A días de los alegatos
Un chico muerto, ocho imputados, muchas pruebas y varias dudas: el día a día del juicio por el crimen de Báez Sosa
El ataque a Fernando Báez Sosa duró entre 40 segundos y un minuto. No es posible saber cuántas patadas y trompadas recibió, ni quién se las asestó. De haber habido un plan para emboscarlo y golpearlo hasta la muerte, la ventana de tiempo para que los imputados se organizaran fue de catorce minutos. Las cámaras muestran que los sacaron en fila y juntos de la disco, pero afuera el grupo se dispersó. Un primer golpe en la cara desvaneció a la víctima: hay versiones cruzadas sobre quién le dio esa piña.
La suela de la zapatilla de unos de los imputados quedó marcada en el maxilar izquierdo, pero el cuerpo también presentaba un hematoma en el mentón que podría haber generado una luxación cervical, y lesiones a la altura del hígado. El ADN de otro acusado fue hallado en el dedo meñique de Báez Sosa: una pericia lo ubica como “bloqueador” de los amigos que intentaban defenderlo y no como agresor directo, y un video lo ubica “medianamente cerca” del chico. Antes de la pelea con Fernando y sus amigos los acusados protagonizaron otra pelea, en la misma vereda del boliche… Todavía quedan huecos que completar.
Terminó la etapa probatoria -declararon 87 personas, entre testigos, peritos, fuerzas de seguridad y médicos- en el juicio contra ocho jóvenes acusados de matar a Fernando Báez Sosa. Los alegatos serán esta semana. El miércoles argumentarán al Tribunal la Fiscalía y la querella. Los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García fundamentarán su teoría: que los imputados se distribuyeron roles con el objetivo de matar a Fernando. El mismo lineamiento planteó el equipo de abogados que representa a los padres de Báez Sosa.
El jueves alegará la defensa. La estrategia estaría orientada en cuatro sentidos. En principio, demostrar que no hubo un plan para matar y que los testigos presenciales identificaron con cierta facilidad a los imputados por la mediatización del caso. Hugo Tomei, abogado representante de los imputados, también pondrá en duda la efectividad de las maniobras de reanimación -que, por mal ejecutadas, podrían haber incidido en el desenlace- y cuestionará que sea la misma imputación para todos los involucrados. Los ocho son, por lo pronto, coautores del delito “homicidio agravado”. La pena es perpetua. Aquí, un día a día de las trece jornadas de debate.
Día 1: Declararon los padres de Fernando Báez Sosa, Graciela Sosa y Silvino Baéz.
Dijo Graciela al Tribunal: “Le llamaron negro. Y no era así, él era mi príncipe. ¿Con qué derecho le arrebataron la vida a Fernando? Quisiera retroceder en el tiempo para recuperar a mi hijo”. No hay registro de audio que indique que alguno de los imputados haya llamado “negro de mierda” a la víctima. Luciano Bonamaison, amigo de Fernando y testigos presencial del hecho, dijo haber escuchado el insulto. Lo mismo declaró el taxista Marcos Acevedo que observó la pelea desde su auto, que estaba estacionado frente a la disco. La querella nunca planteó que se incluya el agravante de “crimen de odio”, aunque sí “homicidio por placer”, figura que el juez de Garantías de Gesell, David Mancinelli rechazó. En cambio se sumó el agravante “alevosía”.
Día 2: “El ataque fue directo a Fernando”, dijeron los amigos de la víctima
Luego de la declaración de Oscar Rossi, el padre de Julieta -la novia de Fernando al momento del crimen-, llegó el turno de los nueve amigos de la víctima. Todos fueron testigos presenciales y, por separado, vieron varias veces los videos incorporados a la causa como prueba. Trataron de ubicarse e identificar a los ocho imputados. Cinco de ellos ubicaron a tres en la escena y dijeron que fueron los que patearon y golpearon en la cabeza y pecho a la víctima cuando ya estaba en el piso, inconsciente. Se trata de Máximo Thomsen, Luciano Pertossi y Enzo Comelli.
Thomsen es el más comprometido por la evidencia. Luciano, en cambio, figura en la causa como uno de los que impidió que los amigos lo defendieran a Báez Sosa del ataque. Pero Lucas Filardi, amigo de Báez Sosa, dijo que Luciano Pertossi “una piña muy fuerte en la cara” a Fernando para desestabilizarlo“. Enzo Comelli es mencionado por Juan Bautista Besuzzo, amigo de Fernando, que lo identifica por la ropa: dijo que fue quien le dio el golpe que desvanece a Fernando. Comelli es mencionado en un mensaje de texto que recibe Ciro Pertossi y que envía alguien agendado como Ana en la mañana del 18 de enero, día del crimen: ”Ya sé que estabas durmiendo/ perdón pero estoy preocupada/ Machu (N. de la R.: el apodo de Máximo Thomsen) y Enzo mataron a un pibe?“.
