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Reseña teatral

Brenda, una mujer que está sola y se alucina acompañada

En Mis cosas preferidas, una ansiosa mujer en el escenario parece esperar visitas con todo listo.

Moira Soto

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“Pieza para cuatro personajes, solo uno en escena”, puede leerse en el encabezamiento del texto de Mis cosas preferidas. Afirmación relativamente cierta: hay una tensa, ansiosa mujer en el escenario que parece esperar visitas con todo listo. Tres amigas —Laura, Ana Clara, Celina— llegarán, pero no serán materialmente visibles: harán rotundo acto de presencia en la fantasía delirante de Brenda, la protagonista que manejará los hilos de la reunión. Y, por cierto, esas visitas cobrarán presencia en la imaginación del público que logrará verlas gracias al discurrir de Brenda que dialogará con cada una de ellas, dejando espacio para las respectivas, supuestas respuestas que luego rebatirá a su manera, ofreciéndoles con insistencia y un toque de tilinguería trufas de coco y té de cinnamon (“ay, no me acuerdo cómo se dice en castellano”) que ha de servir a las cinco en punto (“bien british”).

En ese encuentro fraguado en la cabeza de Brenda, surge de sus referencias, de su vocabulario que al menos durante unas tres décadas no se ha visto con esas amigas. Y poco a poco, en la locuacidad de su estado alterado, van surgiendo pistas, se va develando que hay flor de entripado sin procesar en el pasado, ajustes de cuentas que saltan a la superficie. Y un gran descargo por realizar de parte de la protagonista.

Formada en teatro y artes audiovisuales en Cataluña y en Buenos Aires, la autora y directora Macarena García Lenzi ha puesto en evidencia su interés por diversos aspectos de la salud física y mental, tanto a través de piezas de teatro como de la película que codirigió, Piedra papel y tijera (2019), sorprendente thriller de horror sustentado por dogmatismo religioso y aliñado con alusiones a la Dorothy de El mago de Oz. Una cinta que a la vez es una adaptación de la obra teatral de MGL Sangre de mi sangre (2013).

El interés de esta puestista y cineasta por la amplia temática de los trastornos de personalidad surge en parte por haber observado de chica a un familiar bipolar, sus cambiantes estados de ánimo, su lógica otra, su especial sentido del humor. Esa inquietud la impulsó a crear en Sangre… a personajes encerrados, suspendidos en el tiempo, con pérdida de noción de realidad y sin filtros morales que se trasladarían años después a la pantalla en Piedra…, film que cuenta —además del buen rendimiento de Pablo Sigal y Agustina Cerviño— con la escalofriante actuación de Valeria Giorcelli, actriz de milagrosa flexibilidad, presente también en La paciencia y dueña absoluta de la escena en Mis cosas…

Amén de su enfoque atento y conocedor de las cuestiones que aborda, MGL no deja nunca de lado el recurso de un humor negro implícito que alivia ciertas oscuridades y baja las defensas de los espectadores, como sucede en las mejores tragicomedias. Así, en La paciencia, el lugar donde se atiende a pacientes terminales mayores se llama Honrar la vida. En esta obra con trasfondo social y político que, entre otras cosas, habla sobre las condiciones de trabajo de las sufridas y subestimadas enfermeras. En dicho espectáculo, tres chicas que bregan, decaen, se reaniman, hacen alguna travesura, dicen una mentira piadosa, también se unen y perseveran en una noche donde suceden escenas emocionantes y asimismo divertidas.

En el teatro, al igual que en el cine, García Lenzi, que tiende a trabajar en sus creaciones con unidad de tiempo y de lugar, pone siempre en valor expresivo la escenografía, el vestuario, las luces, rodeándose para ello de excelentes colaboradores/as en los rubros técnicos. Y desde luego, de notables intérpretes que dirige con minucioso detalle. 

Finalmente, merece destacarse la inusual operación que realizan la directora-autora y su actriz en el caso de Mis cosas preferidas. Ambas se animaron a desarrollar una renovada versión de la obra original, que habían presentado hace una década, reescribiéndola de acuerdo a la incidencia del paso del tiempo en el personaje de Brenda y sumando alusiones a la realidad actual local. Ahora la protagonista es una mujer madura prejuiciosa que ha vivido aislada, alimentando resentimiento y culpa, fijada a un pasado juvenil según puede advertirse en su ropa, la vajilla, sus expresiones verbales. Dedicada a mirar televisión, a navegar por Internet en busca de personas que conoció antaño, quizás a escuchar radio. Dentro de su estrecho horizonte, repite conceptos que el público pesca al vuelo soltando una risa de complicidad: “Ahora ni un pasaje de subte se puede pagar, imagínate”; “Hay que trabajar más que nunca, era una fiesta lo que estábamos viviendo, ahora hay que pagar los platos rotos”; “Y hoy día, con lo mal que está todo, con tanta gente que tiene la vida arruinada… Pero igual se levanta ¿eh?”. Sí, también hay citas a La novicia rebelde, pero no se reverán acá.

Mis cosas preferidas, los viernes a las 20.30

La paciencia, los sábados a las 20.15

Ambos espectáculos en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960

MS/JJD

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