La forma del adiós, la película del año
Todo lo que miro, leo o escucho por estos días encierra un modo de decir adiós. Tal vez pase siempre (¿no hay un réquiem escondido en cada libro, en cada película, en cada canción? ¿sobre qué se puede escribir, filmar, componer, si no es alrededor de asuntos que se acercan a algún tipo de final?). O tal vez, en realidad, mi atención ahora esté particularmente puesta en ese gesto antes que en otros. A veces ocurre, como si una única música acaparara lo que nos rodea y sólo nos quedara sintonizarla para ver a qué suena, de qué está hecha, a qué se parece, qué formas adopta.
De la notas que pispeo en un diario (sin ton ni son, varias víctimas de plumazos en todos los relatos: una forma de hacer política, los fondos para un plan que redujo el embarazo adolescente, los ingresos de los argentinos) a la última notificación en el teléfono (la baja de un proyecto que me entusiasmaba y no va a poder ser). De la escena del libro que leo (un boxeador agoniza en las primeras páginas de la prometedora novela La exactitud del dolor, de Horacio Convertini, ampliaremos) al edificio que veo crecer por la ventana, ahí donde había una casa antigua (Buenos Aires y su loop insaciable: “saluden-al-cielo-que-se- va”).
Es curioso porque en la mayoría de los casos no hay cortes tajantes ni quietud y, por la velocidad que adoptan casi no queda espacio para la nostalgia. Como quien dice con timidez me voy yendo –pocas expresiones más hermosas– o se despide con un chaucito, las escenas se parecen a una mano que se sacude con fervor del otro lado de una ventanilla, al movimiento de armar una valija con cuidado, al paso a paso inapelable y en cuotas del despegue de un avión.
Me acordé que hace un tiempo entrevisté a Martín Kohan cuando publicó su libro ¿Hola? Un réquiem para el teléfono (Ediciones Godot, 2022) y él se refería ahí a la insistencia de ese tipo especial de entre, de eso que se va escapando en fade out y al mismo tiempo no se termina de apagar.
“En algunos textos Walter Benjamin se refiere a lo que está ‘en trance de desaparecer’, ‘en crisis’ o ‘disolviéndose’ o ‘perdiéndose’. No repara en lo perdido sino en lo que está perdiéndose: esa forma de la despedida y esa modulación de un tipo de melancolía que no es tan drástica. Es sobre algo cuyas huellas todavía podemos ver, cuyas marcas todavía podemos tener incorporadas y, al mismo tiempo, son prácticas y formas que se están yendo de nosotros”, señalaba con lucidez en aquella nota el escritor.
Me agarré un poco de eso para armar esta entrega de Mil lianas. Van a encontrar una película hermosa que si me apuran, la declaro ya mismo la película del año, y que bordea eso que se da en llamar coming of age (hablamos en más de una ocasión sobre ese rubro de los relatos “de formación” en este lugar: aunque sea a tientas, algo se deja atrás para intentar avanzar hacia otro lugar). También hay un libro sobre un amor, un fuego y una vida que arden al tiempo que se extinguen. Y, por último, un documental que es homenaje al cine y a la vez una trinchera de la obstinación: si hubo un tiempo que fue hermoso, entre otras cosas gracias a las películas, todavía se puede hacer algo para que haya muchos más.
Esta vez este espacio es una invitación a escuchar el chirrido de una puerta que se va cerrando, pero que todavía insiste en ser madera, protección, límite. Pura terquedad. Pueden pasar por acá.
1. Alemania, de María Zanetti. “En un viento joven y brillante/en una cuestión de fe/en una coraza invisible/en una tarde de cansancio”, se oye en la voz de Rosario Bléfari. La canción Tarde de cansancio, de Suárez, es uno de los temas que se destacan en la banda sonora de Alemania, un largometraje hermoso y deslumbrante de la cineasta argentina María Zanetti que luego de circular por algunos festivales internacionales llegó por estas semanas a los cines argentinos y a la plataforma CineAR Play (al menos hasta el cierre de esta edición, se puede encontrar por acá). La letra podría dar algunas pistas sobre lo que le pasa a la protagonista, Lola (Maite Aguilar), una adolescente que se prepara para rendir las materias que se llevó en el colegio mientras fantasea con una posibilidad: viajar a Alemania para hacer una especie de intercambio estudiantil. Hay fe, hay juventud, hay una coraza y también mucho cansancio en ella, que mientras intenta avanzar con su plan y atraviesa algunas experiencias vitales típicas de su edad, se choca con una traba familiar. Es que su hermana mayor, Julieta (Miranda de la Serna), vive con un trastorno en su salud mental que absorbe la atención y el dinero de sus padres.
