En medio de la reforma laboral, la CGT se llevó el apoyo del Papa que también se reunió con Pettovello
La CGT llegó al Vaticano. Por primera vez en su pontificado Francisco recibió a una comitiva del consejo directivo de la central obrera, en un encuentro que los sindicalistas tomaron como un apoyo al mundo del trabajo en medio de la compleja y puntillosa negociación con el gobierno por la implementación de la reforma laboral incluida en la ley Bases.
Pero claro que en el mundo de la geopolítica no todo es tan lineal: en la misma semana en que le abrió las puertas de la residencia de Santa Marta a los jefes de los gremios, el Sumo Pontífice se reunió también con la ministra de Desarrollo Humano, Sandra Pettovello, considerada por muchos sectores como la principal antagonista del modelo laboral y de la organización social. Y a fin de mes será el turno de Juan Grabois, quien se define como su amigo.
La novedad fue, justamente, que a la comitiva cegetista se sumó Alejandro “Peluca” Gramajo, el secretario general de la Unión de los Trabajadores Populares (UTEP), un sector que desde diciembre del año pasado viene marchando junto a la central obrera. De hecho, en un gesto de buena sintonía, Gramajo –que proviene del Movimiento Evita– había asumido ese rol dirigencial en un acto que se hizo en el tradicional salón Felipe Vallese de la sede de la CGT de Azopardo 802.
La comitiva de la central estuvo encabezada por los cotitulares Héctor Daer –quien gestionó la audiencia en Roma– y Pablo Moyano, y acompañaron los jefes sindicales Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Rodolfo Daer (Alimentación), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Marina Jaureguiberry (docentes privados), Maia Volcovinsky (judiciales), Argentino Geneiro (gastronómicos), Jorge Sola (seguros) y Cristian Jerónimo (vidrio).
En un encuentro que se prolongó durante casi una hora, los sindicalistas le hicieron entrega al Papa de un documento elaborado por los equipos de la central obrera y llamado “Agenda para un nuevo contrato social en la Argentina: Hacia un país de desarrollo, producción y trabajo”, y le expresaron al Sumo Pontífice su preocupación por el “desempleo y la pobreza” que permite el avance de flagelos sociales como las adicciones y el narcotráfico.
El Papa, por su parte, hizo hincapié en la importancia del trabajo como “impulsor de la dignidad humana”, con “derechos sociales y justicia social”, una postura histórica de Jorge Bergoglio. Como parte de la Doctrina Social de la Iglesia, el Sumo Pontífice invitó a los representantes gremiales a “no descansar buscando la justa distribución de la riqueza en un mundo cada vez más inequitativo”, según informó la CGT.
“El Papa abrió la reunión haciendo una reivindicación y revalorización de la dignidad del trabajo y la justicia social como dos elementos centrales a la hora de pensar el trabajo como ordenador social y la reconstrucción de las familias”, contó al elDiarioAR un dirigente que participó de la reunión e incluso hizo una exposición ante el Papa.
Los asistentes le contaron de la situación económica y social de Argentina y lo notaron muy “atento” a las vicisitudes locales y al “paño” del país, por lo que intuyen que mantiene mucho diálogo con dirigentes y representantes de distintos sectores. Sí manifestó mucha preocupación por el narcotráfico.
“Expusimos que cuando se destruye el tejido comunitario y la red territorial, avanza el narcotráfico, que y eso estaba pasando en Argentina”, relató el dirigente, que se ñaló que, ante eso, el Papa “dijo que no lo podíamos permitir, que nos teníamos que poner todos espalda con espalda, porque eso destruye a los pibes, no sólo por el consumo sino porque los reclutan como mano de obra, y eso hay que impedirlo sí o sí”.
También les manifestó a los sindicalistas le necesidad de practicar “mucha solidaridad, organización y unidad, no sólo por los problemas de Argentina sino como una misión ante los problemas que atraviesa el mundo
Próximos turnos: Pettovello y Grabois
Pero el Papa es un líder del mundo, y recibe a todos. Por por la tarde fue el turno de Pettovello, que viene en pie de guerra con los movimientos sociales que “Peluca” Gramajo de UTEP, por ejemplo, representa.
Pettovello tuvo una reunión a solas de la que se conocen pocos detalles. La ministra había cruzado unas palabras con Bergoglio durante la visita que la comitiva presidencial encabezada por Javier Milei había hecho el 14 de febrero último en el Vaticano. Ahora habrá tiempo de hablar con distensión.
Casualidades o no, las citas con ambas partes de la mesa de discusión social –la CGT y la ministra Capital Humano– se producen en momentos en que la funcionaria muestra cierta distensión con las organizaciones de base. Por ejemplo, la semana pasada fue la primera vez que un representante formal de esa cartera recibió a los dirigentes del espacio Territorios en Lucha, que encabeza Barrios de Pie, para convocarlos formalmente a una cita en la que se darán detalles sobre la “línea de asistencia a comedores”.
Ese gesto, que podría parecer mínimo y estuvo a cargo de Tomás Basil, coordinador de Acciones Territoriales del Ministerio de Capital Humano, fue celebrado como toda una “novedad” por los referentes de Barrios de Pie, que ya se habían acostumbrado al ninguneo y la agresión.
Después de Pettovello llegará la oportunidad de Grabois, cercano al Papa y rival acérrimo de Pettovello, a quien incluso tiene denunciada en la Justicia por la retención de alimentos en los comedores. El dirigente social visitará el Vaticano el 20 de septiembre para un simposio en conmemoración de los 10 años del primer encuentro mundial de movimientos populares con el Papa Francisco.
El viaje a Argentina
Atentos a una necesidad que es de toda la política, incluso desde tiempos del kirchnerismo, los jefes de la CGT le hicieron saber a Bergoglio el deseo de que visite Argentina –el Sumo Pontífice no volvió al país desde que fue electo al frente de la Iglesia Católica, en marzo de 2013–. Para los sindicalistas esa presencia sería un “signo de confraternización entre todos los ciudadanos y ciudadanas” en tiempos de (nuevas) grietas.
“Le dijimos que el pueblo argentino está muy ansioso y a la expectativa, y nos respondió que él también tiene intenciones de venir pero tiene una agenda complicada. Quiere venir a Argentina en algún momento”, señaló ante elDiarioAr un dirigente que escuchó de primera mano a Bergoglio. En un gesto de buena voluntad, después de las fotos de rigor el Papa incluso los acompañó hasta la salida.
La letra chica de la negociación laboral
Si bien no se tocó específicamente el tema, el encuentro tuvo lugar en medio de las conversaciones que los dirigentes sindicales mantienen con las más altas esferas del Gobierno –el jefe de Gabinete, Guillermo Francis, y el asesor estrella Santiago Caputo– por los puntos de la reforma laboral de la ley Bases que todavía deben reglamentarse.
Como ya contó este medio, la CGT apunta a morigerar la penalización a quienes hagan asambleas y bloqueos durante una protesta, que según lo establecido en la ley sería causal de despido. También objeta el punto que habilita que haya un trabajador independiente con hasta tres trabajadores autónomos a su cargo para un emprendimiento productivo, sin relación de dependencia.
El Papa ya había recibido en junio a un grupo sindical encabezado por Juan Pablo Brey, secretario general de Aeronavegantes, que logró hacer posar a Bergoglio con una bandera de Aerolíneas Argentinas en medio del debate legislativo de la ley Bases. La empresa fue posteriormente retirada de las compañías sujetas a privatizar. Toda una señal.
NP/MG
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