Lecturas de verano, el mejor cine en francés
Esta vez me propuse compartirles algunos subrayados sobre la escritura que me andan rondando por la cabeza en estos días un poco enrulados para mí en este terreno. La cosa no termina de arrancar. O va, pero por goteo. Y entonces, mejor el silencio, mejor la escucha o la lectura de lo que escribieron otros.
Vuelvo siempre a algo que apunta Liliana Heker (a propósito, para olvidarnos un rato de las declaraciones pasmosas recientes, imagino un barrio mental o virtual, algo modesto nomás, en el que declaremos este 2024 como “el año Liliana Heker”. Razones nos sobran: están sus libros maravillosos, están sus observaciones filosas, dio una charla hace poquito durante un acto en defensa de la circulación de los libros, va a dar el discurso inaugural de la Feria del Libro de Buenos Aires en abril, saca nueva novela este año, por nombrar algunas cosas). Lo hace en su libro La trastienda de la escritura (Alfaguara, 2019) para referirse al “estado de caos” que implica siempre cualquier inicio.
“Hablo de esa etapa, previa a la escritura propiamente dicha, en la que, más que la punta de un hilo para empezar a narrar, lo que tengo es una maraña. Lo único distinguible puede ser un ámbito, un personaje, alguna escena, una frase que resuena en mi cabeza, o cualquier otro elemento que sospecho aglutinante de algo que necesito –que me tienta– encarar. Ni una pista en cambio por dónde arrancar ni hacia dónde ir para que eso brumoso alguna vez tome forma”, describe. Después recuerda ejemplos de cosas que le pasaron con algunos de sus cuentos (algún relato en el que apenas percibía un título, algunas imágenes sueltas y le faltaba todo lo demás) pero es tajante en este sentido: no pretende dar recetas, menos en un campo en el que ni siquiera las tiene para ella.
“No hay garantías, en suma, de que una o sus proyectos salgan alguna vez de ese estado. Pero hay dos maneras seguras de no salir nunca de allí. Una es confiar en el amontonamiento; vanidosamente creer que si a uno las cosas le salieron así, por algo ha de ser, que la confusión expresa literariamente el caos, y que poner muchas cosas juntas supone –simula– una unidad. La otra manera es no afrontar el caos, tenerle miedo y, entonces, sacarlo prolijamente de nuestras vidas. La creación no es prolija. Hay que enredarse en el caos, hundirse sin salvación en él. Tal vez pesquemos al fin la punta del ovillo y salga de entre la vorágine algo que valga la pena”, señala.
En un camino similar, Mauricio Kartun –otro al que nuestro barrio utópico también se merecería una declaración importante, una calle, un año también, todo, todito, para él– se refiere a esa instancia inicial para la que, en su mirada, hay que reparar en el azar como orden, o mejor, como ordenador de ese barullo primario.
“No me refiero al azar, claro, como la extravagancia de escribir sobre cualquier cosa. Mi padre con su sencilla sabiduría de hombre de campo solía decir: ‘Cualquier cosa no, porque cualquier cosa es un sapo’. No cualquier cosa entonces sino esa cosa con la que, tan enigmática como fatalmente nos enfrenta siempre a los artistas el propio azar y que una intuición oscura nos deja reconocer (...). Salimos a la calle, abrimos un libro, recordamos algo, personajes, imágenes, una situación, una idea. ‘Los dioses brindan gratuita y graciosamente el primer verso’ –decía Valéry– y allí está el origen. (Claro que también disimula el anzuelo: todos sabemos que las ideas te las da Dios, pero después escribirlas es un infierno)”, subraya Kartun en su libro Escritos (1975-2015), (Colihue, 2015) en un texto donde despliega algunas de sus ideas alrededor del acto creador y la dramaturgia.
Enseguida, nuevamente sin pensar en fórmulas prefabricadas o recetas imbatibles, propone que tal vez un rumbo posible en ámbito de la enseñanza sea el de “familiarizar al dramaturgo en ciernes con esa ruleta”. “Hacerle perder esa confortable confianza en el hogar de las ideas, esa fe en la sensatez de la necesidad, para instalarlo en la pista caliente de bailar la que te toca”, sigue y también invita a “aceptar las circunstancias del instante creador con toda la fuerza de arrastre de sus vientos subjetivos y objetivos: desde el estado del tiempo al del ánimo. Entender que el imaginario –ese botellero– no construye objetos a medida, como es afán del sistémico, sino que –orgánico– recicla desechos, residuos, imágenes en desuso, que son salvadas del olvido en este acto preservacionista de la estética”.
Arranca una entrega de Mil lianas incipiente, que se asoma más caótica y azarosa que nunca. Tal vez se cuela algún sapo, vamos viendo.
1. Lecturas de verano. Salió la tercera entrega de esta selección que estoy armando con publicaciones que circularon en el último tiempo y que, por motivos diversos, no llegué a leer y comentar (si se distrajeron o están buscando libros por estos días, acá pueden leer la primera y, por acá, la segunda). Esta vez quedé encantada con tres publicaciones más o menos recientes que tienen personajes y escenarios anclados en el queridísimo –y por mi parte, muy extrañado– siglo XX: la compilación Textos tempranos de Manuel Puig (atención que se puede leer y descargar gratis acá) realizada por Ediciones Bonaerenses; Minotauro. Una odisea de Paco Porrúa, de Martín Felipe Castagnet y publicado por Tren en Movimiento; e Instantáneas de mundo, una selección de textos de Alfonsina Storni a cargo de Alejandra Laera y editado por Fondo de Cultura Económica. Pueden leer más de todos ellos, y fascinarse tanto como yo, en este enlace.
La tercera entrega de Lecturas de verano se puede leer en este enlace.