Día 3: El remero Pablo Ventura y los patovicas de Le Brique
Pablo Ventura fue detenido la misma tarde de la muerte de Báez Sosa, en su casa de Zárate. Durante el allanamiento, alguien del grupo le había dicho a la policía que Ventura estaba involucrado y había huido a las 7.30. Fue cuando le mostraron unas zapatillas con aparentes manchas de sangre. Unos días después, un policía declarará que quien lo acusó fue Máximo Thomsen. Ventura fue liberado tres días después. Inició una demanda millonaria contra la Justicia bonaerense. “En Zárate eran conocidos porque es un grupo problemático. Se peleaban después de las jodas y a la salida de los boliches”, dijo
También declaró el jefe de Seguridad de Le Brique y otros dos patovicas. Y el suboficial de Infantería Máximiliano Rosso Suárez, que le practicó maniobras de resucitación a Báez Sosa. Es cuando la defensa de los imputados deja entrever que la muerte de Fernando podría haberse producido por una reanimación mal ejecutada.
Día 4: “No hice nada, no fui a ayudar… Sentí culpa por no ayudarlo”
Declaró Tomás Bidonde, un joven que esa noche estaba en Le Brique y que vio la pelea afuera. Dijo que a Báez Sosa “le daban puntinazos en la cabeza como si fuese una pelota de fútbol”. A Thomsen lo identificó al verlo en televisión, cuando las imágenes se viralizaron. A Comelli lo identificó en una rueda de reconocimiento. Dijo que quedó tan afectado que al día siguiente decidió irse de Gesell. “Un día encendí la tele y escuche al padre de la víctima. Fui a entrenar, no podía concentrarme y le dije a mi mamá que iba a llamar a la Fiscalía. Ella me dijo que no lo hiciera, pero cuando se fue a dormir agarre el teléfono y llamé”.
Dia 5: Declaró la mujer que marcó la casa de los imputados
Andrea Ranno, la recepcionista del Inti Huasi, vio correr a Thomsen y al resto del grupo, que venía atrás llamándolo por un apodo -que no recordó- y pidiéndole que se detuviera. El día de la muerte del joven, el 18 de enero de 2020, declaró en la comisaría que llamó de inmediato al 911. Pero al Tribunal ofreció una versión diferente. Contó que desistió de dar aviso a la policía porque pensó que si los chicos de atrás conocían al de adelante no iban a atacarlo. Además, había escuchado que festejaban y que uno dijo “le rompí toda la jeta”. Su segunda conclusión, entonces, fue que había pasado algo habitual en Gesell: otra pelea de verano. Detectó, sí, la casa donde paraban: el tercer chalet, antes de la entrada del bosque.
Día 6: Sin posibilidades de sobrevida y muerte por “golpes multidireccionales en la cabeza”
Por primera vez, los padres de Báez Sosa se retiraron de la sala: lo hacen cada vez que los peritos deben exponer fotos de la autopsia. Carolina Garibaldi Larrosa fue la primera médica que asistió a Fernando Báez Sosa y dijo que cuando bajó de la ambulancia y lo revisó “no tenía posibilidades de sobrevivir”. Diego Duarte, el forense que hizo la autopsia, concluyó que la muerte fue por “golpes multidireccionales en la cabeza”. Su informe fue cuestionado por dos peritos aportados por la defensa. Dijeron que “era incompleto”: no precisa si ciertas lesiones fueron producto de los golpes o de las maniobras de reanimación que le practicaron.
Día 7: La marca en la cara de Fernando es la suela de la zapatilla de Thomsen
Una jornada de exhibición de pruebas. Los peritos tomaron las medidas de los pies de cada imputado y sus huellas plantares. Luego analizaron 14 pares de zapatos. Demostraron que la suela de la zapatilla derecha de Thomsen es el calco con el hematoma que quedó en el rostro de Báez Sosa. Otro perito analizó los chats de WhatsApp de los imputados. La madrugada en la que muere Fernando enviaron fotos y mensajes a amigos que no estaban en Gesell la madrugada del crimen. Blas Cinalli es nombrado por primera vez en el juicio y con él, todos tuvieron participación directa o indirecta en la muerte de Báez Sosa. “Creo que matamos a uno”, mensajea Cinalli a un amigo.
Día 8: Sangre y ADN
La sangre de Fernando Báez Sosa quedó impregnada en una camisa blanca floreada, una zapatilla derecha marca Nike y un jean Tasty, que pertenecían a Matías Benicelli, el imputado que llevaba el pelo recogido en un rodete la madrugada del crimen. También hallaron sangre de Fernando en un pantalón de gabardina gris, que habría usado Luciano Pertossi y un jean marca Le Utthe, que sería de su hermano Ciro. En el dedo meñique izquierdo de la víctima encontraron ADN de Blas Cinalli. Cinalli no ha sido ubicado, todavía, como agresor directo.
