Fernando Petrella, sobre el conflicto Irán-Israel: “Argentina no puede ser neutral porque está dentro del radar del terrorismo”
“Nuestro alineamiento de geopolítica es Estados Unidos e Israel”. Javier Milei ha expresado este férreo posicionamiento en muchas oportunidades. Y se evidenció ya por fuera de lo discursivo este último fin de semana, cuando el Presidente suspendió una visita a Dinamarca para volver al país a encabezar un comité de crisis, con el embajador israelí en Buenos Aires, Eyal Sela, sobre el conflicto por el último ataque iraní con misiles y drones suicidas al territorio israelí.
Frente a a esa postura tan afirmativa y tajante, algunas voces de la oposición señalaron que el Gobierno se equivoca, ya que debería mantenerse neutral y apostar por la paz mundial. Pero otros, como el diplomático Fernando Petrella, exsecretario de Relaciones Exteriores y exembajador ante las Naciones Unidas durante el gobierno de Carlos Menem, creen que, por el contrario, la Argentina debe definirse con contundencia a favor de Israel, por razones geográficas, históricas y culturales.
En diálogo con los periodistas Hernán Cappiello, Juanjo Domínguez y Ariel Cohen en Gambito de Datos, Radio Con Vos, Petrella señaló que debe usarse la palabra convergencia en lugar de alineamiento y recordó que durante el gobierno de Juan Domigo Perón la Argentina se convirtió en el primer país de América latina en mandar un embajador al Estado de Israel.
—¿Qué está pasando en Medio Oriente y Cómo se para la Argentina frente a este conflicto?
—Esto que está pasando en Medio Oriente es un poco la consecuencia de un largo proceso de conflicto y de soluciones no pendientes. La Argentina desde el principio, después de la Guerra de los Seis Días, en 1966, fue un promotor de los dos Estados (Israel y Palestina), cosa que hoy está aceptada no sólo por Europa Occidental sino por Estados Unidos y por gran parte del mundo musulmán también. Ahora, pasando un poco a la situación concreta de hoy, tenemos que anclarnos en la resolución del Consejo de Derechos Humanos 1373 de 2001, que pone al terrorismo como crimen de lesa humanidad, como crimen contra la paz, y que dice que todos los países tienen que combatirlo por todos los medios aplicando el principio de legítima defensa y de la carta de las Naciones Unidas. O sea que después del 7 de octubre, del ataque y la masacre que realizó Hamas en territorio israelí, claramente Israel tiene derecho a su legítima defensa conforme a la legislación de las Naciones Unidas.
—La oposición está criticando al Gobierno porque dice que está teniendo una posición proisraelí que nos aleja de la posición si se quiere histórica de la Argentina tendiente a la paz.
—Hay falta de conocimiento. La Argentina fue uno de los primeros países, si no fue el primer país de América Latina, en mandar un embajador al Estado de Israel a los inicios de las Naciones Unidas y lo hizo el general Juan Domingo Perón. Y siempre hemos tenido con Israel una relación muy estrecha basada en el hecho de que el pueblo de Israel, al final de la Primera Guerra Mundial, eligió a la Argentina para vivir por su Constitución liberal, por la falta de discriminaciones y porque las perspectivas de Argentina entonces eran de un país de un crecimiento y un progreso ilimitado.
—De hecho en algún momento se pensó también en constituir el mismo Estado de Israel en la Patagonia.
—Hubo un debate entre el barón Hirsch (Moritz von Hirsch auf Gereuth, un y filántropo judío alemán, que impulsó las colonias judías en América, en especial en Argentina, Canadá y los Estados Unidos) y Theodor Herzl (activista político y escritor austrohúngaro judío, considerado uno de los padres del sionismo político), que escribió un libro, ¿Palestina o Argentina?, y se discutió ampliamente qué es lo que convenía hacer. Palestina estaba ocupada por los árabes y causó todo un problema después de la Segunda Guerra Mundial, pero la colectividad israelita en la Argentina es, después de la de Estados Unidos, la más importante, próspera y culta del mundo, o sea que hay una relación muy especial. Y además, creo que en la posición de la Argentina actual, que refleja los criterios históricos tradicionales, pesa el hecho de los dos atentados terroristas gestados por Hezbolá en la Argentina, que hace una diferencia bastante grande con los matices un poco más equilibrados, entre comillas, de los países vecinos, que ponen énfasis en que la solución violenta no es la que conviene y que hay que tener en cuenta las vidas inocentes, todas cosas que la Argentina tiene en cuenta. Pero, vuelvo al principio: el derecho de legítima defensa contra el terrorismo está garantizado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
—Ocurrió algo inusual, que es que el Presidente regresó a Estados Unidos, fue a la Casa Rosada y recibió al embajador israelí en la Casa Rosada.
—Creo que es una evidencia más concreta de la convergencia del gobierno argentino actual con el Estado de Israel. Y hablo de convergencia y no digo alineamiento porque esa es una palabra más bien periodística, no es una palabra diplomática. Convergencia quiere decir que ambos tenemos intereses comunes, que a veces suben un poco, bajan de un lado, suben del otro, pero tenemos convergencia, y eso es lo que también ha hecho el presidente Milei con el mundo occidental y con Estados Unidos, buscar una convergencia por compartir valores que sin duda son los valores de todos nosotros.
—¿No habría que revisar ese posicionamiento tan contundente en vista de los antecedentes que tenemos en la Argentina, nada menos que los atentados terroristas a la Embajada de Israel, en 1992, y a la AMIA, en 1994?
—La Argentina, por el hecho de ser sede de una de las colectividades judías más más importantes del mundo, en el radar. Vale decir, lo estuvo en el 92, lo estuvo en el 94, y probablemente sigamos estando y esperemos que tengamos suerte de no tener ningún atentado. Pero, claramente, la Argentina no puede manifestarse neutral porque con eso tampoco sale del radar eventual. Lo que Argentina tiene que tener obviamente es una posición racional, equilibrada, porque el mundo de hoy no es el mundo de los 90, en el cual acababa de implosionar la Unión Soviética, lo único que quedaba en pie era la constelación occidental, es decir Estados Unidos, Canadá, Australia, Europa Occidental, Japón, Corea del Sur, Israel. Hoy en día es un mundo bastante más difuso, con países poderosos emergentes, como China, la India, Indonesia...
—Ya no está para andar haciéndose el bravo por el mundo.
—Hay que hay que tener cuidado pero recordemos una cosa: si usted habla al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, cosa que yo hago una vez al año cuando tengo que dar una charla, le van a decir que la enorme mayoría de los desplazados y refugiados del mundo quiere ser relocalizado en Europa Occidental, Canadá, Australia, Estados Unidos, el mundo de los valores que tenemos nosotros. Y hay otro sector más pequeño, que es el que quiere volver, que son generalmente los iraquíes, los magrebíes, los sirios, que preferirían volver a su país. Pero básicamente los gomones que salen de África apuntan a Europa, no apuntan a otro lado. O sea que tenemos que, en cierto modo, tener la convicción que los valores que nosotros representamos y queremos, y que representan Estados Unidos e Israel, son los valores de la mayor parte de la humanidad.
JJD
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