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Larreta insiste con su carambola de consenso político amplio, con reformas laborales y jubilatorias

En contra de Patricia Bullrich, Larreta insiste con su fórmula de amplitud
23 de mayo de 2022 15:31 h

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A diferencia de Mauricio Macri, que no supo y no quiso ampliar su coalición de gobierno, el alcalde porteño pretende conseguir el respaldo del 70% del sistema político. Horacio Rodríguez Larreta sueña con un respaldo amplio en su hipotética presidencia. Proyecta una alianza nacional con radicales, lilitos, socialistas y peronistas no kirchneristas, replicando su modelo de seducción y cooptación porteño. En paralelo planea aplicar una serie de reformas ambiciosas apenas empiece su ciclo en la Casa Rosada. ¿Es viable desde lo político, lo económico y lo social semejante combo?

“Hay que replantear el sistema laboral. Hay gente que trabaja desde su casa, a la noche, horarios más flexibles... Esto requiere cambiar la legislación, así como estamos no se genera trabajo, no hay laburo estable, privado, en la Argentina”, afirmó este lunes en Radio Mitre. En una ronda de entrevistas, Larreta agregó que “para que el equilibrio fiscal sea sostenible en el tiempo hay que replantear el sistema jubilatorio”.

El alcalde se quejó de que “tomar un trabajador cuesta una fortuna”. Sobre la necesidad de que haya mayor federalismo, dijo: “Nunca hemos sido tan unitarios como ahora, el kirchnerismo concentró mucho poder en el Gobierno nacional para tenernos agarrados a todos, hay gobernadores que parecen más delegados del Gobierno nacional que una provincia autónoma”.

Y destacó la importancia de que la Argentina “se abra al mundo”, así como también que los salarios sean de calidad y que mejore la cuestión educativa. “El Ministerio de Educación nacional no maneja colegios, pero fija lineamientos. No podemos dejar librado a que el gobernador le dé o no prioridad a la educación”, indicó.

Respecto a sus diferencias con el Frente de Todos, Rodríguez Larreta manifestó: “Yo con todo el espacio oficialista-kirchnerista no me voy a poner de acuerdo nunca. Es gente que eligió cerrar las escuelas y que usó la excusa de la pandemia para abrir las cárceles”. Así excluyó al Frente de Todos de su alianza imaginaria con el 70% del sistema político. Pero marcó una distinción conveniente entre el kirchnerismo y el peronismo. 

Castigó a Alberto Fernández porque “cerró la Argentina al mundo y su única relación es con Cuba, Nicaragua y Venezuela, y tuvo una relación totalmente ambigua con respecto a la invasión rusa en Ucrania”.

Sobre la inflación, afirmó que no puede ponerse de acuerdo con un Gobierno que “cree que la inflación se va bajar con el control de precios”. Por último, expresó que la oposición no acompañará una potencial suba de las retenciones a las exportaciones del sector agropecuario. “No hay que aumentar las retenciones”, dijo Larreta y precisó que le “preocupa” que “el Gobierno tenga esa iniciativa”.

Así, Rodríguez Larreta machaca con una fórmula ambiciosa. Subtitulado, el relato larreteano dice así: Mauricio Macri ganó con el 50 por ciento de los votos, pero gobernó con el apoyó del 35 por ciento del sistema político. El egresado del Cardenal Newman creyó que polarizar con el kirchnerismo le alcanzaba para partir al peronismo y seducir al resto de la sociedad despolitizada. Una estrategia que le evitaba la molestia de convidar el poder a sus aliados, ya sean radicales, lilitos o el peronismo “racional”, como lo llamaba el ex Presidente.

Siguiendo esa receta simple, Macri podía prescindir de instrumentar un gobierno de coalición. La fórmula se comprobó con éxito en las legislativas de 2017. Su gestión amigable hacia el mercado a su vez resultaba plebiscitada por los votos hasta en la provincia de Buenos Aires. Así, el ingeniero de la UCA daba por terminado el ciclo kirchnerista, un accidente en la evolución de la historia, según su mirada. En adelante, el núcleo duro de la expresidenta quedaría reducido a una tribu de fanáticos electoralmente impotentes. Dos años después, el cálculo macrista fracasó de manera estrepitosa.

Ahora, Rodríguez Larreta jura haber aprendido de esa experiencia traumática para el PRO. El alcalde estima que su acceso a La Rosada se parecerá al de Macri: por balotaje y con la mitad más uno de los votos. La enorme diferencia llegaría después. A diferencia del fundador del espacio amarillo, el alcalde aspira a gestionar con el aval del 70 por ciento del sistema político. Ese colectivo incluye una porción del peronismo que al momento forma parte del Frente de Todos. Patricia Bullrich, en cambio, rechaza esa alquimia de antemano.

AF

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