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EEUU ELECCIONES 2024
Análisis

Trump, candidato presidencial en 2024, culpable de fraude electoral en 2016

El ex presidente de EEUU  y actual candidato presidencial republicano Donald Trump, condenado por fraude fiscal y electoral el jueves 30 de mayo por un jurado del estado de Nueva York, en un acto de campaña en el estado de Maryland.
30 de mayo de 2024 22:55 h

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El último jueves de mayo un jurado unánime declaró culpable a Donald Trump en los 34 delitos de los que había sido acusado por el fiscal general de Manhattan en la causa penal abierta en Nueva York. Las 34 acusaciones del Ministerio Público neoyorquino ni son aisladas, ni se suman acumulativamente agravando los delitos y aumentando las penas. Guardan ente sí relaciones de causas y efectos. El encontrarlo culpable al actual candidato presidencial republicano de todos y cada uno de estos cargos equivale a encontrarlo culpable de haber falsificado la naturaleza de los asientos que en los libros de sus empresas privadas y en su campaña presidencial pública llevaban la contabilidad de respectivos e independientes ingresos y egresos.

Robar elecciones: Trump sabe cómo se hace

Y, lo más importante, o lo único realmente importante desde un punto de vista a la vez procesal, penal, judicial, jurídico, y político, es que el jurado neoyorquino unánime encontró a Trump culpable de delitos impositivos para cometer delitos electorales que sólo así pudo cometer. De cometer delitos para cometer más delitos. De engañar al Fisco para asi engañar mejor al Electorado. De haber obrado así con el solo objetivo de estafar al electorado frente a las elecciones de noviembre de 2016.

El político que acusa personalmente a Joe Biden, y promiscuamente a todo el partido Demócrata, de haberle robado la reelección y el triunfo en las elecciones presidenciales de 2020, no habría sido inocente de fraude al ganar las únicas elecciones políticas que ganó en su vida, las que lo hicieron presidente en 2016.Trump es culpable él mismo de aquello que acusó a Biden cuando el candidato demócrata lo venció y frustró su reelección. Este es el mayor mensaje, el más resonante, de la opinión del Jurado.

Stormy Daniels, la mujer en el ojo de una tormenta que tuvo su epicentro en otro lado

En el centro de la atención, como no podría haber sido nunca de otro modo, estaba el que la erogación falsificada y ocultada en su índole, el asiento contable en el ojo del huracán, fueran los 130 mil dólares pagados a la actriz adulta Stormy Daniels por Michael Cohen -entonces abogado de Trump pero ahora testigo de cargo clave del Fiscal acusador- para comprar su silencio acerca de una presunta relación sexual que habría mantenido con el republicano ansioso por su triunfo en las entonces futuras presidenciales. 'Presunta', porque de la cita a solas en un cuarto de hotel entre aspirante y actriz, narrada sin penuria de detalles concretos por Stormy Daniels -invitada por el Fiscal a dar su testimonio en el proceso -, los abogados de Trump niegan hasta la existencia.

La opinión del Jurado neoyorquino que encontró culpable al ex presidente y candidato presidencial Trump ahonda y ensancha una grieta. Para los demócratas, el pueblo de EEUU dirá al votar el 5 de noviembre a quién quiere en la Casa Blanca, si a un Demócrata o a un Golpista fraudulento. Para los republicanos, el pueblo de EEUU dirá el 5 de noviembre qué gobierno quiere, si el gobierno del Pueblo o el gobierno de la Oligarquía elitista, rica, educada, egoísta, despreciativa, inescrupulosa, despreciativa de la ley, del derecho a la defensa en juicio y de las reglas de prueba en un proceso penal.

En cambio, nadie niega la existencia del pago a Stormy Daniels por su oportuno silencio. Ni siquiera la Defensa de Trump. Tampoco hay disensos acerca de que el pago fuera hush money, dinero invertido o gastado en mantener cerrada la boca de alguien que tiene qué contar.

Con el número dos nacen las penas, y los juicios penales

El disenso comienza cuando hay que responder a la pregunta ¿por qué Donald Trump quería que Stormy Daniels callara y no contara su historia? ¿O para qué? Y esos miles de dólares, ¿de dónde salieron? ¿No provienen acaso de los fondos de campaña?'

Según la Defensa, y expresó el propio Trump en ocasiones anteriores, la decisión de obtener el silencio de la actriz y modelo a cambio de un precio estaba originada y dirigida por el deseo de evitarle un disgusto a su esposa Melania (y la voluntad de evitarse un disgusto familiar). El pago de hush money, de dinero que compra silencio, es legal en el estado de Nueva York.

Según la Fiscalía, ese motivo privado puede haber concurrido -no lo pone en cuestión-, pero lo que importa en el juicio penal es la motivación pública. Suficientemente evidente según el fiscal de Trump y District Attoney (DA) de Manhattan. El fiscal es Alvin Bragg y es demócrata (la afliación politica partidaria declarada y explícita es legal para la magistratura y el funcionariado de Nueva York). Según el DA, esa intención nunca pudo ser otra que suprimir un elemento de riesgo electoral, que estafar al electorado quitando del horizonte un elemento perturbador para su campaña (y mintiéndole a cada votante, al invisibilizarlo). El pago de hush money es legal. Comprar silencios con dineros que no pueden dar cuenta de su origen, y esfumar el pago, disfrazánolo, en los libros contables, es ilegal. Estas acciones son cada una de ellas conductas delictivas, y su combinación configura, o puede configurar como según el Fiscal ha ocurrido en este caso, un delito mayor. Tanto más alarmante, cuando el acusado de un fraude electoral en 2016 es un candidato a la presidencia en 2024.

