A qué juega José Mayans: los coqueteos de un soldado de Cristina e Insfrán
El senador José Mayans fue el encargado de advertirle a Javier Milei que el peronismo volteará los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema si decide nombrarlos en comisión por decreto. “No hay juez de la Corte sin acuerdo del Senado”, es el título de la carta que el formoseño le entregó en nombre de Unión por la Patria (UP) al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, bajo la amenaza de pedir la destitución de ambos en caso de que los libertarios busquen imponerlos.
Mayans, jefe del interbloque de Unión por la Patria (UP), es un hombre con dos lealtades: responde a su jefe político, el gobernador Gildo insfrán, y también a Cristina Fernández de Kirchner, a quien secunda en el PJ Nacional. El formoseño se convirtió en un planta permanente de la Cámara alta, donde renueva su banca desde 2001. Antes, entre 1987 y 2001, fue diputado provincial. Durante todos esos años fue hábil para tejer vínculos con distintos sectores, siendo hoy un clásico exponente de la “casta” que tanto desprecia Milei.
La presión por la Corte
El apoyo de la senadora Lucía Corpacci al dictamen de Lijo se interpretó inicialmente como un aval tácito de Cristina para que el bloque se mueva en la misma dirección. Sin embargo, cuando pasaron las horas, la jugada entró en un territorio gris. Mayans fue el encargado de clarificarla: “Fue un acto de decir que estamos dispuestos a conversar; no están los dos tercios, queremos un acuerdo y poner uno nuestro. Hicimos un gesto”.
Desde que ingresó el pliego de Lijo, el formoseño tuvo algunos movimientos ambiguos. Hace unos meses se atrevió a coquetear con Victoria Villarruel y no descartó un juicio político a Milei, con el argumento de que el Presidente está para el “psiquiátrico”. Esa misma semana recibió un reto de Cristina: “Pericia psiquiátrica a los que dicen que Villarruel es peronista”, escribió en X la expresidenta sin nombrarlo. Mayans se dio por aludido: “A los que pusieron a Alberto Fernández, ¿los mandamos también al psiquiátrico?”, dijo en una entrevista. Fue un cruce duro, que desde el Instituto Patria buscaron acallar con una reunión reservada entre Mayans y sus pares cristinistas Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti. Fue efectiva, porque desde ese día cerraron filas.
En ese entonces, la interpretación de algunos peronistas fue que —además del desacuerdo frente a un eventual juicio político a Milei— Cristina quiso ordenar al bloque en la previa a la discusión por la Corte Suprema, cuando es sabido que algunos gobernadores peronistas —entre los que podría contarse a Insfrán y el catamarqueño Raúl Jalil— no verían con malos ojos la postulación de Lijo. El senador formoseño Francisco Paoltroni, echado de LLA por sus cruces con Santiago Caputo, fue el primero en oponerse a la postulación de Lijo contra la voluntad de Milei: apunta contra el juez por haber excluido a Insfrán de la investigación en la causa Ciccone, por la cual el ex vicepresidente Amado Boudou terminó preso.
La intención del kirchnerismo fue mantener en reserva su posición respecto a Lijo, tensar la cuerda y poder negociar. En ese sentido, el bloque estaría dispuesto a acompañar el pliego del juez a cambio de reemplazar a García-Mansilla —un magistrado conservador, afín a las ideas libertarias— por una mujer más cercana a Cristina; el nombre que suena es el de la santafesina María de los Ángeles Sacnun.
Si Milei no avanza con los nombramientos de los jueces en comisión, los senadores de UP tendrán la llave de la votación en la que se definirían los pliegos. El oficialismo necesita contar con dos tercios del recinto (48 votos de los 72) para poder nombrar a los jueces, por lo que requiere —como mínimo— el visto bueno de ocho de los 33 miembros de la bancada de Mayans. De lograr mantener unidos a los suyos, Mayans volverá a ser protagonista: tendrá la capacidad de bloquear cualquier pliego.
Los zigzagueos
Con el histrionismo que lo caracteriza, Mayans tuvo duros cuestionamientos al Presidente. En una de sus intervenciones más citadas lo chicaneó por desconocer el sentido de la película Terminator, luego de que Milei se comparara a sí mismo con el personaje protagonizado por Arnold Schwarzenegger. “Cuéntenle a este chico que no terminan bien los Terminator”, se rió y le aclaró que “Terminator era el depravado de la película”. Sus críticas no suelen ser igual de lapidarias respecto al resto de los funcionarios del Ejecutivo, sobre todo luego de sus chichoneos con Villarruel, a quien describió como más “próxima” al peronismo que al Presidente.
Mayans estampó su firma y lleva la voz cantante en la nota donde le anticipan a Milei su “inmediato rechazo del pliego de Acuerdo de cualquier persona que acepte ser designado como juez o jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ‘en comisión’”. No tuvo la misma postura en 2016, cuando votó a favor de los pliegos de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, a quienes inicialmente Mauricio Macri había nombrado por decreto. Aquel procedimiento nunca llegó a completarse, porque luego hubo un acuerdo político y ambos recibieron el voto positivo de la Cámara alta.
El objetivo de Cristina, además de negociar el segundo nombre para la Corte, será también incorporar a la negociación los juzgados vacantes, la Procuración y la Defensoría. Hasta ahora logró su propósito: el interbloque de Mayans puso al Gobierno ante una encrucijada. Aunque digan lo contrario, tarde o temprano deberán negociar con UP para conseguir los votos necesarios para nombrar a los jueces.
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