Atrapados por las inundaciones en Valencia: “No quería morir, salí por la ventana del auto y el agua se lo llevó”
Antonio regresaba ayer por la tarde de trabajar hacia Paiporta. Como tantos conductores que no fueron avisados de la virulencia del agua que corría por el barranco del Poyo, se quedaron atrapados por la corriente que se había desbordado. Justo en la rotonda de acceso al municipio. “El agua iba a una velocidad demencial. Nos agarró el agua y en la rotonda de Paiporta los autos parados se los llevó el agua. El agua pasaba a una velocidad brutal. Salí por la ventana del auto y el agua me tiró contra una valla y ahí me quedé”, explica Antonio en una entrevista en la radio de À Punt.
“Había mucha gente encima de los autos y camiones. Una chica subida en un poste. La corriente me arrancó la ropa cuando estaba agarrado a la valla. No podía moverme. Empecé a gritar porque veía que no iba a aguantar. No me quería morir. El auto se fue barranco abajo. Se lo llevó todo. Afortunadamente, un chico me ayudó a subir a un camión. La presión del agua hacía imposible que nos ayudaran. Del golpe tengo heridas”, relató este conductor que ha pasado la noche en el polideportivo de la Petxina, habilitado para atender a las víctimas.
“A las 3 horas de estar subido en el camión, el agua comenzó a bajar y pudimos salir por nuestros propios medios. Necesito ropa, de cintura para abajo voy desnudo. Volví a nacer, ojalá me equivoque, pero creo que ahí la corriente se llevó a gente”, explicó.
“Pensé que no volvía a ver a mis padres”
En Paiporta (l'Horta Sud) el caos comenzó cerca de las 19 horas. “La Policía nos avisó de que el barranco se había desbordado. En cuestión de minutos el agua pasó de los tobillos a la cintura”, cuenta Óscar Pozo, vecino de la localidad valenciana. El joven vive con sus padres y cuenta cómo, de inmediato, los vecinos salieron a la calle todos juntos a sacar los autos. A los pocos minutos, se cortó el suministro eléctrico, que sigue inactivo por la mañana. “Nos avisaron cuando el agua ya estaba por la calle y el retén de Policía estaba junto al barranco”, lamenta el joven, que critica la “mala gestión” de la emergencia: “La alarma llegó tardísimo”.
“Mis padres salieron a llevar el auto a las afueras. Empezó a subir el agua, los autos rodando, los contenedores por la calle... Pensé que no los volvía a ver”, apunta. En su edificio lo pasaron realmente mal. “Un hombre se quedó dentro del ascensor cuando se fue la luz y lo sacó el vecino”. El joven cuenta su historia a elDiario.es ya desde las afueras del pueblo, cerca del dispositivo de la Guardia Civil, con los primeros agentes de la UME. “Está lleno de barcos, helicópteros, es de película”, explica con escasa cobertura móvil.
“Veíamos los autos y el agua por debajo de nosotros”
J. A. C. volvía desde València a su casa en Picassent por la autovía de Silla que bordea las zonas más afectadas desde Sedaví a Masanassa, donde de desbordó un barranco: “A las 19.30h, a la altura del Carrefour de Alfafar, ya no podíamos avanzar con los autos, estábamos parados y el agua empezó a pasar desde Carrefour a la calzada de la autovía. Decidí bajar del auto con mi hija, subimos a la mediana que separa los dos sentidos y caminamos en busca de un lugar seguro”.
Según relata, otra gente les siguió “pero otros se quedaron en el auto a pesar de que les decíamos que salieran porque el agua cada vez subía más”. “No sabemos qué fue de ellos. Finalmente vimos el puente de Sedaví que cruza la autovía y subimos allí. Nos juntamos unas 500 personas, fue tremendo, veíamos todos los autos y el agua por debajo de nosotros. La gente se portó bastante bien, había autos atrapados en el puente también y un autobús”, cuenta.
Pasó la noche con su hija en el autobús hasta que a las 5 de la madrugada llegó la Guardia Civil. “Nos llevó a todos al estadio del Basket del Valencia Basket... Aquí estaremos con mantas y comida que nos han traído hasta que podamos volver a casa. La imagen ha sido dantesca, como una película de terror, debe haber 2.000 autos apilados en la autovía entre Sedaví y Catarroja.. hemos tenido mucha suerte, el puente nos salvó la vida”.
Otros, como José Luis, tuvieron que hacer noche fuera hasta la llegada de los servicios de emergencias. En su caso, pasó las horas en un pelotero para niños con sus hijos en el Leroy Merlin hasta que pudieron rescatarlos.
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