Segunda ola
Corrientes, las familias y docentes sostienen la presencialidad de las clases
El movimiento en la provincia Corrientes para esta semana se anticipa como pre pandémico. Al igual que en buena parte de las 23 provincias argentinas, las clases presenciales o de modalidad mixta continuarán vigentes, en contraposición a las decisiones tomadas por el gobierno nacional para el territorio del AMBA, en tensión con la ciudad de Buenos Aires. Si bien los indicadores locales de Covid-19 son altos, 2.502 activos y 309 nuevos, los casos confirmados están distribuidos en todo el territorio provincial, morigerando la circulación, aún con algunas ciudades en una situación más crítica.
Los cacerolazos por la suspensión temporal de la presencialidad escolar, los reclamos tempestuosos frente a las cámaras de televisión, o los abrazos simbólicos a los colegios privados, no conforman parte de la agenda provinciana. La intranquilidad en torno a la pandemia está puesta en los eventos masivos, como un partido de rugby entre los clubes Aranduroga y San Patricio, que concluyó este fin de semana con varias decenas de jugadores aislados; o como las fiestas clandestinas que continúan como un imprevisto negocio local. En la sensibilidad social, se anticipan posibles restricciones que por el momento sólo llegaron a las artes, mientras tanto, Corrientes sigue moviéndose.
¿Cuál es entonces el panorama de ese heterogéneo colectivo denominado “la escuela” en Corrientes?
Para intentar tejer un tapiz de esa realidad, elDiarioAR dialogó con familias con hijos escolarizados, docentes de instituciones públicas y privadas, y directivos de capital e interior. En este recorrido, todos los testimonios repiten como una certeza que sólo representan una parte del todo. De la presencialidad destacan las rutinas, el reencuentro con los pares, el diálogo cara a cara; mientras que de la virtualidad se ponderan las potencialidades para los estudiantes más grandes y el permitir el contacto entre la escuela y el estudiantado en momentos de cierre total.
Las familias
Miriam es cardióloga, vive en las afueras de la ciudad de Corrientes y tiene dos hijos en edad escolar. Un niño de 8 años que atravesó primer grado con altibajos en un colegio privado y una niñita de 3 años que empezó el Nivel Inicial este 2021. En diálogo con elDiarioAR, hizo un balance sobre la virtualidad y la pandemia: “Lo que nos tocó vivir fue de una gran adaptación. Recibimos del colegio consejos sobre los tiempos de aprendizaje y sobre las rutinas para que los niños puedan mantener la concentración, tengan momentos de juego y recreo, y sobre el manejo de las emociones”. “Los chicos son unos genios. Se adaptaron entonces y se adaptan ahora a la presencialidad”, dijo. Las dificultades que señaló están relacionadas con la conectividad, con las tareas de cuidado y el reparto doméstico de la crianza. “Algunos días no fueron fáciles, porque la maestra no lo escuchaba o no lo entendía y eso generaba angustia en todos”, marcó. No obstante, destacó la ventaja de poder estar disponible para acompañar la escolaridad pero reconoció que no es una realidad generalizada y que a muchas familias les cuesta más: “Cuando tenés que salir si o sí a buscar el sustento, el ambiente para ayudar a tus hijos no es el mismo. La misma tormenta distintos barcos”, ilustró.
Lo que nos tocó vivir fue de una gran adaptación. Recibimos del colegio consejos sobre los tiempos de aprendizaje y sobre las rutinas para que los niños puedan mantener la concentración, tengan momentos de juego y recreo, y sobre el manejo de las emociones
Carlos trabaja en una empresa de telecomunicaciones, es correntino y vive en Resistencia. Sus dos hijas cruzan el puente General Belgrano con su mamá, para asistir a un colegio religioso de Corrientes.
La circulación por el viaducto, que estuvo restringida por más de un año, se normalizó en las últimas semanas, cuando los casos de Covid-19 entre Resistencia y Corrientes se equipararon. Sobre el retorno a clases, contó que lo vivieron “con mucha alegría” y cierta ansiedad por la nueva normalidad. “La presencialidad – dijo a elDiarioAR– fue volver a una rutina que marque los tiempos, que acomode las cosas, con actividades escolares sean organizadas, horarios, un docente al frente”.
Camila es docente y mamá de un niño de cuatro años. Vive en Saladas, una ciudad a 100 kilómetros de la capital provincial que mantiene prohibido los ingresos, y contó a elDiarioAR las dificultades para retomar la presencialidad luego de un año de clases virtuales: “El primer día fue bastante difícil para los dos. Él estaba ansioso por saber qué le iba a preguntar su seño, por conocer a sus compañeros. Pero lo superamos bien y ahora está súper adaptado y feliz”. El protocolo es correcto – dijo – tanto en la escuela a la que asiste su hijo como en las otras instituciones educativas en las que imparte clases. Sin embargo, marcó dos inconvenientes: el amontonamiento de los tutores a la salida de la escuela y la modalidad de dictado presencial intermitente. “Es un tiempo muy largo entre clase y clase”, indicó.
