¿Qué significa para el futuro del Perú la liberación del militar rebelde Antauro Humala?
En enero de 2005, Antauro Humala junto con otros 150 reservistas tomó la comisaría de Andahuaylas como medida de fuerza para exigir la renuncia del entonces presidente Alejandro Toledo (2001-2006), y la baja de los altos mandos de las FFAA, acusados por los rebeldes como parte de la mafia fujimontesinista. El episodio conocido como el “andahuaylazo” tuvo como resultado la muerte de cuatro policías y dos aliados del mayor del Ejército de Perú. Ese mismo año, Antauro fue condenado a 25 años de prisión por las muertes ocurridas, secuestro, rebelión, daños agravados y sustracción de armas. Seis años después, la Corte Suprema revisó su caso y redujo su pena a 19 años.
Anteriormente, Antauro fue jefe de patrulla en la lucha antisubversiva contra Sendero Luminoso en la década de los ‘80 y formó parte en las operaciones bélicas de 1995 durante la Guerra del Cenepa (1995) librada entre Perú y Ecuador que le permitió en 1997 el ascenso a Mayor en el Ejército del Perú.
El 29 de octubre de 2000, junto a su hermano Ollanta y al frente de 69 reservistas asaltó una instalación minera en Locumba en la provincia de Tacna para exigir la renuncia del entonces presidente Alberto Fujimori (1990-2000) con el apoyo de reservistas del ejército. La acción no prosperó pero sentó el precedente de la irrupción política de los hermanos Humala que fueron amnistiados por el presidente transitorio Valentín Paniagua (2000-2001).
Antauro Humala nuevamente en las calles
Tras 17 años, siete meses y 14 días recluido en el penal de Piedras Gordas, Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE) le otorgó libertad gracias a la redención de la pena por trabajo y educación, uno de los beneficios penitenciarios de la legislación peruana. De acuerdo al INPE, Antauro Humala hizo trabajos de manualidades y cuero en el taller del penal y estudió Computación e Informática, Administración y Comercio, entre otros cursos que imparte el Centro de Educación Técnico Productiva (CETPRO).
“Estamos nuevamente afuera y les puedo decir que nos sentimos todos muy orgullosos de lo que hicimos en Andahuaylas”, declaró en las afueras del penal Ancón II, no sin orgullo Antauro Humala, el fundador del movimiento etnocacerista o etnonacionalista peruano.
El etnocacerismo: andinos, militares y nacionalistas
El etnocacerismo cuyo nicial referente ideológico es Issac Humala-antiguo militante del Partido Comunista Peruano (PCP) y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)- se diferencia y diverge de las principales tesis del pensamiento marxista planteado décadas atrás por José Carlos Matiátegui respecto a que el factor étnico o andino no es considerado como variable explicativa de la lucha popular en el país. Y concibe el tema de la nación en relación con un proyecto “burgués”.
Las ideas de Issac Humala, seguidas por sus hijos Ollanta, Ulises y Antauro, sostienen que la historia demuestra que las élites de cada país han logrado representar, étnicamente, a sus habitantes. Sin embargo, en Perú ha sucedido lo contrario porque la élite “criolla” ha perdido su oportunidad y ha “traicionado” a la población. En consecuencia, se debe constituir un gobierno dirigido por la etnia “cobriza”.
Ante las críticas recibidas por la iconografía del etnocentrismo semejante a la de regímenes fascistas, como el uso del águila en el escudo del movimiento o el resaltar el valor de una raza e intentar validarla en el poder, Isaac respondía que “Los nazis propugnaban que la raza superior es la aria. Nosotros no sostenemos que la raza cobriza sea superior, sino que ha sido víctima y que tiene que reincorporarse. No esperamos que nos reincorporen otros. Nosotros mismos debemos hacerlo, empezando por sentirnos orgullosos de nuestra raza, nuestra sangre y nuestra cultura, por eso debemos estudiar lo nuestro”.
Los hermanos Ollanta y Antauro Humala ingresaron al Ejército donde crearon la ‘Logia Etnocacerista’ que discutía entre otros temas la función del militar en las naciones con alta densidad demográfica andina de acuerdo a una línea formativa castrense que encontrará en el gobierno de la Junta Militar liderada por el General Juan Velasco Alvarado (1968-1975), una figura para reivindicar que junto a la de Túpac Amaru II representan personalidades históricas que unen el mundo andino con el militar.
