Sale Mondino, entra Werthein: nueva era en la Cancillería de Milei, con el patrullaje ideológico en el centro
Solo hizo falta una gota para que el vaso se desbordara. Este miércoles, Diana Mondino dejó de ser la canciller de la Argentina luego de que la representación diplomática del país ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) votara contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. La noticia cayó inmediatamente como una bomba en la Casa Rosada, tras lo cual la decisión de Javier Milei no se hizo esperar: la economista fue corrida de su cargo al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, un desenlace largamente anunciado tras meses en los que el poder de Mondino sufrió un paulatino pero consistente vaciamiento.
“La Argentina atraviesa un período de cambios profundos, y esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje en cada decisión los valores de libertad, soberanía y derechos individuales que caracterizan a las democracias occidentales”, sostuvo a través de un comunicado la Oficina del Presidente, donde también se anuncia que “el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. El texto confirmó tanto el trascendido de la desvinculación de Mondino, como el nombre de quien será su remplazante: Gerardo Werthein, el hasta ayer embajador argentino en los Estados Unidos, de muy buena sintonía con la cúpula libertaria.
“Diana está haciendo su mejor esfuerzo, pero la línea se resiste”, elogiaban la semana pasada a la ahora exministra en el entorno presidencial. Sin embargo, en el transcurso de los últimos días, algo terminó de romperse definitivamente en la relación de Milei con Mondino. La pregunta cae de madura: ¿pudo la canciller haber actuado como lo hizo en la ONU sin el aval de la mesa chica de Casa Rosada? Por estas horas, no faltan quienes especulan, no sin cierta malicia, con que lo sucedido este miércoles en Nueva York se trató, en realidad, de una trampa tendida por la mismísima secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
Otras voces, en cambio, matizan esa interpretación y le achacan a Mondino cierta impericia. “Falló la línea política, que son de carrera y tienen que avisar 'che, ojo que esto quizás al Presidente no le gusta'”, consideró un exfuncionario de Cancillería en diálogo con elDiarioAR, que explicó además que la condena al embargo de Estados Unidos a Cuba es una actitud que históricamente tomó la diplomacia argentina ¿Cuánto habrá tenido que ver en esa supuesta desinteligencia la reciente remoción de Ricardo Lagorio de la representación argentina ante la ONU? Siguen los interrogantes.
Sucede que Lagorio, debido a los tiempos diplomáticos, aún cumple funciones, a la espera de que asuma su remplazante ya designado, Francisco Tropepi. Fue el todavía embajador ante la ONU el que, según fuentes del Palacio San Martín, habría bajado la orden de votar en línea con la amplia mayoría de los países que integran el organismo internacional. “Karina nunca lo quiso”, deslizan en el Gobierno. Y complementan la afirmación con una imagen: en septiembre pasado, la hermana del Presidente intentó sin éxito evitar que Lagorio ingresara al recinto durante el discurso de Milei ante la Asamblea General de la ONU.
Patrullaje ideológico
En el tiempo que La Libertad Avanza lleva al frente del gobierno, la polémica en torno al lineamiento trazado en materia de política exterior nunca dejó de acrecentarse. Hace dos semanas, el propio Milei debió ponerse al frente de esa cruzada y, a través de una nota que lleva su firma, le exigió a todos los representantes y funcionarios del cuerpo diplomático que se alineen o renuncien a sus cargos. “Quienes no se encuentren en condiciones de asumir los desafíos que depara el rumbo adoptado en defensa de las ideas de la libertad, deberán dar un paso al costado”, reza el texto rubricado por el Presidente, en el que se pone énfasis en la “nueva doctrina” que la Casa Rosada anunció en marzo durante la visita a la Argentina de la general norteamericana Laura Richardson.
En los últimos meses, los desplantes de Milei a Mondino se acumularon. La extitular de Relaciones Internacionales debió viajar a Nueva York, en el marco de la asamblea de la ONU, en un vuelo comercial distinto al que llevó al Milei y el resto de la comitiva. Una nimiedad al lado de otras desautorizaciones, como la que representó el desembarco en la Secretaría de Culto y Civilización de Nahuel Sotelo, un ferviente católico perteneciente al círculo de confianza del asesor presidencial Santiago Caputo. O la decisión de Karina Milei de quitarle a Mondino la Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional (o Marca País), un órgano clave del comercio internacional que está ahora bajo la órbita de la Secretaría General de la Presidencia.
Pero la medida más fuerte del “triángulo de hierro” contra Mondino fue otro: la intervención de la Cancillería en la persona de Úrsula Basset, una abogada de perfil conservador, sin cargo formal, que oficia de “guardiana” de los “valores” que Milei declama defender y que tuvo su bautismo de fuego en junio, durante la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA). En esa oportunidad, en nombre de los Milei, se encargó de vigilar cada coma del documento presentado por Sonia Cavallo, la embajadora ante el organismo.
Es una incógnita la dinámica que adquirirá este organigrama a partir de ahora. Más allá del patrullaje ideológicas, a Werthein le espera un panorama más que desafiante. En el mundo diplomático continúa el malestar por el impuesto a las Ganancias, pese a que la Justicia ya falló en contra de la decisión del Gobierno que pretende gravar el adicional que perciben en Cancillería por prestar servicio en el exterior. Además, a ese conflicto en los últimos días también se le sumó otro, incipiente: el que puede comenzar a partir del recorte que planea Milei del gastos de traslado de los diplomáticos, algo que afectaría directamente a quienes se desempeñan en embajadas. La calma está lejos de reinar.
PL/JJD
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