Coronavirus
La importancia del uso correcto del barbijo y una ventilación adecuada luego de la reducción de distancia en las aulas
El jueves el Consejo Federal de Educación aprobó la propuesta para que regrese la “presencialidad plena” en escuelas y se decidió bajar la distancia que deben tener los alumnos en las aulas de 1.50 metros a 90 centímetros. Además, en las instituciones que no se pueda aplicar ese rango, estará permitido establecer una distancia mínima de 50 centímetros.
Según informó el ministro de Educación, Nicolás Trotta, esas escuelas con aulas poco espaciosas deberán aplicar cuidados preventivos adicionales como testeos a estudiante y uso de medidores de dióxido de carbono. La medida busca finalizar con la modalidad mixta de clases virtuales y presenciales y se llevará a cabo desde el este miércoles 1 de septiembre.
Con la decisión de acortar la distancia entre alumnos, la importancia del correcto uso del barbijo y la ventilación en espacios cerrados se convierten en los principales pilares para evitar contagios de coronavirus en las aulas.
El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, estimó que en la provincia aproximadamente mil escuelas de un total de 15 mil pueden tener limitaciones por el espacio para cumplir con la distancia mínima de 90 centímetros y aseguró que en esos casos, la Dirección General de Cultura y Educación reforzará la cantidad de medidores de dióxido de carbono para controlar la ventilación en las aulas.
“Cuando había menos chicos en el aula estabas más relajado porque sabías que abriendo la ventana ya era suficiente y había más margen, pero si achicás ese margen tenés que estar más sobre el problema para que no te exceda. Si antes alcanzaba con abrir la ventana, por ahí ahora no alcanza porque tenés que remover más aire porque hay más chicos emitiendo aerosoles”, explicó en diálogo con El DiarioAR Jorge Aliaga, físico e investigador del CONICET y la Universidad de Buenos Aires.
La revista Science publicó detalles de un estudio realizado por un equipo multidisciplinar de investigadores de Estados Unidos, Israel y Taiwan, que reveló que el SARS-CoV-2, causante del Covid-19, se propaga y contagia al inhalar aerosoles cargados con partículas virales que pueden acumularse y permanecer en el aire varias horas. Esto mismo ocurre con otros virus respiratorios como la gripe, el MERS-CoV, el sarampión o los rinovirus, causantes del resfriado común. Antes se creía que estas enfermedades se propagaban a través de superficies contaminadas o con las gotículas que las personas infectadas desprendían con la tos o los estornudos.
Si mantenés cierta distancia, pero metés más gente en el espacio, generás más aerosoles por lo que tenés que remover más aire para que el riesgo no cambie
Según detalló Aliaga, existen dos maneras de renovar el aire en un ambiente: de manera natural. abriendo puertas y ventanas, y de manera forzada, con ductos que inyecten aire del exterior y saquen el que ya fue respirado. Si la cantidad de renovación de aire no es suficiente, ya sea porque no hay suficientes aberturas, falta de corriente de aire o no alcanza con la ventilación forzada, se puede compensar utilizando filtrado.
“La idea es que yo no tengo que respirar el aire de otro, si estoy al aire libre ya está porque el aire se va a mover, pero si estoy en un ambiente cerrado tengo que hacer que el aire se mueva. Si mantenés cierta distancia, pero metés más gente en el espacio, generás más aerosoles por lo que tenés que remover más aire para que el riesgo no cambie”.
En cualquiera de los casos, es imprescindible hacer mediciones periódicamente de la cantidad de dióxido de carbono en el caso de ventilación natural y de calidad de partículas en el caso de la ventilación forzada. “Si solo ventilás es más fácil y más barato lo que tenés que medir. Si filtrás, lo que medís es más caro”, explicó Aliaga y disparó: “En los 440 filtros que puso la Ciudad, fueron, midieron una vez dijeron que con eso alcanzaba y nunca más volvieron”.
Además, el físico se mostró muy crítico sobre la decisión de acortar la distancia entre alumnos y advirtió el peligro que implica tener estudiantes sin vacunar, con poca distancia y sin la ventilación adecuada: “Hay una cosa que es muy clara, en todos lados dicen que la distancia prudente es de metro y medio, pero como de esa manera no entran todos en el aula, bajan el número. Eso quiere decir que ya se relajaron y esa no es la distancia prudente. Porque si no hubieran dicho ‘recalculamos y ahora la distancia prudente para cualquier actividad es 90 cm’, pero no dicen eso. También sacaron una medida que dice que aquellos que vuelven del exterior por razones de trabajo pueden no hacer el aislamiento obligatorio. Así como las escuelas no contagian, ¿el que viajó para trabajar tampoco contagió? Es absurdo”.
Por último, coincidió en que el uso de barbijo es tan importante como la correcta renovación del aire en los ambientes, sobre todo cuando las distancias se acortan: “Cuando tenés muy poca distancia no hay nada que te ayude porque estás respirando el aire del otro. Cuando metés más gente, tenés que tener más renovación para que no suba el riesgo. La única forma de mitigar la distancia corta es con muy buen barbijo y muy bien ajustado”.
