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Elecciones en EEUU 2024
Análisis

Donald John Trump ganó la trifecta: a la Presidencia y el Senado sumó la Cámara de Representantes

En el Congreso de Washington, Cámara de Representantes y el Senado tendrán mayorías de bancas republicanas en 2025, y desde el 20 de enero un ex presidente republicano habrá regresado a la Casa Blanca.
12 de noviembre de 2024 13:11 h

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Los sondeos de intención de voto habían sido consistentes al ofrecer, sin disensos entre las encuestadoras, y sin cambios en las últimas semanas previas a la elección del martes 5 de noviembre, el panorama de una suerte de empate técnico entre oficialismo y oposición en EEUU. De este parejo pronóstico se había inferido la morosidad prolija de un cuidado recuento voto a voto que postergaría el conocimiento de la candidatura presidencial vencedora. Ni la premisa ni la conclusión hipotéticas se vieron confirmadas. En la noche del primer martes del noviembre el ex presidente y candidato presidencial republicano se perfiló ganador de márgenes nítidos  de ventaja en las votaciones de los estados en disputa que decidirían la composición del Colegio Electoral y por tanto quién sería el sucesor del demócrata Joe Biden en Washington.  Tampoco fue lento el recuento para el Senado, donde se renovaban por seis años 33 de las 100 bancas: al final de la jornada electoral, 53 de las bancas senatoriales y la mayoría absoluta eran republicanas. Más lento es, siempre y de por sí, el recuento de la Cámara de Representantes, que cada cuatro años renueva todas sus 435 bancas con las votaciones celebradas en 435 circunscripciones electorales a lo largo de los 50 estados. Todavía faltaba el martes el recuento definitivo de alguno distritos en California, pero el lunes 11 de noviembre en la noche una proyección daba como irreversible la ganancia republicana de una ajustada mayoría, la mínima, la que otorga la obtención de 218 bancas en la cámara baja del Congreso. Donald John Trump había ganado la trifecta, triple victoria de la Casa Blanca y de las cámaras alta y baja del Capitolio.

La Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes en manos MAGA

El escrutinio de los 142.380.403 votos válidos emitidos el martes 5 en las elecciones de EEUU mostró un mapa de las victorias y derrotas donde más estados que nunca antes en este siglo terminaron pintados de rojo. Es el color republicano, ostensible en las corbatas del magnate inmobiliario, ex presidente y candidato presidencial triunfante Donald John Trump. Cambiaron de color estados que en 2020 brillaban de su color azul, el color demócrata, ‘pecho frío’ según los vencedores del primer martes de noviembre. Todos y cada uno de los siete estados de voto estadísticamente variable (swing States), cuyo giro hacia la oposición o el oficialismo de la candidata Kamala Harris dirimiría quién ocuparía la Casa Blanca entre 2025 y 2029, se inclinaron por Trump: tres en el Rust Belt (cinturón oxidado del Noroeste y el Medio Oeste) y cuatro en el Sun Belt (cinturón endurecido por el sol en el Sur y el Suroeste).

Proyectada ya como irreversible, la mayoría republicana de 218 bancas, sobre las 435 de la Cámara de Representantes del Capitolio de Washington, operativamente es demasiado estrecha e inestable para legislar. De ensancharla o de mantener una disciplina sin tacha en la bancada depende el futuro político de esta cámara. Porque de ello depende en suma cómo va a funcionar -o no- la cámara baja del Congreso. Una mayoría demasiado pequeña es un incentivo muy grande para Trump -y para casi todo presidente- de buscar cómo dotarse de recursos que permitan al Poder Ejecutivo gobernar recurriendo lo menos posible al Legislativo.

En el Senado, la mayoría republicana es absoluta. A la vicepresidenta Kamala Harris le tocó desempatar, en los cuatro años que llegan a su fin del mandato de Biden, más elecciones como presidenta del Senado que a ningún otro VP en la historia del Congreso de EEUU. J.D.Vance, el vicepresidente republicano electo, 38 años menor que Trump -máxima distancia histórica entre las edades de los dos titulares del Ejecutivo-, acaso no se encuentre jamás en ese trance al presidir la cámara alta. (Según la periodista Charlotte Howard, a Vance se debe el sobrenombre más agudo, o más cruel, creado contra su predecesora. Cuando en CNN le preguntaron a Harris qué habría hecho diferente de Biden, respondió Nothing comes to mind. Así, No se me ocurre nada, llamó desde entonces Vance a Harris).