Contada con una proximidad que hace de cada escena una situación atrapante y ubicada en 1998 (la minuciosidad de la reconstrucción se destaca en cada detalle, en cada gesto, en cada objeto), la película funciona como un retrato íntimo y también como una logradísima fotografía de época. Está la crisis de Lola, con sus silencios, con su inquietud, con sus vaivenes, y también ese tipo especial de derrumbe que son o fueron las familias de clase media en la Argentina de los ‘90, con sus agujeros, con sus dolores, con sus intentos por permanecer juntos como se pueda.
Sismóloga de un momento –el de hacerse grandes– y de un país –el de los sueños rotos y el de los intentos por volverlos a unir–, Zanetti expone con gran sensibilidad los temblores, el deseo y las insistencias de sus personajes y su tiempo.
La película Alemania fue dirigida y escrita por María Zanetti. El elenco, impecable en cada uno de los roles, está integrado por Maite Aguilar, Miranda de la Serna, María Ucedo y Walter Jakob. En este enlace, información sobre funciones y horarios en los cines de varios puntos del país.
2. Nada más, de Marguerite Duras. “Todas las historias de Marguerite Duras se desarrollan alrededor de una pérdida. Sus cincuenta y seis libros –entre novelas, antologías periodísticas y obras de teatro–, sus diecinueve películas y sus decenas de guiones para el cine, además de sus programas televisivos, son un enorme relato sobre adónde nos transportan ciertos finales. Sin embargo, Nada más es el único ejemplo en el que Duras narra el desplome de una voz, de su propia voz”, subraya el escritor Valentín Roma en un texto que acompaña esta publicación, que se destaca entre los lanzamientos editoriales que llegan durante abril a las librerías argentinas.
Nada más (Periférica, 2024) es un libro de esquelas, de apuntes, de anotaciones finales dictadas para que algo que aparenta ser agónico no se pierda. Mientras su vida iba apagándose, Marguerite Duras le dictó a Yann Andrea, su última pareja, la serie de textos que lo integran. Algunos tienen fecha y hasta hora del día en que fueron creados, otros tienen la forma de diálogos, poemas u órdenes a un amante que se dedica a mecanografiar esas palabras finales.
Breve, apabullante, intenso, Nada más funciona como el epílogo para una vida y una obra (Duras murió tres días después de la última entrada de este libro) que sacude y deja ecos que llegan hasta nuestros días. En la posdata de esta edición la traductora Vanesa García Cazorla rescata un fragmento de otro escrito de la autora de El amante, La negrura atlántica, que condensa a la perfección el movimiento que hace la escritora en los textos que conforman Nada más: “La muerte sufre una amputación a manos de la escritura: queda mutilada con cada poema escrito o leído, con cada libro”.
Nada más, de Marguerite Duras, salió por Periférica. Más lanzamientos editoriales de abril, en este enlace.
3. Leyenda feroz, de Denise Urfeig y Mariano Frigerio. Para algunos y algunas supuso algún tipo de clandestinidad (hacer algo nuevo, prohibido, “de grandes”). Para otros y otras, una iniciación: ir al cine lejos de los adultos, ver por primera vez a personas desnudas, conmoverse sin pudor frente a la pantalla. También estuvieron los que, gracias a la película, llegaron a un tipo de música que hasta ese momento desconocían o quienes encontraron en ella alguna forma de sentir que se rebelaban, que iban en contra de una época expulsiva como la del menemismo.
Con dirección del entonces debutante Marcelo Piñeyro y con Fernán Mirás y Cecilia Dopazo como protagonistas, en 1993 llegó a los cines argentinos Tango feroz, la leyenda de Tanguito. Una película que, en poco tiempo, se convirtió en un récord de audiencia y en un fenómeno que excedía todo eso que pasaba en las salas de cine. Mientras el público iba a verla con fervor, Tango feroz era debatida en la tele (el cineasta y la dupla protagónica llegaron, por ejemplo, a ser invitados de Hora clave, con Mariano Grondona, para hablar de lo que provocaba en la juventud y un televidente señaló que el largometraje bajaba un mensaje subliminal “de corte marxista”), discutida en los diarios (las críticas no fueron del todo favorables), cuestionada por el mundo del rock (¿era la historia del músico Tanguito o una versión libre y ficcional alrededor de un mito?), celebrada por multitudes, que además se hicieron también fans de la banda sonora, uno de los discos más vendidos de la historia local.
