Boric, Lula y Maduro: la izquierda que mira derecho a la izquierda
El resultado de las elecciones presidenciales en Venezuela que se celebrarán el próximo domingo 28 de julio definirá el nombre del hombre que dirigirá el país caribeño en el próximo sexenio. Los candidatos con mayores posibilidades de permanecer o acceder al Palacio de Miraflores son el actual presidente Nicolás Maduro por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y el ex diplomático Edmundo González por Plataforma Unitaria (PUD).
María Corina Machado lideresa del partido Vente Venezuela y ganadora por el 90% de los votos en las primarias de 2023- fue inhabilitada por la Contraloría General de la República para ejercer cargos de elección popular por estar involucrada de una causa de corrupción junto con Juan Guaidó, quien en 2019, se autoproclamó “presidente encargado” del país. Y, la académica Corina Yoris, su sustituta no pudo inscribirse. El candidato postulado para el domingo 28, González era el apoderado de la coalición y contaba con firma habilitada ante las autoridades electorales.
El oficialismo chavista que quiere seguir siendo oficial
El chavismo como llamaron los analistas, no sin descalificación, a la ‘Revolución Bolivariana’ cuyo mentor el carismático y fallecido presidente Hugo Chávez, más adelante denominó como el ‘Socialismo del Siglo XXI’, el gran giro de Venezuela hacia una sociedad de izquierda, es la fuerza política oficialista desde hace 25 años. Los mandatos de Chávez, victorioso en las cuatro presidenciales, entre 1998 y 2012, siempre con al menos 10 puntos de ventaja sobre su más cercano contrincante fueron beneficiados por el aumento del precio del petróleo de alrededor de 1.000%, a inicios de 1999, hasta los picos del segundo boom petrolero.
Luego de su fallecimiento, Nicolás Maduro, elegido por Chávez como su sucesor, se impuso a Henrique Capriles por escaso margen en las elecciones de abril de 2013, menos de 1,5 puntos de ventaja según el escrutinio oficial, una distancia de 223.599 votos. Cinco años después, Maduro fue reelegido en un proceso que no fue reconocido por la oposición y por varios países de la comunidad internacional, tras la exclusión de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). “En 2013 la elección fue muy cuestionada, muchos pensamos que el Gobierno pudo haber perdido. En (las legislativas de) 2015, sin duda las perdió. Para 2018, la oposición no tenía ninguna oportunidad de ganar, le quitaron los medios”, repasó Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Entre los motivos que explican la expectante atención que rodea al acto electoral se encuentra el deterioro del modelo chavista: problemas económicos y políticos, como masivas protestas de calle y una depresión económica inédita con una baja del 80% entre 2013 y 2020. Una caída de 100 a 20. El crecimiento actual del país es de 5% pero a partir de 20. En valores absolutos, el PIB se acerca a los 100 millones de dólares cuando supo superar en los años de Chávez los 400 mil millones de dólares. A la vez, este lento viraje de una economía marcada por los controles a un modelo que permite la libre circulación del dólar estadounidense en el país sudamericano ha generado grietas en la coalición que apoya a Maduro. El Partido Comunista de Venezuela (PCV) decidió apoyar a otro candidato, Enrique Márquez. Aunque el PCV jamás aportó muchos votos ni a Chávez ni a Maduro, su apoyo legitimaba el discurso de izquierda de la Revolución Bolivariana.
A esta disidencia se suman por otros motivos declarados la de los dos líderes izquierdistas de la región más escuchados en el contexto internacional: Gabriel Boric, presidente de Chile y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, con nítida diferencia respecto a la que ellos mismos han mantenido con antelación
La retórica del ‘baño de sangre’
El detonante del repudio asumido por Boric y Lula se encuentra en las amenazantes palabras proferidas por Maduro en el marco de un acto público en la comunidad de La Vega, al oeste de la ciudad capital de Caracas. El mandatario afirmó que “el destino de Venezuela, en el siglo XXI, depende de nuestra victoria el 28 de julio”. Y advirtió “Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida, producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”.
