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Israel - Una Guía para Idiotas

El Ejército israelí desplegándose los Altos del Golán, en el norte de Israel, el 11 de octubre de 2023.
14 de octubre de 2023 13:10 h

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Para ser eficaz, toda presión tiene que ser descortés. El sábado 7 se conocieron y difundieron las imágenes atroces y los detalles sanguinarios de la más descortés de las presiones ejercida en forma de masacre por una ofensiva de Hamás llegada de Gaza que ninguna agencia del Estado de Israel anticipó, y menos resistió. Ni un funcionario ni un medio occidental renunciaron a repetir el veredicto terminante de que a partir de este Pearl Harbour de 1941, este 11 de septiembre de 2001 ocurrido en octubre de 2023, ya nada sería igual. Aunque en el relato que narraban, todo siguiera igual que siempre. Nada asordinaba la asertórica letanía sobre la superioridad tecnológica de Israel (o al revés), de la amistad atenta de los EEEU constantes (o viceversa), de los amigos leales de los amigos fieles (o lo uno por lo otro).

Los servicios de inteligencia de Israel seguían siendo infalibles, a pesar de que las catastróficas consecuencias de la ineptitud acaso no puedan concebirse, para un día, que sólo tiene 24 horas, más dramáticas y pródigas en detalle gory para filmar en close-up y subir a tu historia viralizada en las redes. Y que podía empezar como fiesta trance en el desierto rave y acabar como pogrom en las arenas del Negev. A pesar de la matanza que veíamos, que habrían podido frustrar, y no frustaron. El Ejército israelí, que habría podido neutralizar de inmediato a estas tropas irregulares, poderosa pero irregularmente armadas, sin uniforme ni formación, que asesinaban a su paso, a gusto, pero sin plan. Seguía siendo llamado, ritualísticamente, 'invencible'. Es cierto, no fue derrotado. No murió su tropa. Murieron civiles. Mil doscientos, al menos, en un día. Se llevaron rehenes. Más de cien. Muchos niños judíos, paseados después por las calles de Gaza.

El Muro ultrasecurizado, con cámaras que todo lo filman. Con los más sofisticados sensores que detectan si se mueve una hoja iraní en un jardín de Siria. Con patrullas de guardias armados y da, su fiel amigo y protector, EEUU, tampoco colaboró con inteligencia o acción alguna para salvar a la población.

El heroico Ejército invicto, ausente con permiso religioso

En el sur de Israel, la población de las ciudades se alinea más hacia la derecha. En área rural, los kibutzim, granjas y unidades de explotación agropecuaria cooperativa, y de propiedad colectiva, que aún conservan un resabio del socialismo comunitarista originario de la fundación del Estado, se inclinan hacia la izquierda. Muchas veces, en esta región cercana a Gaza, en los cinco conflictos violentos anteriores al actual que desde 2007 enfrentaron al gobierno de Hamás con las FFAA de Israel, se habían manifestado a favor de un cese del fuego, a favor de mejoras en las condiciones pactadas para la vida de la población palestina de 2,3 millones de habitantes que vivía en 365 km cuadrados. Todos los menores nacidos después de 2007, cuando Israel selló la Franja, no conocen nada fuera del Muro. En estos kibutzim entraron los combatientes de Hamás, degollaron a los bebés -si podían: a todos-, violaron a las mujeres, fusilaron sin discriminar entre blancos de primer o de tercera edad.

El Ejército invencible no llegó a tiempo. Estaba lejos. Tres divisiones, que protegían el Muro infranqueable franquedado, había sido enviadas a Cisjordania, para que los colonos supremacistas judíos que el gobierno de ultraderecha autorizaba y animaba a ocupar más y más tierras en el territorio palestino ocupado desde la Guerra de los Seis Días de 1967 pudieran festejar el Sucot a salvo de alguna represalia, por esta provocación, de la población cisjordana.