Después de la amnistía otorgada por el presidente Paniagua, Antauro pasó al retiro y organizó –con apoyo de civiles, intelectuales y reservistas– el movimiento etnocacerista, mientras que Ollanta fue agregado militar en Francia y Corea del Sur y luego del “Andahuaylazo” se distanció y optó por la vía institucional con la creación del Partido Nacionalista del Perú (PNP), en el que postuló y ganó en las elecciones presidenciales del 2006.
Raza de cobre vs Republiqueta criolla
Las ideas del movimiento etnocacerista – difundidas en los cinco libros de Antauro Humala- plantean subordinar los intereses clasistas a los intereses étnicos, e incluso se menciona el establecimiento de un “socialismo cholo”. La posibilidad de establecer un régimen en el que lo étnico sea lo predominante tiene –indica Antauro– sus antecedentes en la historia peruana: el gobierno del general Andrés de Santa Cruz (1836-1839) durante la Confederación Peruano-Boliviana y el gobierno de Velasco. Un gobierno “cobrizo” representante de los intereses de los “verdaderos peruanos”, con la primacía de lo nacional y el establecimiento de un modelo proteccionista: los recursos económicos para el pueblo peruano y no para “lo extranjero” Se suma la revaloración de los principios del colectivismo del mundo andino y el restablecimiento de normas que rigieron en el Tahuantinsuyo: ama sua, ama llula, ama quella.
El ejército identificado con el antiguo proyecto velasquista es la institución donde se mantiene la identificación con la patria; y justifica la reivindicación del general y político Andrés Avelino Cáceres que con una guerra de guerrillas con el apoyo del campesinado participó en la Guerra del Pacífico (1879-1884), declarada por Chile victorioso contra los aliados Perú y Bolivia que sufrieron la pérdida para Perú de los territorios de Tarapacá y Antofagasta -incluido el de Tacna hasta 1929- y la salida al mar para Bolivia. Con la voluntad de recuperar esos territorios perdidos; volver a ejercer soberanía marítima sobre las 200 millas; fomentar las “fronteras vivas”; promover mecanismos para el desarrollo de la agricultura; e incluso planes para que la población peruana se incremente y pueda aprovechar el espacio territorial.
En busca del poder político por las urnas
En elecciones de 2006 Antauro Humala postuló con el movimiento político Avanza País, cuyo candidato presidencial fue su hermano Ulises. En 2009, cumplía su condena en cárcel; sin embargo, para las elecciones de 2011 difundió un video en el que planteó que los etnocaceristas apoyarían la candidatura de Ollanta, quien se postuló por la colisión Gana Perú liderada por PNP.
Para las elecciones de 2016, los etnocaceristas conformaron el Frente por la Unidad y la Defensa del Pueblo Peruano (FUNDEPP), que no prosperó. Sus seguidores y algunos reservistas se involucraron en diversos conflictos sociales y el contacto logrado con la población, sumado a la desconfianza de la ciudadanía hacia los partidos tradicionales, explica el renovado atractivo de sus propuestas radicales.
Para las elecciones extraordinarias de 2020 se estableció un acuerdo político entre Unión por el Perú (UPP) y el Frente Patriótico (PF) fundado por Antauro, integrado este último por el denominado Partido Etnocacerista Revolucionario Unido y otras organizaciones políticas. UPP acogió la plataforma reivindicativa del etnocacerismo, centrada en torno a diez propuestas, entre ellas: cambio de la Constitución política de 1993, promulgada en el gobierno de Fujimori; restauración del servicio militar obligatorio; y pena de muerte a los corruptos, violadores de menores, sicarios y asesinos de policías. UPP logró apoyo de una parte del electorado, logrando alcanzar el 6.77% de los votos válidamente emitidos, lo que equivale a más de un millón de sufragios, obteniendo 3 parlamentarios, entre los cuales se encuentran algunos de los que participaron en el “Andahuaylazo”. Antauro Humala, pese estar cumpliendo condena, postuló al Congreso por Lima Metropolitana y recibió más de veinte mil votos. Una de las promesas incumplida de campaña del actual mandatario Pedro Castillo fue indultar a Antauro Humala.