2. My French Festival. Ya es un clásico de esta época del año. Por estos días y hasta el 19 de febrero tiene lugar MyFrenchFilmFestival, es decir, el nutridísimo festival de cine en francés que se puede disfrutar online desde su lanzamiento en 2010 y que tiene la misión de difundir lo más destacado del cine contemporáneo proveniente de países o territorios francoparlantes. Una vez más, esta edición ofrece largometrajes y cortos hablados en francés, con subtítulos en español, inglés, francés y varios idiomas más, y es totalmente gratuito para quienes vivimos en América latina.
“Se ofrecen 26 metrajes de formatos, géneros y estéticas diversas con los que mostrar la riqueza, la vitalidad y la diversidad del cine en francés. En el centro de esta selección ecléctica encontramos 9 largometrajes y 9 cortometrajes para la sección de concurso”, informa por aquí el Institut Français en la Argentina y también ofrece el listado de todas las películas de esta edición del festival.
Por mi parte, ya me anoté varias para ir viendo, pero la que encabeza la lista, sin dudas es Jane B. par Agnès V, de Agnès Varda, de 1988. Se trata de un largometraje obviamente fuera de concurso, en el que la cineasta ofrece un retrato muy particular de la actriz Jane Birkin, quien murió el año pasado.
Toda la programación de MyFrenchFilmFestival, que es online y gratuita para América latina, se puede ver por acá. Más información, en este enlace.
3. Lo nuevo de Cristian Alarcón. Dice que se trata de una versión más de su modo anfibio de ver el mundo. Que se sube a escena con la misma inquietud que cuando le pidieron por primera vez escribir un pirulo mientras era pasante en un diario. Y que siente la gran responsabilidad que implica encabezar un proyecto así como creador del Laboratorio de Periodismo Performático de la revista Anfibia.
El escritor y periodista Cristian Alarcón estrenará en unos díasTestosterona, una performance armada alrededor de una experiencia autobiográfica: cuando tenía seis años, fue sometido a una supuesta “terapia de reconversión” que implicó la aplicación de inyecciones de testosterona durante meses. Ocurrió cuando sus padres empezaron a ver en él lo que pensaron que eran rasgos femeninos y lo obligaron a seguir el tratamiento con el fin de “curar” su homosexualidad.
Con dirección de la actriz y dramaturga Lorena Vega y acompañado en escena por Tomás de Jesús, el autor de El tercer paraíso, la novela que ganó en 2022 el premio Alfaguara, propone un dispositivo escénico donde se cruzan el biodrama, los experimentos nazis, las incógnitas del cuerpo, la danza, el deseo, la música, el arte visual y el periodismo. Hace unos días entrevisté a Cristian para hablar de este nuevo proyecto, que llegará al teatro Astros de Buenos Aires a partir del 8 de febrero. Pueden leer la nota en este enlace.
La entrevista con Cristian Alarcón sobre Testosterona, la performance que llegará a escena a partir del 8 de febrero, se puede leer por acá.
Banda sonora. Un poco de todo esta vez. Por un lado, me puso contenta saber que Elefant Records, el sello de origen español y dedicado a editar lo mejor del indie pop, está cumpliendo 35 años de trayectoria. Son un faro y, para muchos, una suerte de escuela de iniciación musical. Entre muchísimas bandas y solistas, son la casa de Family, uno de mis proyectos musicales favoritos de siempre; de La Casa Azul, otra banda que llevo en el corazón porque me gusta mucho y me hace pensar en mis amigos que también disfrutan de sus canciones; y de los escoceses Camera Obscura. Para celebrar elegí canciones de todos ellos. Se escuchan, siempre, por acá.
No son días de buenas noticias en general, y en particular para los melómanos, luego del anuncio de una suerte de cierre de la revista musical online Pitchfork. Otro faro, en esta caso lanzado en 1995 por Ryan Schreiber como blog musical independiente, que fue creciendo y con los años se convirtió en un medio de referencia para conocer sobre las novedades musicales, con una selección siempre elegante y canchera. Ahora despidieron a buena parte del staff y el medio se fusionará con otra revista, GQ, por lo que se espera que algo de la identidad que caracterizó a Pitchfork se termine de diluir. A modo de despedida, elegí canciones al azar de las listas que la revista sigue teniendo en Spotify, con lo mejor de 2023.
Por último, vi la película Past Lives (en alguna otra entrega la comentamos mejor, por ahora me animo a decirles que es hermosa y a invitarlos para que la busquen). Por acá alguien armó una playlist con canciones de o inspiradas en la película, que tiene detrás de su banda sonora a dos miembros de la banda indie Grizzly Bear, Christopher Bear y Daniel Rossen. Algunos de esos temas se metieron también en nuestra lista compartida esta semana.
Bonus track. Volvió al Jardín Botánico de la Ciudad de Buenos Aires el proyecto artístico “Jardín sonoro”, con una nueva edición. Se trata de una instalación performática que reúne dramaturgas, directoras y actrices como Andrea Garrote, Eugenia Pérez Tomás y Lorena Vega, entre otras, para intervenir el espacio público y proponer “un cruce entre el teatro, la literatura y las nuevas tecnologías, a partir de relatos orales que recorren la relación entre las personas y la naturaleza”, según señalan sus creadoras. Por acá pueden leer un poco más de qué se trata y ver si les tienta, como a mí, hacer ese recorrido tan particular por el parque.
Bonus track II. Esta semana se entregó el Premio Alfaguara de Novela, un reconocimiento muy esperado para autores y autoras que escriben en idioma español. Esta vez se lo llevó el escritor y periodista español Sergio del Molino con la novela Los alemanes. Por acá pueden leer un poco más sobre el libro, que llegará a las librerías a mediados de marzo.
¡Hasta la próxima!
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