Despuntaba el shabat cuando atacó Hamás, en un día de guardar para la religión judía. Los rabinos habían presionado al Gobierno para que en la vida de los soldados la obligación nunca cercenara la devoción. Piden, y obtienen que las autoridades militares vuelvan un trámite ordinario la concesión masiva de permisos a la tropa, regida sin más según el progreso del calendario religioso hebreo. Llegada la fecha anticipada, abandonan el frente o su puesto de armas en el Ejército invencible, y vuelven al hogar para honrar las fiestas sagradas con sus familias.

Un espionaje infalible que tiene sus fallas

“En Israel, el mejor servicio de inteligencia del mundo falló”. Y fue así que los combatientes de Hamás hicieron 29 agujeros en los 4 el Muro y desde Gaza irrumpieron armados sin encontrar obstáculos en su caravana de la muerte por el sur de Israel. El mejor servicio de inteligencia del mundo, ¿o el peor? ¿Qué otro país del mundo sufrió la peor y más cruel masacre de su historia, perfectamente evitable si la desinformación del servicio secreto no le hubiera dado vía libre?

¿Es el espionaje del Estado de Israel judío el mejor del mundo si fue sólo dentro del Estado judío declarado en 1948 para proteger a los judíos del genocidio, donde los judíos sufrieron la mayor y más atroz carnicería en número de asesinatos sólo inferior a los del propio Holocausto masivo llevado a término por el nazismo?

La más terrible, implacable, incorruptible, global, internacional, la mejor financiada, dirigida, organizada, interconectada red de redes vigilantes, la de mejores recursos humanos de Occidente y de la OCDE ¿nada supo de los mortíferos planes urdidos durante dos años por una organización palestina nacionalista islámica sunita fundada en 1987 en el lugar del mundo que los mejores espías del mundo espiaban mejor que todos los otros, porque la Franja de Gaza son 365 km2 que Israel ocupó en 1967 y que desde 2007 selló, blindó, hermetizó y amuralló?

El amigo americano del amigo judío

¿Y el mejor amigo del “Estado judío y democrático”, en palabras del presidente Joe Biden, los EEUU potentes y grandes de la omnímoda CIA y del Pentágono con sus satélites y otros instrumentos de elevada y celestial precisión? Y esa miríada de agencias subterráneas, insomnes, invisibles pero que todo lo ven, que todo lo oyen, que todo lo leen y graban y que hasta del último resquicio de nuestra más íntima privacidad nos han despojado, alegando que es necesario y urgente su sacrificio en el altar de la Seguridad Nacional, ¿dónde estaban, amigo americano? 

El presidente de EEUU puede decir ahora que es el mejor amigo de Israel. Bibi nunca fue amigo de Barack Obama, al que Biden sirvió ocho años como vice. En la primavera de 2015, Washington y Tel Aviv rompieron el idilio que duraba desde la crisis del canal de Suez de 1956. No fue por ‘la cuestión palestina’. Fue por la República Islámica de Irán. Por el tratado de limitación nuclear que el primer presidente negro en la Casa Blanca estaba tan empeñado en firmar que más de la mitad de los días y las horas laborables de su secretario de Estado, el ex candidato presidencial demócrata John Kerry, se hallaron secuestradas en exclusivo paraa cumplir con este cometido. A Bibi, que desconfiaba de ella, la diplomacia lo impacientaba: había que detener el enriquecimiento de uranio de Teherán por la fuerza de las sanciones. Obama no disimulaba que quería el fin del gobierno de Netanyahu, y cuando el electorado israelí lo reeligió, premier, lamentó en público esa decisión; Bibi pronunciaba discursos a la mayoría opositora republicana en el Congreso de EEUU, para que desautorizara al presidente demócrata.

