A igual trabajo, las mujeres perciben un salario de hasta casi un 30% más bajo que el de los hombres
Pese a los avances de los últimos años, la brecha de género persiste y es notoria. Entre 2016 y 2023, las mujeres ganaron en promedio entre un 22% y 27% menos que sus pares hombres, pese a haber cursado la misma carrera y desempeñarse en la misma disciplina. Los datos surgen del último informe del Observatorio Argentinos por la Educación “Brechas de género: desde la escuela al mercado laboral”, que toma datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), del Relevamiento Anual del Ministerio de Educación, de las pruebas Aprender y del Sistema Araucano (una base de datos de la Secretaría de Desarrollo Productivo)
En 13 de 15 áreas laborales analizadas en el documento —elaborado por Ivana Templado (FIEL), Martín Nistal y Leyre Sáenz Guillén─ las egresadas mujeres ganan, en promedio, menos que los graduados varones. Las únicas dos excepciones a esta tendencia son las Ciencias de la Información y la Comunicación y la Química, donde las mujeres ganan 1% y 6,3% más que los hombres, respectivamente.
Ahora bien, la diferencia de ingresos no sólo se da entre hombres y mujeres de una misma área laboral, sino que, además, se mantiene incluso siendo las mujeres quienes terminan en mayor proporción la universidad. Es decir, la brecha a favor de los varones permanece vigente incluso cuando son las mujeres quienes cuentan con mayor cantidad de años de formación. Esto refleja, como bien advierte María Edo, profesora e investigadora del Departamento de Economía de la Universidad de San Andrés, que la diferencia salarial ya no puede ser atribuida a cuestiones relativas al nivel educativo alcanzado por ambos géneros.
“Hace medio siglo las brechas de género en el mercado laboral se explicaban fundamentalmente por menores niveles educativos de las mujeres y discriminación entre los empleadores. Hoy en día, la mayor parte de la diferencia se debe a cuestiones relativas a la maternidad. ¿Revela esto una verdadera preferencia de las mujeres o es el reflejo de un estereotipo cultural? Responder a esta pregunta resulta crucial tanto en términos de equidad como de eficiencia”, planteó.
Por otro lado, si bien, como se mencionó anteriormente, hay mayor cantidad de graduadas universitarias mujeres, el número de estudiantes que llega al final de la secundaria en tiempo y forma es superior en el caso de los hombres que de sus compañeras. En promedio, de cada 100 varones que comenzaron primer grado en 2011, 14 de ellos llegaron al último año sin haber repetido o abandonado la escuela. En las mujeres, esa proporción cae al 12%.
Esto se debe a desigualdades en los niveles de aprendizaje de ambos géneros que pueden rastrearse desde la primaria. Según los resultados de las pruebas Aprender 2021, las mujeres suelen destacarse más en Lengua que sus pares hombres: tienen en promedio un puntaje 0,9% más elevado que el de los varones en todas las provincias a excepción de Santiago del Estero (-0,2%) y Chaco (-0,4%).
Como contrapartida, exhiben peores resultados que sus compañeros en Matemática: el promedio nacional muestra que las estudiantes mujeres obtienen puntajes 2,4% más bajos que los hombres, una proporción que se vuelve incluso más alta en algunas provincias como San Luis (3,2%) y La Pampa (3,1%).
Estas tendencias perduran y se profundizan en la secundaria. La diferencia en el desempeño en Lengua se amplía al 2,7% a favor de las mujeres, mientras que en el caso de Matemática, la brecha en los resultados entre hombres y mujeres alcanza 3,8% y son los primeros quienes obtienen mejores puntajes en todas las provincias del país.
Matemática es una de las materias troncales para finalizar los estudios obligatorios en tiempo y forma. Así, al ser las mujeres quienes tienen mayores dificultades en esta asignatura, son ellas las que enfrentan mayores obstáculos para egresar de la escuela media en tiempo teórico. El problema, como señalan desde Argentinos por la Educación, es que se ha normalizado aquella brecha de conocimiento por lo que no se están diseñando iniciativas educativas que permitan sortear estos obstáculos.
“A las mujeres les va mejor en Lengua y a los varones en Matemática. Este es un hecho, un dato ampliamente aceptado. La pregunta es, ¿por qué lo naturalizamos? Hoy sabemos que biológicamente no hay diferencias cognitivas de partida asignables al hecho de haber nacido varón o mujer. Pensar en políticas educativas que reviertan dicho sesgo es una forma de reducir a futuro esta y otras fuentes de desigualdad, que a su vez redundaría en un uso más eficiente de los recursos humanos del país”, advirtió Ivana Templado, coautora del informe.
Lejos de diseñar herramientas para cerrar esta disparidad, se ha asentado en la sociedad la idea de que las mujeres son más aptas para materias sociales o ciencias “blandas” mientras que los hombres tienen mayor talento para las ciencias exactas. Este estereotipo se refleja luego en las carreras elegidas mayormente por cada uno de los géneros y, en el largo plazo, podría impactar también en sus respectivos ingresos.
Así, el 83,4% de los graduados en Psicología hoy son mujeres y en las carreras de Letras e Idiomas, dicha proporción es del 82,9%. Por el contrario, en Ingeniería o carreras vinculadas a la Industria, existe una mayoría de graduados hombres: 74,7% y 64,8%, respectivamente. Considerando que, en la actualidad, hay una alta demanda de estudiantes de estas dos últimas áreas, cabe preguntarse si esta disparidad en la elección de carrera no impacta también en la brecha salarial.
Y resulta igualmente importante indagar también acerca de si la elección de la carrera de parte de las mujeres se debe a una preferencia personal o a un estereotipo social que ha ido internalizando con los años por la falta de políticas que contribuyan a su desarrollo en el área de las ciencias exactas. Sobre esto, Miguel Aguirre, Director de Ingeniería Electrónica del ITBA, explica que “si bien los estudios indican que hay una cierta tendencia de las mujeres a prevalecer en materias 'blandas', mientras que los varones suelen destacarse en matemáticas, debe considerarse que esas cifras son promedios, que no implican que las mujeres deban evitar carreras científicas como Ingeniería”.
“Como sociedad debemos alentar a que cada individuo, independientemente de su género, pueda realizar su sueño y desarrollar una vocación. Además, considerando que las carreras tecnológicas son muy necesarias para el desarrollo de nuestro país, es imprescindible llegar a una paridad de oportunidades y recompensas, lo que lentamente se va logrando”, señaló.
En este sentido, Aguirre celebró los nuevos programas que han adoptado algunas instituciones y empresas para alentar a las mujeres a involucrarse en carreras STEM. Más allá de estas iniciativas, aún queda un largo camino por recorrer para cerrar las brechas de género que aún siguen vigentes en materia educativa, salarial y laboral.
ACM/JJD
0