El jurado de Nueva York le creyó al Fiscal, no a la Defensa.

Only in New York?

En la República Argentina, el federalismo se detiene ante el Derecho Penal. Hay un único Código Penal de fondo para todo el país. Lo que es un delito en Jujuy lo es en Tierra del Fuego; no hay delitos en los tribunales correntinos que no lo sean ante los tribunales puntanos. (Cada provincia argentina tiene su propio Código Penal de forma, que ordena la legislación procesal provincial). En EEUU, para fortuna de la corporación abogadesca, cada uno de los 50 estados de la Unión tiene su propia legislación penal, con su propia jurisprudencia en las respectivas Cortes Supremas estaduales. Donald Trump fue encontrado culpable en el estado de Nueva York de delitos previstos por la ley penal de Nueva York y por un jurado de Nueva York.

No sólo en EEUU es conocido un refrán que excusa excepciones, Only un New York. Tanto la apertura de la la causa como la decisión unánime y absoluta del jurado neoyorquina eran y son políticas. Que fuera así se sabía de antemano. Pero son legales. Trump y sus abogados alegan que no, y apelarán. El estado de Nueva York vota sólida, sistemática, históricamente a favor de las candidaturas demócratas. En 2016, la falsificación de la contabilidad de campaña no engañó al electorado. No al pueblo neoyorquino. La derrota de Trump en Nueva York fue aplastante.

Todo lo anterior invita a la frialdad en la predicción y la profecía, solicita prudencia antes de anticipar cambios muy determinantes en las elecciones del otoño boreal. ¿Ganará votos, ganará un solo voto Biden el primer martes de noviembre de 2024 cuando cuatro otoños después reviva su duelo presidencial de 2016 contra Trump? Luce dudoso.

¿Perderá votos Trump? Acaso el candidato 'mártir de las azules élites' neoyorquinas gane algún voto más en el interior del país, que es color 'rojo shocking'. El color del Grand Old Party (GOP, 'el antiguo y grandioso partido' fundado por Abraham Lincoln), el rojo republicano estridente de las corbatas de Trump-. Acaso nada gane. Pero tampoco nada pierda. Entre las voces de medios y opinólogos (pundits), sólo se oye que Trump vaya a perder votos en términos de que es un escenario que la buena lógica no autoriza a excluir: sin verlo imposible, lo intuyen improbable.

En el editorial que publicó el diario Chicago Tribune, del estado azul de Illinois, en el corazón del Medio Oeste, parece vibrar el diapasón. El pulso de las expectativas demócratas pero también el de un sentimiento mucho más generalizado: “Con la condena de Trump como culpable de 34 delitos terminó en EEUU un día triste y extraño”.

Con la opinión de culpabilidad total a la que llegó veloz el Jurado neoyorquino concluía un proceso penal abierto el 23 de marzo de 2023. El Senado republicano y el Partido Republicano cierran filas, sin tolerar matices internos: “Es una caza de brujas”. A esto el campo demócrata contrapone, como grito de guerra, “Ha sido Justicia”.

El editorialista del New York Times David Brooks recuerda que Lincoln decía que para entender los enigmas de cada elección, antes del día del voto, había que encontrar una respuesta clave a una pregunta clave. ¿Entre qué y qué va a elegir el pueblo al votar? Para los demócratas, el 5 de noviembre el pueblo de EEUU va a decidir entre Democracia y Golpismo. Para los republicanos, el 5 de noviembre el pueblo de EEUU puede elegir qué gobierno quiere, el gobierno del Pueblo o el gobierno de la Oligarquía elitista, enriquecida e inescrupulosa, a la que nada le importa, ni la Ley de Dios ni la Constitución del Estado, porque busca retener el poder a expensas de los pobres.

El nicho en el cual la campaña demócrata coloca sus mejores esperanzas está formado por votantes del partido Republicano que tiene educación y diplomas universitarios. Sin llegar a confíar en que un número perceptible de votantes cambiára su voto, sí esperan que, en un país donde el sufragio es un derecho, y sólo un derecho, el día de las elecciones no irán a votar.

En los tribunales, una final para mirar con telescopio

El juez penal de Nueva York dará a conocer su sentencia el 11 de julio. Juan Merchan fijó una fecha cuatro días anterior a la Convención Nacional Republicana que comenzará el 15 de julio en Milwaukee (Wisconsin). Los delegados del Partido -votados en los 50 estados en las elecciones primarias partidarias desde Iowa hasta Alaska- votarán a su vez, y harán del todavía precandidato Donald Trump el candidato oficial republicano que el primer martes de noviembre desafiará al demócrata Biden que busca un segundo mandato en Washington.

Según la ley penal del estado de Nueva York, Trump puede sufrir una condena de prisión de hasta 4 años. Con un condenado casi octogenario, que nunca fue reo de delitos, si sigue la jurisprudencia el juez Merchan preferirá en su fallo una probation a la cárcel.

La Defensa de Trump apelará y todo invita a creer también que el tribunal de alzada aceptará oír los argumentos de los abogados del ex presidente candidato. Y pospondrá hasta después de noviembre, hasta después de las elecciones, las audiencias. Si Trump triunfa, una medida judicial de no-innovar dejará inmovilizado entre paréntesis todo movimiento procesal durante al menos cuatro años.

AGB

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