Treinta años después de aquellos días de gente que, entre la ñoñería, la convicción juvenil y el gesto naïf que subrayaba aquello de “todo no se compra, todo no se vende” y repetía una y otra vez que “el amor es más fuerte”, los realizadores argentinos Denise Urfeig y Mariano Frigerio quisieron pensar de qué estaba hecho ese fenómeno, muy cercano para ellos generacionalmente. Entonces se pusieron a trabajar en Leyenda feroz, un documental que, repleto de testimonios y con una realización impecable, aborda todas las capas de una historia donde confluyen la leyenda, los conflictos y la época.
Hablé con los realizadores de Leyenda feroz a pocos días de su lanzamiento en el BAFICI y de su estreno comercial, previsto para el 9 de mayo. En tiempos en los que desde el gobierno nacional se cuestiona con crueldad y desconocimiento el rol del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y se promueve su disolución, este documental, a su modo un homenaje al cine argentino, resulta doblemente valioso.
El documental Leyenda feroz podrá verse en BAFICI y tendrá su estreno comercial a partir del 9 de mayo. En este enlace, una entrevista con los realizadores.
Apostilla. Se confirmó que la serie Hacks, una de mis preferidas de los últimos tiempos como les conté por acá, vuelve el 2 de mayo a través de la plataforma Max. Una vez más, la dupla que integran la comediante supuestamente en retirada Deborah Vance (Jean Smart) estará vinculada, siempre de manera enredada, con la guionista Ava (Hannah Einbinder).
En esta ocasión la actriz, al año de separarse de su colaboradora, disfrutará del éxito de un espectáculo de stand up mientras que la joven intentará buscar nuevas oportunidades laborales en Los Ángeles. Según anunciaron los productores, la nueva temporada contará con la presencia de estrellas invitadas como Helen Hunt, Christina Hendricks, Christopher Lloyd, Dan Bucatinsky y George Wallace, entre otros. Con mucha ansiedad por ver cómo sigue esta historia, les dejo a mano el tráiler.
Banda sonora. Algunas canciones que hablan de despedidas se sumaron inevitablemente esta vez a nuestra lista compartida (no acepten imitaciones, encuentran siempre la banda sonora de Mil lianas en este enlace). También agregué las tres que se destacan en la banda sonora de la película Alemania: Tarde de cansancio, de Suárez; Polvos de una relación, de Virus, y Hablando a tu corazón, en la voz de Charly García.
Ya que mencionamos a Charly, por supuesto que se suma también Vampiro, justo en la semana en que tuvimos la suerte de escucharlo a los doce cantando una versión de ese tema que grabaría casi tres décadas después. “Vampiro, ¡déjame dormir tranquilo!”, pedía Charly entonces, durante un viaje escolar a Córdoba que rescataron las manos mágicas detrás de la cuenta Rarezas Say No More, siguió con la súplica y ahora nos sumamos a la plegaria todos.
Bonus track. Atención que se abrió una iniciativa interesantísima para artistas gráficos, ilustradoras e ilustradores de todo el país. La Feria de Editores (más conocida por todos como la FED) y La Fuerza Vermú invitan a participar de la segunda convocatoria para crear el afiche oficial de la feria, que este año se va a llevar a cabo entre el 8 y el 11 de agosto con más de 300 editoriales independientes de Latinoamérica. Hasta el 15 de mayo quienes tengan ganas se pueden presentar con sus propuestas (por acá, toda la información para participar). El premio es de 400 mil pesos y el jurado elegido para seleccionar el afiche ganador está integrado por Teresita Olhaberry (la artista ganadora de la primera edición), Gustavo Sala y Martín Ramón, director de Espacio Moebius, la editorial y galería especializada en cómics e ilustración.
Bonus track II. Si andan por Buenos Aires con ganas de buen teatro, dejo por acá los títulos de dos obras que me cautivaron, sobre todo por los modos lúdicos, sensibles e inteligentes con los que se animan a jugar con el dispositivo escénico para desgranar esa materia un poco elusiva de la que están hechos los vínculos humanos. Por un lado, Breve enciclopedia sobre la amistad, del grupo BESA. Acá pueden ver días y horarios. Por otro lado, La gravedad de las burbujas, de Juan Pablo Galimberti, que se presenta en El Camarín de las Musas (acá, más información de las funciones).
¡Hasta la próxima!
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