¿A quién favorece o perjudica la liberación de Antauro en el inestable escenario político de Perú?
La liberación de Antauro Humala, bajo el amparo de la ley 28760, presume que se efectuó un minucioso proceso de sumas y restas de días de redención y a opinión de los responsables le correspondía su libertad. No faltan argumentos que se han efectuado fallidas operaciones aritméticas elementales, así que no se ha podido computar días de estudio y trabajo en el INPE cuando se encontraba cumpliendo carcelería en prisiones militares. O cómo pudo estudiar en época de pandemia.
La decisión también conlleva el riesgo de que los frentes políticos tengan en cuenta todas las normativas, y especialmente los de derecha sean más críticos y reaccionarios. Entre otras posibles observaciones, el art. 210.5 del Reglamento del Código de Ejecución Penal, señala que la redención sólo procede cuando el condenado ha pagado el integro de la reparación civil que lleva a la pregunta si Antauro Humala ya ha pagado la suma de 1.283.000 soles que ordena la sentencia. A modo de espejo, sigue por qué al condenado Fujimori se le dio el indulto humanitario sin haber pagado centavo alguno de la reparación civil señalada en sentencia, siendo responsable político de violaciones a los derechos humanos.
La inusual velocidad en la ejecución de la decisión administrativa presenta un no pequeño detalle que abona a los mal pensados y les da argumento para hablar de que fue finalmente una decisión política encubierta con un proceso administrativo para distraer la atención al resultado de la audiencia del 21 de agosto, aplazada para el viernes 26 donde se pide 36 meses de prisión a Yenifer Paredes cuñada del presidente Castillo y al alcalde Nenil Medina.
Antauro ha construido una narrativa como luchador social que se levantó contra un gobierno corrupto y también representa la reivindicación de peruanos indios, cholos del Perú profundo y que tienen derecho a gobernar.
Su liberación para la derecha racista y clasista significa pánico, y como primera reacción decidieron demonizarlo como asesino, para liquidarlo como opción electoral.
La reacción conservadora se debe a que advierte el capital político de Antauro, sin embargo ese capital no es suficiente para ganar un proceso electoral.. Si decide liderar el clamor mayoritario de que “se vayan todos”, probablemente logre movilizar masas a diferencia de la derecha y centro derecha. De todas maneras, Humala, tendrá que esperar hasta el 2024 para ser candidato a cargo por elección popular en aplicación estricta de lo señalado en la sentencia. Deberá recomponer su liderazgo que representa a un sector ciudadano que se incrementará en proporción directa al desengaño que el momento actual les ha creado.
En ese escenario, Antauro así marque distancia con el Gobierno actual, su accionar político contribuirá a darle sostenibilidad y estabilidad a Castillo. Porque el ataque de Antauro a los criollos le es funcional a Castillo. Y con un Antauro suelto en plaza, no le conviene a la derecha vacar a Castillo porque quedaría abierto el camino a que ‘se vayan todos’ con adelanto de elecciones. Tampoco le conviene pedir el adelanto de elecciones, porque ello juega a favor de Antauro, en la medida que la única candidata de la derecha sería Keiko Fujimri, lo que termina favoreciendo a Autaro Humala.
Antauro no es Velasco –no lo acompaña ningún grupo de intelectuales ni tiene el respaldo de las FFAA-, y como conjetura Antauro Humala es el personaje que puede romper con el empate político de la clase política. .
Para las izquierdas, que con reticencias y disputas sostienen al presiente Castillo, Antauro puede ser tanto una alternativa como quien les hurte parte de su base social. No se sabe aún si habrá alianzas y presumiblemente el problema estará en que las izquierdas lo acepten sin condicionamientos y sin disputar el liderazgo de los candidatos naturales.
En los próximos meses muy probablemente Antauro anuncie la creación de un partido propio; si así fuere, no le será difícil lograr las firmas y la inscripción, pues tiene activistas en la ciudad y en el campo con capacidad de movilización, a tiempo completo y que darán la vida por lograr el objetivo, además de que el mismo Antauro, se movilizará en campaña muy temprano a la presidencia el 2026. En ese eventual escenario, se sumarían los reservistas que se han sumado a otros grupos pero que ahora con líder en plaza, lo seguirán, con mayor convicción: con Antauro en la calle el momento ha llegado.
AGB
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