¿Cómo usar correctamente el barbijo y cuál elegir?
Según Sol Minoldo, socióloga cordobesa, comunicadora de ciencia e investigadora de CONICET, hay varios puntos que hacen que un barbijo prevenga más el contagio del coronavirus que otros.
“Para evitar el contagio por aerosoles, que puede darse a corta distancia pero también a larga distancia en un lugar cerrado, es muy muy importante el ajuste. Que no haya fugas entre el rostro y el barbijo, porque si hay fugas la resistencia que pone el barbijo va a favorecer que por esos espacios los aerosoles salgan cuando expiramos y entren cuando inspiramos, por lo tanto no van a ser filtrados y no van a prevenir que contaminemos el espacio si estamos infectados, ni que nos proteja en el caso de que haya una contaminación en el aire”, explicó en diálogo con El DiarioAR.
Por otro lado se refirió a la tela del barbijo. Desde el comienzo de la pandemia surgieron varias dudas sobre los materiales autorizados para fabricar mascarillas y todavía no terminaron de aclararse. En ese sentido, Minoldo reveló cuáles son los mejores. “Los barbijos de uso médico tienen una capacidad de filtración por encima del 90 por ciento, como en el caso del N95, que es un barbijo bastante caro y la gente comúnmente no utiliza. Pero hay barbijos descartables que tienen buena capacidad de filtrado que son los KN95 y los quirúrgicos, estos últimos no tienen buen ajuste pero se pueden adaptar. Lo que tienen de bueno es que tienen para adaptar la parte del puente de la nariz, y para los costados se puede hacer por ejemplo un nudito y eso cambia la forma en que calza el barbijo”, manifestó.
En cuanto a los barbijos de tela reutilizable, la investigadora no los recomienda para uso único, ya que no tienen la suficiente cantidad de capas: “Cuando los usamos muchas veces no tenemos idea cuál es la capacidad de filtrado, pero sí sabemos que una sola capa es una protección mala. Necesitamos dos a tres capas para que haya algún nivel de filtrado y que las telas con las que estén hechos no tengan mucha porosidad”.
Si con el uso el barbijo se humedece, se reduce muchísimo la performance de filtrado
Otra cuestión a tener en cuenta es la comodidad. Si el barbijo no calza bien o genera incomodidad, la persona tenderá a bajarlo o removerlo. “Es muy importante que podamos usarlo durante mucho tiempo y hay cosas que entorpecen ese uso. Una de ellas es cuando nos aprieta los labios y nos impide hablar, o si bajan mucho el sonido de nuestra voz y hacen que tengamos que gritar para que nos escuchen, esto pasa mucho con los barbijos de neoprene. Otro problema es cuando nos tira mucho de las orejas, a veces se puede hacer algún tipo de adaptación, ya sea alargar los elásticos o cambiarlos por hilo elástico. También si con el uso el barbijo se humedece, se reduce muchísimo la performance de filtrado, es importante que no sean telas que transpiran muy rápido”, indicó.
Por último Minoldo se refirió a los barbijos creados por el CONICET, que son de uso frecuente en el país, y si bien destacó los beneficios del material con el que están hechos, remarcó que el diseño no es el mejor y que por eso recomienda utilizar uno descartable debajo. “La cualidad que tiene es la tela con un baño de materiales con nanopartículas que tienen efectos antivirales y antibacteriales. Sin embargo, el modelo más económico tiene un problema de diseño porque es como un barbijo quirúrgico pero encima no tiene clip nasal, por lo que el filtrado se reduce. Yo usaría en ciertas ocasiones el del CONICET arriba de otros porque tiene la ventaja de que si yo recibo contaminación por gotículas porque una persona me habló a corta distancia y estaba infectada con Covid, esas gotículas van a quedar por fuera del barbijo que tiene la propiedad antivirales”.
Para la socióloga es importantísimo que se creen políticas para concientizar sobre el uso de buenos barbijos: “Hay que empezar a pedir políticas donde el Estado empiece a animarse a proponerles a quienes venden barbijos algún tipo de sello de calidad, algo que evidentemente la sociedad quiere y por eso compra el barbijo del Conicet, porque de alguna forma quiere acceder a algo que le de un nivel de garantía de que lo que está comprando es eficaz”.
¿Hasta cuándo habrá que utilizar barbijo?
Si bien en las últimas semanas surgió el rumor de que el Gobierno anunciaría que desde septiembre el uso de barbijo al aire libre no sería obligatorio, para Minoldo sería positivo que continúe su utilización post pandemia. “Yo creo que sería beneficioso seguir usándolo en determinadas circunstancias de riesgo, como en hospitales, salas de espera, lugares cerrados con muchas personas. Podría ayudar mucho a prevenir enfermedades respiratorias. Sobre todo en invierno que es cuando más enfermedades respiratorias tenemos y la gente piensa que el problema es tener frío, pero en realidad es porque los lugares están menos ventilados”, reveló.
SC
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