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MAPA OPOSITOR

El axelismo arma su comando de campaña y piensa en candidatos propios ante una eventual fractura con Cristina

El gobernador Axel Kicillof quiere bajar los decibeles en su pelea con el kirchnerismo pero no está dispuesto a bajar la elección provincial para el 7 de septiembre.

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Axel Kicillof y Cristina Fernández de Kirchner buscaron en los últimos días bajar los decibeles de confrontación pública e insistieron en que buscaran la “unidad” del peronismo en la provincia de Buenos Aires, ya que ambos comprenden que una competencia en espacios separados significaría un espaldarazo al gobierno de Javier Milei. Sin embargo, ninguno quiere dar el brazo a torcer y hasta ahora no lograron alcanzar un acuerdo electoral capaz de disipar el fantasma de una fractura. 

Desde que publicó el decreto de desdoblamiento, el gobernador actúa bajo la premisa de que la elección provincial será el 7 de septiembre. Sus movimientos contrastan con la postura de los dirigentes del kirchnerismo, que insisten en que está a tiempo de “reflexionar” y aun ejercen presión en la Legislatura: los presidentes de bloque de Unión por la Patria (UP) en el Senado y en Diputados, Teresa García y Facundo Tignanelli, respectivamente, sostuvieron en los últimos días su intención de avanzar con el proyecto de la senadora que fija la suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y convoca a elecciones concurrentes, en línea con el deseo de Cristina y Sergio Massa. 

Kicillof, quien repite hasta el cansancio que trabaja por la “unidad” del espacio, también tiene movimientos sugestivos y empezó a organizar su propio comando de campaña. Los intendentes que le responden, agrupados en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), fueron convocados el último viernes a un almuerzo en La Plata. En un clima de fuerte hermetismo, se trató del primer encuentro grande después del decreto de desdoblamiento, una decisión que había sido pedida públicamente por más de 40 jefes comunales del peronismo, a los que luego se sumaron 27 radicales. En ese marco, el objetivo de la reunión fue graficar el respaldo de todos ellos para votar el 7 de septiembre, a la vez que mostrar músculo propio y empezar a pensar qué rol podrían jugar algunos de los intendentes en la elección provincial. 

Varios de ellos ya especulan con la posibilidad de ser candidatos testimoniales en este 2025. En un desafío directo a Cristina, encabezar las boletas a concejales de sus municipios y algunos no descartan integrar la lista de legisladores provinciales. El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, es uno de los que dejó trascender que si hubiera una interna –o incluso una fractura– con el espacio que comanda el Instituto Patria, él estaría dispuesto a encabezar la boleta que se enfrente a la expresidenta en la Tercera sección electoral. Desde ese espacio admitieron a elDiarioAR que lo consideran una jugada de riesgo, ya que probablemente conlleve una derrota, pero también se muestran dispuestos a dar la pelea: “Con los intendentes al frente de sus boletas y poniéndose al hombro la campaña, no le será tan sencillo a Cristina ganar esta elección”, afirmó uno de los protagonistas.

En la última semana, Kicillof mantuvo una serie de reuniones políticas que lo mostraron enfocado en armar el comando electoral y también en la necesidad de contar con una estructura sobre la cual apoyarse en caso de que naufraguen las negociaciones con Cristina, lo que lo obligaría a competir escindido del PJ Nacional y Bonaerense, que encabezan la expresidenta y Máximo Kirchner. En ese contexto, resonó su encuentro con la cúpula del partido Unidad Popular, que preside Claudio Lozano a nivel nacional, y que cuenta con personería jurídica a nivel provincial. También podría contar con el partido Frente Grande, que preside el intendente Mario Secco (Ensenada) otro kirchnerista converso al axelismo, y La Patria de los Comunes, que preside Gildo Onorato, el dirigente del Movimiento Evita que hoy está a cargo del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo.

Por ahora en La Plata se muestran convencidos der que no necesitarán usar esos partidos. “Estamos concentrados en la unidad; pero si hubiera fractura, en el peor de los casos, conseguir la estructura no sería un problema”, responden ante la posibilidad de que deban recurrir a otros sellos para competir. En la gobernación no pasaron desapercibidos algunos movimientos políticos de las últimas horas, por ejemplo la participación en la cumbre del viernes del intendente de Necochea, Arturo Rojas, que tiene un sello vecinal y recientemente selló su pase al axelismo de la mano de MDF. Su par de Chivilcoy, Guillermo Britos, seguiría los mismos pasos. 

En los últimos días, Kicillof también se movió para ordenar la tropa: recibió al intendente de Morón, Lucas Ghi, que tiene una batalla muy complicada en su municipio, donde el exintendente Martín Sabbatella juega alineado a Cristina; y se reunió con el intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, uno de sus principales armadores en el interior bonaerense. También envió a su mano derecha, Carlos Bianco, a solicitar ayuda a la Rosada para organizar los comicios. El ministro de Gobierno bonaerense visitó al secretario del Interior, Lisandro Catalán, en lo que definió como una reunión “formal” para pedirle colaboración para el Comando Electoral y destacó la “muy buena predisposición” de los funcionarios nacionales, un elogio que irrita en el Instituto Patria, donde acusan al axelismo de favorecer a la Rosada con el desdoblamiento. 

Mientras el kirchnerismo no abandona la estrategia de presionar por elecciones concurrentes, el axelismo avanza rápido con la organización de los comicios para el 7 de septiembre. Aún resta saber qué pasará con las primarias y, en caso de que finalmente se suspendan, se desatará la puja para ver quién tiene la lapicera para armar las listas. Por lo pronto, ambos bandos perfilan candidatos y dejan trascender nombres, alistándose para jugar. 

LA/MG

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