Día 9: Declara Luciano Pertossi
Un equipo de peritos especializados en análisis facial forense identificaron por vestimenta y rostro a los acusados. Máximo Thomsen, desde la derecha, y Ciro Pertossi, parado de frente a la cabeza de Fernando, lo trompean y patean. Al lado de Ciro está su hermano Luciano, que también participa de la golpiza. Enzo Comelli, Blas Cinalli y Matías Benicelli observan, muy de cerca, cómo lo golpean desde la izquierda. Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz hacen lo mismo, pero del otro lado. Alejados de Fernando están Tomás Collazo -un chico que no fue detenido ni imputado pero formaba parte del grupo de atacantes- y Alejo Milanesi, que fue sobreseído.
La querella había visto un video tomado con un celular más de cien veces y notó que había un agresor que no estaba identificado. Pidió a los peritos que trataran de identificar a “una sombra” que se movía detrás de un auto, de izquierda a derecha. “Luciano Pertossi”, dijeron. La defensa se adelantó y jugó una carta fuerte: darle voz por primera vez a uno de los imputados. “Yo venía de ese lado, pero no estaba ahí”, dijo Luciano con la voz entrecortada. No quiso responder más preguntas.
Luciano Pertossi está acusado por homicidio agravado, pero según la fiscal de Instrucción, su participación en el ataque había sido rodear a los amigos de Fernando e impedir que lo defendieran. La querella quiso algo más: ubicarlo como agresor directo de la víctima primero y como bloqueador de los amigos, después. Con esa aclaración, Luciano se desmarcó.
Día 10: Un vecino de Zárate dice que Lucas Pertossi lo amenazó semanas antes de la muerte de Fernando
“Te voy a matar hijo de puta, te voy a robar la moto”, fue la frase que según el testigo Pablo Gastón Zapata, un joven oriundo Zárate, la misma localidad que los ocho acusados, le dijo Lucas Pertossi al interceptarlo y golpearlo en un bar, el 15 de diciembre de 2019.
Día 11: Declara Máximo Thomsen
Antes había declarado su mamá, Rosalía Zárate. Su relato fue breve: se angustió y tuvo que retirarse de la sala. Su hijo reaccionó. El acusado más comprometido por la evidencia pidió hablar al Tribunal. Reconoció haber pateado a alguien, pero dijo que no sabe a quién ni cuántas le asestó. En la reconstrucción que hizo de la historia a él lo agreden primero.
Thomsen habló sin romper el código que mantiene al grupo ensamblado: en ningún tramo de la declaración, que duró 50 minutos, pronunció el nombre los imputados. “Respondo siempre y cuando se me pregunte sobre mí y no sobre otro”, avisó. A cada pregunta de la fiscalía y la querella, Thomsen respondía: “No voy a responder”; “esa persona no soy yo”; “esa prenda no es mía”.
Día 12: Declara Ciro Pertossi
Ciro es hermano de Luciano, y primo de Lucas Pertossi y Blas Cinalli. En los videos aparece a la par de Máximo Thomsen y es uno de los que patea a Báez Sosa. Es el que envía el audio al grupo diciendo: “Chicos, de esto no se cuenta nada a nadie”. Pidió hablar al Tribunal de manera intempestiva. “Este chico soy yo y esa patada no la hago, cuando me doy cuenta de que el chico está en el piso la frenamos”, dijo. Sobre ese audio, explicó: “No quería que mis padres se enteren que nos habíamos peleado”. La Fiscalía y la querella intentaron hacerle preguntas, pero se negó a responder.
Ese mismo día declararon madres y padres de los imputados. Eduardo Benicelli, papá de Blas, dijo: “Estos fueron tres años de dolor, de mucho dolor. El dolor no se cura con más dolor. Quieren curar un dolor terrible con más dolor”.
Día 13: Declaran Blas Cinalli y Lucas Pertossi
En el último día de la etapa probatoria, pidieron la palabra Cinalli -comprometido por el ADN que hallaron en el cuerpo de Báez Sosa y los chats- y Lucas Pertossi -a quien llaman “Croniquita” porque suele documentar todo con su celular-. Ambos relatos apuntaron a contar que el día 17 de enero y la madrugada del 18, cuando muere Fernando, hubo un exceso de consumo de alcohol. Y no se organizaron para matar a alguien. Así cerró Lucas Pertossi su declaración: “Quiero decir que en ningún momento le pegué a Fernando Báez Sosa, ni lo toqué ni participé de ningún plan para asesinarlo”. Y así abrió Blas Cinalli su declaración: “No hubo ningún plan, no hubo ninguna planificación, ningún rol”.
VDM/MG
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