¿Es real la sangre en los pantalones blancos de Sofía “Jujuy” Jiménez?
La modelo e influencer Sofía “Jujuy” Jiménez baila y al girar, se ve una mancha de sangre en su pantalón. Georgina Barbarrosa, conductora del magazine por Telefe, se lo marca, y ahí empieza el episodio que se viraliza, genera debate y se revela como estrategia publicitaria de una marca de productos de contención menstrual.
No es una simple campaña publicitaria, explica Jujuy. Es una campaña de concientización, es decir, excede la función de la agencia, o en todo caso: el objetivo es social. Barbarrosa aporta un dato de la realidad: cuatro de cada diez chicas faltan a la escuela cuando están indispuestas. Todo el equipo se hace “cómplice” de la escena actuada, se sabrá después.
Las redes arden. Se dispara la polémica. Notas en medios. El tema crece. La mancha queda igual, reproducida, viralizada.
¿La mácula es vergonzosa? No le da vergüenza la sangre al soldado herido ¿o sí? Pero sí a un chico que se hace pis encima. Un hombre que llora. Una mujer que mancha su pantalón. Los fluidos corporales (no todos, ni en todas partes) pueden ser humillantes. ¿Fluir humilla? En tiempos de relaciones, autopercepciones y cuerpos fluidos, que una pequeña mancha roja en un pantalón blanco avergüence da que pensar.
Ayelén Mazzina, Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, participa de la contienda, embebe el video en cuestión y tuitea: “¡Ningún accidente! Lo que sucedió en #ALaBarbarossa es algo que nos pasa a todas las personas que menstruamos 1 vez al mes, durante más 40 años de nuestras vidas. Que no nos dé vergüenza. Dejemos de ocultar la menstruación”, escribió la funcionaria en sus redes sociales en el medio del debate sobre la situación, que algunos calificaron de ‘incidente’ o ‘vergonzoso’. Y hashtaguea: #Menstruarespolítico.
Agreguemos: hay mujeres que no van a trabajar cuando están indispuestas porque no tienen recursos para comprar los productos necesarios. #Menstruareseconómico.
Las explicaciones por el lado del tabú son una parte del todo, pero no alcanzan: Del tema no se habla. Hay que mejorar la ESI en las escuelas. Los varones también tienen que entender y aceptar. Son casi lugares comunes, aunque el asunto está lejos de estar resuelto.
Hay otro aspecto de la discusión, y también es moral: si está bien o mal que una marca publicite en forma encubierta un producto comercial.
El pantalón es blanco. La mancha, roja. Es el contraste lo que busca llamar la atención. El contraste, y el lugar del cuerpo de la modelo, pero también el espacio público en que se muestra: la pantalla de tv. ¿Es real la sangre en los pantalones blancos de Jujuy? Real en el sentido de verdadera, ya que la realeza, sabemos, tiene sangre azul.
En 1988, una famosa publicidad de cigarrillos tuvo un slogan insuperable: “Has recorrido, muchacha, un largo camino ya”. Lo que vendía era malo, diríamos hoy, pésimo: cigarrillos. Un producto letal. Pero el discurso era prefeminista, de avanzada.
La publicidad es un arte de vanguardia. Eso es lo que está en juego, también, en parte, en la presunta polémica (¿es tal?) generada a partir de la estrategia publicitaria de una marca de tampones y toallas “femeninas” (un nombre que habría que revisar), en el cuerpo de una influencer.
En la década del 90 del siglo XX, pre revolución feminista del siglo XXI, una publicidad uruguaya que tenía como protagonista a Natalia Oreiro apelaba al mensaje opuesto al de Jujuy: la menstruación no se “notaba” porque los chicos que la miraban de atrás no podían saber que esa chica estaba menstruando. Y eso era genial (que no se notara) ¿Les importaba eso a los chicos?
ortante era lo que la publicidad decía al final “Con OB nadie se da cuenta, ni tú te das cuenta”. Lo importante, siempre, es disimular (¿el deseo?)
¿Qué es la sangre menstrual? ¿Hay que mostrarla como se hacía en el pasado, cuando se colgaban las sábanas de las camas de los recién casados para confirmar la virginidad de ellas? (Los judíos religiosos no tocan a sus mujeres “esos días” porque están sucias). Y: las mujeres y cuerpos menstruantes (los varones trans, personas no binaries también menstrúan) ¿quieren mostrar esa sangre? Esa sangre, ¿por qué da vergüenza y no la de un pinchazo en el dedo o un corte en una pierna? Esa mujer que menstrúa no está embarazada (aunque pueda haber pérdidas en un embarazo con la misma manifestación externa), es decir, no se está reproduciendo, el ciclo se cumplió y no hay fruto, no está haciendo ese día y en ese momento eso para lo que Dios la trajo de la costilla de Adán: reproducirse, maternar.
¿Esa sangre da asco, da cosita, por el lugar del cual sale? ¿Porque dice: sos gestante? La misma sangre que sale cuando una mujer es desvirgada por cualquier objeto que penetre en su vulva y rompa su himen.
Es una sangre connotada. Al margen de la publicidad en cuestión, o de cuestionarse sobre la efectividad de esa publicidad (no es de copa menstrual, es decir, de métodos menos contaminantes), el debate que se generó sobre esa mancha roja sobre fondo de curvas blancas (y la estrategia del aparente “sin querer”) apunta a las capas históricas de significación de ese líquido rojo sobre el que cae, con fuerza, todo el peso de la moral.
GS
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