Kicillof y Máximo Kirchner, el detrás de escena de una tregua atada con alambre
Axel Kicillof se puso el traje de candidato nacional el lunes en San Vicente, donde los 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón fueron la excusa perfecta para reunir a la tropa peronista y hacer una demostración de unidad. El gobernador, protagonista de la jornada, pudo cumplir su objetivo porque Máximo Kirchner aceptó la tregua y le concedió la asistencia perfecta de La Cámpora.
Fue un alto el fuego circunstancial, que buscarán sostener en el mediano plazo. La tensión entre ambos no pudo disimularse: Máximo no quiso hablar, evitó subirse al escenario y también esquivó la foto con el gobernador. Pese a eso, en el entorno de Kicillof se respiró alivio, porque el presidente del PJ Bonaerense aceptó ir y ser espectador en primera fila, una actitud muy distinta a la que tuvo el 18 de mayo, cuando él y los dirigentes de La Cámpora pegaron el faltazo a un plenario en Florencio Varela que tenía como lema “La Patria no se vende”.
Después de aquel desplante, la interna –siempre latente– pasó a ser a cielo abierto entre ambos bandos. El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, tomó envión y multiplicó sus actos a favor de Kicillof en territorios gobernados por La Cámpora. El gobernador, aunque no participó de esos eventos, lo dejó avanzar.
¿Qué pasó entre el plenario de Varela y el acto del lunes para que la situación cambiara? La conversación entre Axel y Máximo se reanudó en las últimas semanas, según contó a elDiarioAR un dirigente que estuvo al tanto de la estrategia, y hubo varias charlas entre los equipos de ambos para habilitar el acercamiento. El fin de semana, en la previa del acto, hubo una oferta concreta de Kicillof para que Máximo lo anteceda como orador. El jefe de La Cámpora se negó. “No dio mayores explicaciones”, definieron cerca del gobernador. Eligió mirarlo desde abajo, ladeado por los suyos.
Kicillof compartió el escenario con su vice, Verónica Magario, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, y la senadora catamarqueña Lucía Corpacci. De parte suya también hubo algún gesto que denotó tensión. Entre sus agradecimientos, señaló al “presidente del PJ de la Provincia”, pero no lo nombró. Pequeños gestos que se leen entrelíneas.
Pese a eso, desde ambos bandos hubo un esfuerzo posterior por no alimentar más la interna. Repitieron que lo importante fue que estuvieran ambos, lo que demuestra que existe “voluntad” de mantenerse unidos para enfrentar al gobierno de Javier Milei.
En rigor, la base del discurso de Kicillof estuvo apuntada contra la gestión nacional. Una doble estrategia: confrontar contra Milei –preservando la unidad– y avanzar con su proceso de nacionalización, demostrando que es el mayor opositor de peso. En ese discurso trabajan Carlos Bianco, ministro de Gobierno y hombre de máxima confianza del gobernador, y Andrés “Cuervo” Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad y exreferente de La Cámpora.
Las elecciones del PJ, el nuevo round
¿Hasta cuándo dura la tregua? Es una pregunta que se hacen en la Provincia. Aunque nadie se anima a arriesgar fechas, hay una instancia que podría reabrir las tensiones: las elecciones del PJ Bonaerense, que se llevarán a cabo el 17 de noviembre, atadas a las del PJ nacional por decisión de Máximo Kirchner.
El jefe de La Cámpora decidió poner su poder a prueba, en unos comicios en los que lo más probable es que defina que lo represente alguien de su entorno como Mayra Mendoza o Eduardo “Wado” de Pedro, para conservar el liderazgo de su agrupación sobre el partido. Por eso, la tregua con Kicillof también podría implicar acercarse en un clima de paz hacia esa fecha y evitar que el gobernador defina dar su apoyo a alguna lista que se anime en una interna.
En el peronismo bonaerense descartan que ese haya sido, hasta el momento, un tema de negociación. “Es simple, Máximo fue porque no le queda otra. ¿Qué ganaría con vaciarle el acto? Aislarse más”, afirmó a elDiarioAR un dirigente cercano al gobernador.
La elección partidaria es una instancia importante porque funcionará como un puntapié para ordenar las candidaturas 2025 y determinar quiénes tendrán la lapicera para armar las listas de la elección legislativa en el principal distrito del país.
Una canción para Axel
Kicillof tuvo su foto de familia, con la presencia esperada de Máximo y con dos ausencias notorias. La de Cristina, que en su entorno justifican con que “no participa de este tipo de actos” y la de Sergio Massa, que mantendrá en suspenso su retorno a la escena pública al menos hasta agosto, cuando está programada la presentación de su libro. El Frente Renovador, su partido, tampoco participó del evento.
“Hay que componer una nueva canción”, fue la propuesta que lanzó el gobernador en septiembre de 2023 y puso en alerta a varios dirigentes del peronismo. El propio Kirchner, en su momento, le contestó en una entrevista: “No me dedico a la música, soy militante”.
Durante el acto del lunes Kicillof escuchó una melodía dedicada a él: “Axel presidente”, le cantaron, algo tímidos, sus militantes. El sonido se entremezcló con el de un sector que coreaba el clásico “la patria no se vende”, con el mismo ritmo. Una gran mayoría fue testigo en silencio, en una escena que reflejó a un peronismo sin liderazgos indiscutidos, donde el gobernador asoma sin ocultar su voluntad de conducir.
“Axel está desinhibido. Se ganó su lugar y se sacó una mochila de encima. Muestra, sin dejarse retar por nadie, que quiere liderar”, reflexionó en diálogo con elDiarioAR un dirigente de confianza del gobernador. Esa “desinhibición” que menciona es, precisamente, la que le genera recelos con La Cámpora y con la propia Cristina Kirchner, de quien se distanció hace tiempo, aunque no interrumpieron el diálogo. Es también la que le genera adhesiones de figuras impensadas en el tablero político, como peronistas paladar negro, exsciolistas y dirigentes que muchas veces lo cuestionaron, pero hoy se acercan a él.
LA/MG
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