El presidente Boric -quien anteriormente había reconocido entre su país y Venezuela la presencia de “casos complejos”, con expectativas de solucionarse, como las expulsiones de migrantes venezolanos y el asesinato del disidente político Teniente Ojeda-, en un encuentro con medios internacionales llamó a Venezuela a dar garantías de transparencia y competitividad en las elecciones presidenciales de este domingo 28 de julio y afirmó que “no se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre, sino que lo que reciben los mandatarios y los candidatos son baños de votos”. Puntualizó respecto a las tan próximas elecciones que “es un acontecimiento que es decisivo para que este país logre superar la severa crisis económica, política y social que ha vivido en los últimos años.
Chile, estaño y mineral, y la nación caribeña de los máximos hidrocarburos
La estabilidad y progreso de Venezuela es un asunto que por cierto está en interés de su propio pueblo, pero también de toda América Latina según Gabriel Boric. El presidente chileno rubricó sus declaraciones con referencia a la masiva migración venezolana de los últimos años. “El éxodo de más de 6 millones de venezolanos, ha sido muy disruptivo en los países”, sostuvo el mandatario. Y mantuvo su firmeza su postura crítica respecto a los DDHH en Venezuela, “el respeto irrestricto por los derechos humanos, sea quien sea el color político de quien gobierne, es una política del Estado de Chile desde los últimos 34 años.
Si bien, el presidente Boric afirmó que no le corresponde referirse a la situación interna de Venezuela, pero que sí puede exigir garantías electorales a la vez que se refirió a las sanciones que EEUU ha establecido sobre los sectores del petróleo y el gas del país gobernado por Maduro. El hito inicial de los castigos norteamericanos se remonta a 2014, cuando durante la presidencia de Barack Obama. En enero de este año, el gobierno de Joe Biden volvió a imponer una sanción a Caracas después de que la Corte venezolana confirmara la inhabilitación de Machado.
El Brasil verde-amarillo no enviará observadores al país color azul petróleo
En consonancia con Boric, Lula ha repudiado el eventual “baño de sangre” con que amenazó Maduro. El presidente de Brasil respondió a Caracas. “Me asusté con esa declaración”. Y, pidió a Maduro que reconozca los resultados electorales: “Tiene que aprender que cuando uno gana se queda y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones” .
La contra réplica no tardó en llegar. En otro acto proselitista, Maduro advirtió “Yo no dije mentiras, solo hice una reflexión, el que se asustó que tome una manzanilla porque este pueblo de Venezuela está curado de espanto y sabe lo que estoy diciendo , y en Venezuela va a triunfar la paz, la unión cívico- miliar-policial perfecta”.
Acaso a este primer cruce de palabras entre Maduro y Luiz Inácio Lula da Silva, uno de sus grandes aliados en la región a pesar de las tensiones provocadas por el tema del Esequivo, se sumaron otras en el acto de campaña del jueves 23 de julio. En esa oportunidad, Maduro cuestionó sin pruebas la equidad de las urnas en Brasil. Afirmó que “Venezuela tiene el mejor sistema electoral del mundo” con auditorías en el 54% de las urnas. “¿En qué otro lugar del mundo hacen esto? ¿En Estados Unidos? ¿Es auditable el sistema electoral? ¿En Brasil? No auditan ningún boletín. ¿En Colombia? No auditan ningún boletín.
El tema es delicado en Brasil. Durante las elecciones presidenciales de 2022, el entonces presidente Jair Bolsonaro, derrotado por Lula, aseguró en varias ocasiones que las máquinas de votación electrónica no eran fiables, cuestión que los expertos refutaron sobre el principio de que las urnas sí se auditan y que no hubo indicios de fraude.
El Tribunal Electoral de Brasil (TSE) desmintió las afirmaciones de Maduro y difundió al respecto un comunicado que expresa su posición sin ambages: “El Tribunal Electoral brasilero no admite que, interna o externamente, mediante declaraciones o actos irrespetuosos, se descalifique con mentiras la seriedad e integridad de las elecciones y de las máquinas de votación electrónica de Brasil”. De hecho como aseveró el TSE, las máquinas electrónicas del país son seguras y las autorías ocurren antes, durante y después del proceso electoral. En consecuencia al agravio de Maduro y conforme a la posición seguida se difundió que “el Tribunal Superior Electoral no enviará técnicos” a la invitación hecha por la Comisión Nacional Electoral de Venezuela para el seguimiento de las elecciones del domingo 28. No es menor la importancia de esta decisión; la presencia de observadores electorales independientes se considera importante, sobre todo para países que están bajo sanciones económicas y comerciales.
AGB
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