Los tres tutores consultados ponderaron la satisfacción por el retorno a la escuela en marzo de este año. Aún con barbijos y alcohol, los chicos se adaptaron muy rápidamente. Sin embargo, tienen distintas posturas respecto a un posible regreso a la virtualidad completa en el marco de la segunda ola por coronavirus. Miriam sostuvo que transita día a día, intentando “estar bien con ellos, que van felices a la escuela”. “Si se vuelve al cierre total, no creo que sea por mucho tiempo y supongo que les explicaremos, como lo hicimos antes”, concluyó. Carlos en cambio está convencido de que las medidas que se están tomando son correctas para sostener la asistencia a las aulas. “No creo que haya que volver a la virtualidad al ciento por ciento hasta tanto no sea comprobable que la presencialidad es peligrosa. Volver a la virtualidad volvería a desarmar esa rutina que necesitaban tanto los chicos como los adultos después del año pasado”, finalizó. Para cerrar, Camila ensayó una respuesta más general: “Parte de la población de Saladas pide que se suspenden las clases, pero hay que acordarse de que sólo se detuvo el movimiento cuando estuvimos en fase 1, por lo demás se siguieron haciendo fiestas, reuniones, la gente se cuida poco, hay muchas otras cosas que cerrar antes que la escuela”.
La escuela
Adrián es profesor de Filosofía y Economía, licenciado en Ciencias Políticas y trabaja como docente en los niveles medio y superior. Además, se desempeña como directivo del Instituto de Música de Corrientes. Consultado por elDiarioAR sobre su percepción de la escolaridad en pandemia, consideró que la virtualidad “puso sobre el tapete la brecha social en la que vivimos, que es traduce en una brecha digital importante”. “Tenes el chico con su notebook personal en su casa, con internet, el que comparte la computadora con toda la familia, o el que directamente trabaja con el teléfono. Las diferencias sociales quedaron más expuestas, y afectaron peor a los de siempre”, destacó.
La pandemia puso sobre el tapete la brecha social en la que vivimos, que es traduce en una brecha digital importante. Tenés el chico con su notebook en su casa, el que comparte la computadora con toda la familia, o el que trabaja con el teléfono
“Hay una comparación que escuché y me parece interesante sobre la flexibilidad y la elasticidad. Hay gente que en esta situación es flexible, hace más o menos lo que hacía antes, pero lo adapta a la virtualidad. Básicamente está esperando que esto pase para volver a lo de antes. Pero es un error, el paradigma es distinto. En tanto, si pensamos en la elasticidad como el material que no vuelve a su forma anterior, sino que se transforma. Las posturas más conservadoras, burocráticas y formalistas, están esperando volver a lo anterior. Tenemos que reconocer que hay una situación que cambió eso. Ya no va a volver a ser lo que era antes”, remarcó. Finalmente, Adrián se distanció de los otros testimonios y marcó que este retorno a la presencialidad es “hipócrita”. “No creo que esta presencialidad sea adecuada, por lo menos para los adolescentes. Hay una tensión en cumplir los protocolos dentro de la escuela y después los mismos chicos te dicen que se juntan afuera. Me parece un esfuerzo sobrehumano para nada. No me convence esta vuelta. Me parece que se gasta muchísimo esfuerzo en algo formal, que no está frenando la pandemia”, concluyó.
En tanto, Lucrecia, docente de cuarto grado en Goya, una de las localidades correntinas más afectadas por el Covid-19, sostuvo que el regreso a la presencialidad les permitió conocer el estado real de la situación de los estudiantes más pequeños. “La virtualidad es una gran herramienta, pero no fue ni es suficiente para garantizar el aprendizaje. Hicimos un trabajo titánico el año pasado, pero cuando empezaron las clases presenciales este año, nos dimos cuenta de que el aprendizaje no fue como nosotros esperábamos. Para mí que la presencialidad en las aulas es imprescindible. Los chicos necesitan el contacto con sus compañeros, pero también ese espacio de autonomía respecto de sus padres. No ir a la escuela afecta al bienestar de todos, las clases ordenan la vida familiar”, consideró y dijo: “Ellos – por los niños y las niñas – se la están bancando muy bien, están pasando por un montón de cosas que otras generaciones no han pasado”. “Si tenemos que aislarnos nuevamente, volver a fase 1, volveremos pero mientras tanto es importante sostener la presencialidad”, finalizó.
La postura de Nicolás, directivo de una institución privada capitalina, transita en el medio de las consideraciones previas: “El balance de la virtualidad, pese a la situación de pandemia, fue bueno. Cumplimos con los contenidos básicos dispuestos oficialmente. Igual ahora vemos en estas semanas de diagnóstico que obviamente hay contenidos y aprendizajes que quedaron pendientes. En los informes te das cuenta que hay chicos que tienen complicaciones en las materias”.
Sobre la presencialidad, subrayó la ansiedad de los más chicos por hablar. “Tienen muchas ganas de contarnos lo que hicieron todo el año, y también nos sorprendió gratamente que son los primeros en cuidarse. Se adaptaron mucho mejor que nosotros a todos los protocolos”, comentó y destacó que en caso de que se suspendan las clases, intentarán que los cursos de primero y sexto grado puedan continuar asistiendo, pero si se cierran las escuelas, la institución cuenta con lo aprendido previamente para no interrumpir el vínculo con los y las estudiantes.
En este escenario, con más de 2.500 casos activos de Covid-19, el gobernador Gustavo Valdés - que pudo desentenderse del escándalo por las vacunas transportadas irregularmente por su ministro de Salud - ratificó la continuidad de las clases presenciales en todo Corrientes, incluso en las localidades que están en fase 2 y fase 3. Así y sólo por ahora, el sistema de salud local tiene margen para continuar funcionado, los chicos para seguir concurriendo a la escuela, y Valdés para proseguir con su campaña en busca de la reelección. La segunda ola aún llegó, pero la incertidumbre aplazada puede convertirse en pocas semanas, en una certeza distinta.
ADLR
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