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Giorgia, la ultra derecha y la extrema Giovinezza

A la derecha, de blanco, la premier italiana Giorgia Meloni, en la foto de grupo de la Cumbre anual 2024 del Grupo de los 7 (G7) de la que fue anfitriona.

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Con el vuelo intelectual y la campechana facilidad de palabra de una Gabriela Michetti, antigua VP cambiemita argentina penitente de Su Santidad peronista y compatriota allí presente, la premier postfascista Giorgia Meloni cerró el lunes en Italia medio siglo de Cumbres del Grupo de los 7 (G7). Con inocultable pero no inmerecida satisfacción, y empezando por Joe (Biden), Giorgia, única mujer entre ellos, agradeció por su nombre de pila a los restantes 6 jefes de gobierno de las 7 superpotencias industriales de Occidente. Pero también a invitados especiales, también varones, presentes en Puglia en esta cita anual 2024 del G7. Entre los invitados globales, el premier turco, el príncipe heredero saudita, el premier indio electo, el presidente ucraniano. Invitada consetudinaria, la presidenta de la Comisión Europea. Los invitados americanos no fueron los menos importantes. Además de Jorge Mario Bergoglio, su compatriota el presidente Javier Milei y su correligionario el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.   

La más joven, la única satisfecha

Los motivos más poderosos de la visible y audible satisfacción de Giorgia eran también los más coyunturales. Un semana atrás, en las elecciones celebradas en los 27 países de la Unión Europea (UE) para renovar las bancas del Parlamento Europeo de Bruselas, ganó la ultraderecha como se había esperado. Pero con números mucho mayores y mejores que los esperados. El partido Fratelli d’Italia, que debe su nombre al primer verso del Himno nacional, y cuya lista de diputados europea encabezaba la candidatura testimonial de la propia Giorgia a secas (sin apellidos), registró los avances más espectaculares.

La derecha nucleada en torno al nombre y las consignas del Partido Popular (PP) europeo retuvo su mayoría, sin mayor mella significativa. Los socialdemocrátas clásicos vieron resultados dignos.

La Historia y los desperdicios

Liberales, ecologistas, nuevas izquierdas, partidos independientes herederos de los ‘indignados’ anti-austeridad post crisis 2008, todos ellos sufrieron una derrota abrumadora. El movimiento italiano Cinco estrellas, que aun entrada esta misma década de 2020 encabezó el gobierno italiano durante la presidencia del Consejo de ministros de Giuseppe Conte (2018-2021), quedó por debajo y por fuera de la representación europea al no alcanzar el 5% de los votos.

El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) del premier Olaf Scholz que coligado con el Partido Liberal y el Partido Verde gobierna Alemania, fue superado por un partido postnazi.  La extrema derecha de Alternative für Deutschland (AfD) se convirtió en la primera fuerza política de la República Federal, superada sólo por la versión nacional y democristiana del Partido Popular europeo, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su aliada bávara de siempre, y como siempre más a la derecha, la Unión Social Cristiana (CSU). En Francia, los números de la victoria de Reunión Nacional (RN) de Marine Le Pen, pero sobre todo los de la derrota del oficialismo, movieron al presidente Emmanuel Macron a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas. No es imposible que en tres semanas la líder del ex Frente Nacional sea la primera ministra francesa, en cohabitación con la presidencia de centro-derecha del Eliseo.

Como en México en las elecciones presidenciales donde Claudia Sheinbaum, candidata del oficialista MORENA, venció a la opositora Xóchitl Gálvez, en Italia dos mujeres lideran oficialismo y oposición: son la premier Giorgia Meloni del partido Hermanos de Italia (FdI) nacido en 2012 como escisión más derechista del derechista Pueblo de las Libertades (PdL) de Silvio Berlusconi, y Elly Shlein, secretaria general del Partido Demócrata (PD) nacido en 2007 de la fusión de los partidos Democrátas de Izquierda (DS) y Democracia y Libertad - La Margarita(DL).

Gran Bretaña, el cuarto y último integrante europeo del G7, primer país en divorciarse, por el Brexit, de la UE, verá elecciones anticipadas convocadas por el premier conservador Rishi Sunak. Las encuestas llaman perdedor al oficialismo tory, y vencedores al laborismo por primera vez después de década y media de eclipse, y a la estrella renaciente a la derecha extrema del antiguo Frente Nacional inglés liderado por Nigel Farage.

