia a desconocer, limitar y hasta criminalizar el disenso; la ineficiente estrategia comunicativa, que tiende a ocultar errores e insuficiencias propias mediante el argumento de que “la culpa la tiene el bloqueo” fueron poderosas razones que hicieron posible el 11J a la vez que mostraron la pérdida de persuasión del argumento de que “todo se debe al bloqueo” aunque esta sea una verdad comprobable. La represión desmedida contra manifestantes pacíficos provocó una reacción adversa dentro de la sociedad cubana como en el entorno Las organizaciones Justicia 11J y Cubalex han documentado 1.484 detenciones. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su Informe Anual de 2021 calificó de graves las violaciones a los DDHH por las detenciones y arrestos del 11-J y los ataques a la institucionalidad democrática en Cuba.
¿Ampliación de los derechos o marketing rosa?
La aprobación del Nuevo Código de Familia le permite al gobierno -que no ha pedido disculpas ni se ha retractado de la persecución del pasado régimen de Fidel Castro a religiosos, homosexuales e intelectuales disidentes recluidos entre 1965 a 1968 en la UNAMP - presentar una imagen ‘democrática’. Una parte de la ciudadanía cubana cuestionó como una ilusión esa cambio al votar No en el referéndum. El solo acto de participar en un procesos de referéndum en la Cuba de voto unánime, sin embargo, también se interpreta como un acto de reafirmación y apoyo ciudadano al gobierno. El importante hartazgo de los cubanos confirmó la tendencia a la baja de la participación ciudadana. Del total empadronado votaron el 74,01% de las personas, lo cual es un 10% por debajo del 84% que votó en 2019 cuando fue el referéndum constitucional. Entre las razones que son las mismas o muy semejantes a las que originaron el 11-J Gabriela Esquivada, resalta que además del “ durísimo desabastecimiento, la migración ilegal a EEUU vía Nicaragua, y la migración legal donde se pueda, aumentó muchísimo en la post-pandemia”.
Las circunstancias que rodean al referéndum despertaron en la oposición al gobierno cubano recelos de pinkwashing, política oportunista y superficial de 'lavarse la cara' para ofrecer una imagen de ‘progresismo’ y ocultar acciones conservadoras y represoras. Aun si así fuera, tales maniobras políticas no reducen el alto significado de la aprobación del Nuevo Código de Familias en la sociedad de la isla que ha sumado estos últimos días a sus dificultades económicas y sociales el devastador paso del Huracán Ian que tocó tierra al suroeste de la ciudad de La Coloma, en la provincia de Pinar del Río, con vientos máximos sostenidos de 200 kilómetros por hora y dejó a la isla sin electricidad. La contingencia obligó al gobierno de Díaz Canel a realizar un pedido de emergencia del presidente de EEUU, Joe Biden.
AGB
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