En la Cámara de Representantes, la mayoría republicana, finalmente proyectada, es estrecha. Las 218 bancas significan una victoria y un alivio para el Presidente de la cámara baja. Mike Johnson, de Louisiana, 52 años y cuatro hijos, abogado y ex locutor de radio, congresista desde 2017, llegó a esta presidencia recién el 25 de octubre de 2023 desde una posición y una carrera hasta entonces sin mancha y sin brillo. Al frente de la Cámara baja, actuó en el Congreso con eficiencia y para satisfacción de Trump (quien lo felicitó en el discurso de la victoria de la noche del 6 de noviembre) y fuera del Capitolio fue útil y servicial en la campaña republicana de este año electoral 2024.

Para retener esa presidencia, en una elección interna de 2025 en la Cámara de Representantes para la que ya hay fecha y donde ya es candidato, Johnson necesitará el disciplinado voto presente de las 218 bancas republicanas. Un desahogo mucho mayor de lo que sugiere la aritmética darían al Speaker victorias republicanas en las circunscripciones californianas de resultado aún ignorado. Los números exactos finales del reparto de las bancas son importantes para el futuro político de Johnson, y no sólo para su reelección. Porque de ellos depende el futuro político de la Cámara de Representantes y de su capacidad para dar curso a nuevas iniciativas legislativas. De ellos depende cómo va a funcionar -o no- la cámara baja. Una mayoría demasiado pequeña es un gran incentivo para Trump, como para todo presidente, de buscar cómo dotarse de los medios para gobernar circunviniendo al Congreso.    

Presidencialismo, federalismo y triunfalismo

En EEUU el pueblo no elige presidente: elige a quienes lo eligen. La elección presidencial es indirecta (como en la República Argentina desde 1853 hasta la reforma constitucional de 1994). En cada uno de los 50 estados la ciudadanía elige tantos grandes electores como correspondan a cada estado: 2 por default para todos (por los 2 senadores que elige cado estado) + una cifra variable de estado en estado según la población de cada uno. Con la sola excepción de 2 estados (Maine y Nebraska) que reparten sus electores proporcionalmente entre los dos partidos más votados, en los restantes 48 estados aquel partido que ganó más votos se ganó todos los electores de ese estado (Winner takes all!). Cada cuatro años todos los primeros martes de noviembre EEUU elige 538 electores, que se reúnen al mes siguiente en Colegio Electoral y eligen al presidente: para ganar la Casa Blanca, hacen falta 270 electores. Trump ha había ganado 295 ya el martes, y ganó 312 al fin del escrutinio.

Más votantes votaron por el opositor Trump: 73.349.446, sumados todos los votos emitidos en EEUU. Ganó en voto popular: 67.676.608 suman los votos a favor de su rival oficialista Harris. En las elecciones presidenciales de 2016, la candidata oficialista de entonces, la demócrata Hillary Clinton, perdió la presidencia pero superó a Trump en el número del voto popular. Trump es el primer candidato republicano en ganar la presidencia al mismo tiempo que superaba en voto popular a su contrincante desde que el opositor Ronald Reagan derrotó a Jimmy Carter en 1980 con una ventaja de más de ocho millones de votos y desde que, más recientemente, pero veinte años atrás, el oficialista George W. Bush venció a John Kerry en 2004 por cuatro millones de votos como presidente de guerra en la estela del 11-S de 2001.

El candidato victorioso y más votado fue este opositor acusado de fascista y autocrático por su adversaria demócrata y vencedora. Además de la trifecta partidaria, a título personalTrump logró lo que en la historia norteamericana sólo conoce un único antecedente, y en el siglo XIX. Aquello a lo que aspira hoy Evo Morales en Bolivia: la reelección por un nuevo mandato no consecutivo. Entre 1885 y 1889 Grover Cleveland fue el presidente n° 22 de EEUU y entre 1893 y 1897 el presidente n° 24. Pero este presidente precursor del bis discontinuo era demócrata: Cleveland fue el primer demócrata en volver a ganar la Casa Blanca desde de la Guerra de Secesión de 1861-1865.

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