Negacionismo de la dictadura en la campaña electoral
Malena Strauchler y Franca Noceti dirigen el centro de estudiantes de una prestigiosa escuela de Buenos Aires, la Carlos Pellegrini. Este 11 de agosto, dos días antes de las primarias presidenciales de Argentina, se encontraron con que alguien había vandalizado las baldosas que recuerdan a dos docentes y 34 alumnos desaparecidos en la dictadura. Las pintadas decían “terroristas asesinos” y llamaban a votar al ultraliberal Javier Milei.
“Quizás había ciertos sentidos comunes que pensamos estaban saldados de defensa de los derechos. De repente nos explota en la cara que no. Todas estas cosas hacen que toque volver a pensar cómo es la memoria colectiva, que está más desdibujada de lo que pensamos, que hoy por hoy hay muchos discursos negacionistas”, dijo Malena a DW.
Estudiantes, docentes y vecinos limpiaron las baldosas aquí y en otros dos colegios, donde también fueron vandalizadas, una el mismo día y otra, dos meses antes.
Milei, el más votado de las primarias, ha prometido que no indultará a los represores de la dictadura, pero su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, aboga por cerrar el sitio de memoria de la ex Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA, donde funcionó un campo de concentración, y para que en el Parque de la Memoria, que recuerda a los desaparecidos, se añadan los nombres de las víctimas de las guerrillas de los años 70.
La periodista especializada en derechos humanos Luciana Bertoia señala otros dichos de la candidata a vicepresidenta: “Victoria Villarroel dijo que no cuadraba el concepto de terrorismo de Estado. Ella dice que, en todo caso el Estado pudo haber cometido abusos. Dijo que no estaban pensando en el formato amnistía o indulto, pero sí que en los juicios a los genocidas se violaron las garantías.”
Bertoia apunta también a una de las principales rivales de Milei, la centroderechista Patricia Bullrich: “Lo que planteó en una actividad que hizo en Punta Alta con veteranos de la Guerra de Malvinas, es que había que revisar la situación de los militares injustamente presos. No dio detalles sobre esta revisión, pero se entiende que está hablando de los criminales de lesa humanidad”
DW contactó a Milei, Villarruel y Bullrich, pero no obtuvo respuesta.
En la Universidad Di Tella, la historiadora Camila Perochena advierte que tanto sus colegas como el Poder Judicial de Argentina han constatado que hubo terrorismo de Estado entre 1976 y 83: “El Estado reprimió de forma sistemática y la palabra sistemática en esto es importante. Es decir, se daban órdenes desde las juntas militares hacia abajo, hacia las distintas provincias, hacia las distintas Fuerzas Armadas, para que se reprimiera de forma clandestina. ¿Torturar es un abuso y un exceso? ¿Desaparecer es un abuso y un exceso? Y eso fue sistemático.”
Perochena recuerda que algunos desaparecidos eran guerrilleros y otros no y que la “violencia guerrillera no fue equivalente a la del Estado”, que incluyó apropiación de niños, violaciones y vuelos de la muerte para arrojar opositores al mar.
“En esta Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA, funcionó un centro clandestino de detención, tortura y asesinato entre 1976 y 83”, contó Alejandro Rebossio. “En 2004 se convirtió en un sitio de memoria. Y ahora corre riesgo de ser desalojado”.
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