Bibi-sitter, fábula familiar y moraleja neoliberal

A veces se olvida que en Israel gobierna la derecha y el más americanizado de todos gobernantes de la historia del Estado creado en 1948. A Benjamin Netanyahu, genio de las relaciones públicas, primer ministro incompetente, nada le falta del machismo chabacano y de la cultura pop chatarra de mínimo común denominador de Berlusconi o Trump. Como Bolsonaro ahora, fue investigado por quedarse con regalos oficiales. 

Bibi hizo su carrera posando como experto en anti-terrorismo. Se vendía al electorado como el único garante contra el terrorismo, y el electorado compraba. En campaña electoral, los spots de propaganda lo pintaban como el baby-sitter (el Bibi-sitter) de toda la nación.  

En 1976, Benjamin ‘Bibi’ Netanyahu fue uno de los cien comandos de la fuerza de élite Sayeret Malkal que después de volar 3500 km liberaron en 53 minutos a 103 rehenes judíos que dos militantes de Células Revolucionarias (RZ) y dos del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) mantenían secuestrados en el aeropuerto de Entebbe después de haber desviado el vuelo 139 de Air France y aterrizado en Uganda. Murieron 45 soldados ugandeses, los cuatro secuestradores, y tres rehenes. Un cuarto rehén murió después, asesinado en un hospital por el ejército ugandés. Murió un solo militar israelí. El comandante de la unidad de asalto, el teniente coronel Yonatan ‘Yoni’ Netanyahu: el hermano mayor de Bibi.

La lección a los desposeídos extra muros

Con un PBI anual de 53,2 miles de dólares pro capite, el Estado de Israel es cuatro veces más rico que la República Argentina (13,3). Y no le falta tanto, según el FMI, para ser el doble de rico que Italia (37, 5), España (33,09) o Corea del Sur (33, 15). En Latinoamérica, en la Argentina, una y otra vez se nos ha reprochado nuestra desatención para con el buen éxito económico del plan de estabilización israelí de 1985. Un modelo neoliberal, internacionalmente replicable, relativamente fácil de seguir en todo país que donde no falte un equipo con voluntad para erradicar toda hiperinflación para siempre.

Sin extraviarse de usos y costumbres, el método del Estado de Israel fue de shock: una impaciente victoria por knock-out de primer round. Hasta desembarazarse de la deuda externa, y llegar Israel, a pesar de la proporción del PBI carcomida por Defensa, hasta un superávit de cuenta corriente que bien podría envidiar el amigo americano con un gobierno en agonía por un Capitolio que no le autoriza el pago de los gastos pendientes para evitar el cierre de la administración pública.  

¿Hace diferencia, ser una democracia?

Se ha comparado con insistencia, y también con una rara obsecuencia, el 7 de octubre de 2023 con el 11 de septiembre de 2001. Después de los desastres de la guerra en Irak, renunció Donald H. Rumsfeld, secretario de Defensa de EEUU. Después de la inútil carnicería de Vietnam que siguió a la Ofensiva Tet, en 1968 el demócrata Lyndon B. Johnson supo fallida toda intentona de reelección a la Casa Blanca. Otro demócrata, Jimmy Carter, que acaba de celebrar su 99° cumpleaños, fue el primer presidente norteamericano gracias al cual hubo menos, y no más, muertes en América Latina -decía el historiador argentino Tulio Halperin Donghi.

Que prudencia, justicia y templanza son virtudes que las democracias aprecian tanto como la fortaleza, es una lección que esta semana el mundo no parece mal dispuesto a aprender de su aún primera hiperpotencia, y aun de su líder el demócrata Jjoe Biden. Al presidente de EEUU se presenta la ocasión de ofrecer pruebas de que la democracia es la forma y cualidad de gobernar más rica en recursos. Que nunca delibera derrotar al terror con las armas del terrorismo. Y que frente a un delito de lesa humanidad jamás exhala prontitud a mostrarse muy laxo ante crímenes de guerra cuya comisión anticipa. Que antes que cualquier castigo prefiere alguna justicia. 

AGB

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