La popularidad y otros limbos

De los restantes jefes de gobierno del G7, el premier japonés vive tan ajeno a la popularidad como su predecesor. El canadiense, el liberal Justin Trudeau, enfrenta un periodo de impopularidad continuado. El 5 de noviembre, EEUU celebra sus presidenciales y todo indica que no será el demócrata Joe (Biden) sino su contrincante republicano Donald Trump el candidato que gane su primera (y última) reelección y su segundo (y último) mandato.

Las últimas elecciones municipales en Turquía habían significado una derrota para el oficialismo (anti laico nacionalista pro confesional) del presidente islámico Recep Tayyip Erdoğan y las últimas elecciones generales en la India habían sido una victoria que sólo había alcanzado al oficialismo (anti laico nacionalista pro confesional) para formar gobierno y asegurarle un excepcional tercer mandato al premier Narendra Modi.

Del zurdaje, y de si existe o subsiste

Los grandes derrotados de las elecciones europeas son un conjunto (no un grupo, porque son más más bien reacios a a agruparse) al que cabe el insulto homogeneizador del presidente argentino Milei: “zurdos”.

En el Congreso argentino, su presencia es muy reducida. Mucho menos simbólica es en el Poder Legislativo brasileño la cifra de partidos y formaciones políticas a la izquierda del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Lula. En sus dos anteriores presidencias, estos partidos no integraron su gobierno. Esta vez, en su tercer mandato presidencial, iniciado el 1° de enero de 2023, Lula gobierna sin oposición de izquierda en el Congreso federal. Pero en octubre de 2022 la derecha brasileña hizo las mejores elecciones de su historia y izquierda las peores. Por lo tanto, para gobernar, en el Congreso el PT está aliado con formaciones de derecha. Algunas de las mismas que estos días, los días de Lula en Italia escuchando a la anti-abortista Giorgia, le hacían pasar unas malas horas con una propuesta de ley que básicamente igualaba, como delitos, al aborto y al homicidio.

Las afinidades electivas y las relaciones poco riesgosas

El único de los jefes de gobierno presentes que podía apuntar en esos días el registro de una popularidad notoria en las circunstancias y una victoria legislativa oficialista era el presidente argentino enemigo jurado del zurdaje.

La felicidad de Giorgia y la de Javier no son simétricas. Sin embargo, otros rasgos acercan entre sí y alejan de los líderes de siempre y de los invitados del día a Giorgia y a Javier. Son jóvenes. Giorgia es cuadragenaria y Javier quincuagenario. En el resto de los G7, el juvenil Trudeau es sexagenario. El conservador Javier es soltero y la católica Giorgia divorciada. Son anti-casta política, en los dichos y en los hechos básicamente también, menos de lo que una y otro dicen, más de lo que denuncian sus detractores.

Angie, Angie

Hay algo más freak en Meloni de lo que a simple vista se percibe. Hay algo ‘contra-natura’ en una mujer presidiendo un partido que no repudia el linaje fascismo. Porque según el Duce, las mujeres ni podían ni debían gobernar. A ellas, en el nazismo, las tres K (niños, iglesia y cocina, en alemán). Silvio Berlusconi la llamaba “la ragazza”, como el democristiano Helmut Kohl llamaba “das Mädchen” a Angela Merkel: la muchacha, casi la mucama. No es hija de un premier, como Trudeau. Ni un cuadro del partido monopólico de gobierno, como el que EEUU dejó en el Japón después de Hiroshima.

Giorgia consiguió eso que Mauricio, otro hijo de, no consiguió en la Argentina de 2017. Pero acaso sí logró Milei en la de 2024.El levantamiento del cordón sanitario que separaba a la derecha, para forjar acuerdos. La nueva EU es la de Giorgia y Javier. La del pacto de las derechas y ultraderechas. La gran ausente del G7 es la segunda potencia económica del mundo, la República Popular China. Nunca protestó, cuando detectó un olvido o deserción ideológica. Tampoco en Rusia, que pactaba con una Merkel nacida y criada en Alemania Oriental (y con su antecesor en la Cancillería alemana, el socialdemócrata Gerhard Schroeder), se inquietan ante una realidad siempre tan dialéctica.

AGB    

 

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