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Horas de leucofobia, preguntas incómodas

Una escena de "La hipnosis", una inquietante película sueca que acaba de estrenar Mubi.

Agustina Larrea

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Uno. Hay palabras que, como algunos terrores, no tienen una definición nítida u oficial. Pero movidos por esa ilusión desbocada que nos sostiene –un tipo de arrojo: decir para vivir; vivir para decir–, hacemos un esfuerzo por nombrarlas. Leucofobia es una de ellas. Se refiere, según esa convención rota de antemano y refractaria a los bordes de cualquier diccionario, a un miedo puntual por el color blanco.

Dos. El escritor Gustavo Álvarez Nuñez presentó hace unos días su flamante libro de poemas Leucofobia (Caleta Olivia, 2024). Voy a citar de memoria algo que él dijo en esa jornada mágica y ya se sabe que hay pocas cosas más tramposas y más chispeantes que la memoria. Arrancó bromeando con el título del libro y diciendo algo así como “después de todo, los que escribimos estamos todo el tiempo viendo qué hacemos con el blanco, con el silencio”. Lo que me interesó de las palabras de GAN fue que, sin caer en la inelegancia de hablar de miedos por hojas en blanco o silencios y roturas, se metió en las hendijas, en lo opaco, en ese vamos viendo del lenguaje, un terreno tan inestable como estimulante (también lo hace en su libro, que es hermoso, no se lo pierdan). Como si nos invitara a atravesar de la mano el tembladeral al que vuelve en varios poemas, como si dijera a ver qué hacemos con esto: si hay leucofobia es porque hubo encandilamiento; donde aparece el temor subyace el fósil de la fascinación. 

Tres. Bajo este prisma, el blanco y el silencio no son elementos uniformes, ni vacíos, ni dan cuenta de algo completo o cerrado. No son ausencia. Tampoco son lánguidos. Me acordé del día en que me crucé con un cartel por la calle que decía El silencio es alud (les conté de eso por acá hace algunos años). El silencio tiene acción, como tatuó para siempre en nuestra educación sentimental Charly García; el blanco es muchos blancos. Escribir, entonces, es atreverse a moldear esa materia evanescente, mutante, múltiple; hacer del pasmo un tipo de encantamiento.

Cuatro. El poema que da título al libro de GAN propone un viaje al mejor lugar del mundo para atravesar pliegues de silencios y blancos: la Antártida. Leemos ahí: “Es tanta la infinidad de blancos que da pavor./Un miedo cercano al éxtasis/deberíamos aclarar”.

Cinco. Hay escenas que tampoco tienen una definición nítida u oficial. Pero por el impulso de esa tenacidad también desbocada que nos sostiene, hacemos un esfuerzo por recordarlas. Algo parecido a eso me pasa ahora con la presentación de Leucofobia que, repito, fue mágica. Nora Lezano y Richard Coleman leyeron buena parte de los poemas del libro. Diría: prestaron con generosidad sus voces para franquear sus capas infinitas. Hacia el final, el músico Pol Nada cantó una serie de canciones. Eligió algunas alrededor del silencio y del blanco –otro tipo de arrojo: cantar para vivir; vivir para cantar–, entre las que sonaron La hija del fletero, de los Redondos (“pero dos que se quieren se dicen cualquier cosa”, susurramos varios y varias) y Enjoy the Silence, de Depeche Mode ( “words are very unnecessary”, vociferamos en trance por la paradoja).

Esta entrega de Mil lianas está repleta de personas que se animaron a atravesar sus propios temores, con sus blancos y sus silencios, para regalarnos imágenes, palabras, canciones. Un arrojo chiquito, pero estridente. Pueden pasar, es por acá.

1. La hipnosis. Parecen cancheros, concentrados, ambiciosos, pero no desmedidos: aparentan, incluso, tener alguna preocupación social, algo de conciencia. Al menos al principio. Vera y André son una pareja sueca de jóvenes que desarrolló una app y se mueve en el mundo de los llamados emprendedores al frente de ese tipo de empresas del universo digital denominadas startups. Son los protagonistas de La hipnosis, una oscurísima comedia del cineasta sueco Ernst De Geer. Vera y André se preparan para asistir a una convención con otros pares que busca lo que suelen buscar este tipo de emprendimientos tecnológicos: dinero por parte de inversores o, en el léxico de este universo: “oportunidades”. Poco antes de partir a esta excursión, Vera va a ver a una terapeuta que utiliza una técnica especial de hipnosis para quienes, como ella, quieren dejar de fumar y lidiar mejor con el estrés. Se lo cuenta a André como al pasar.

Ya en camino al encuentro con los emprendedores, la joven empieza a mostrarse un poco más suelta, hiperactiva, con ganas de cantar o moverse. Alguna barrera se quebró en ella, algunas palabras inesperadas empiezan a aflorar. André la observa sorprendido, pero sigue enfocado en lo que los espera: esa reunión con sus competidores y con un gurú de las startups bastante hosco que les dará herramientas para avanzar con su proyecto. Apenas llegan, los movimientos de Vera empiezan a provocar escenas cada vez más insólitas. Los demás primero se divierten y de a poco se empiezan a sentir incómodos. Mientras tanto se siguen preparando (todo el tiempo los protagonistas están ensayando qué decir, cómo pararse, qué mostrar de ellos ante los potenciales inversores) para hacer sus presentaciones, para ser encantadores.

Ambientada en un espacio pequeño como el hotel donde tiene lugar la convención, la película despliega con pocos elementos una historia que se sirve de ese mundo para dar cuenta de un sofoco generalizado. Un volcán de interrogantes, que en Vera estalla: ¿hasta dónde se puede simular lo indisimulable?, ¿qué es lo verdaderamente auténtico?, ¿cuánto estamos dispuestos a ocultar o matizar de lo que somos con tal de pertenecer? Sin necesidad de bajadas ampulosas de línea, la película ofrece, a partir de los gestos de esa Vera desatada y las reacciones de fastidio de los demás, tironeos alrededor de la corrección, las apariencias y las demandas. Con la mira puesta en el silencio, sobre todo en lo que no se dice, La hipnosis es una película inteligente, bien actuada e inquietante.

La película La hipnosis está disponible en Mubi.

2. Arlt para descargar. Mientras los docentes de las universidades nacionales siguen reclamando salarios justos, me alegró mucho esta iniciativa que viene a reforzar –como si hiciera falta, pero bueno, a veces pareciera que sí hace– la importancia de esas instituciones y de la tarea de quienes trabajan en ellas. Por primera vez en casi cien años se editará la totalidad de la obra periodística de Roberto Arlt para descargar de manera digital y gratuita gracias a un proyecto de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). Según adelantó la institución en un comunicado, se inició la publicación de las célebres Aguafuertes en el diario El Mundo y continuarán en breve con las colaboraciones del reconocido autor en otros medios. “Un total de 1500 notas que nunca habían sido reunidas en una sola colección”, según informaron desde UNLa.

El primer tomo ya está online y en él se puede acceder a las notas periodísticas publicadas por Arlt en El Mundo, entre el 18 de mayo y el 13 de agosto de 1928 (este es el enlace de descarga). En los tomos 2 y 3 de esta colección, que serán publicados en el transcurso de los próximos meses, se incluirá la totalidad de sus notas aparecidas en ese diario a lo largo de 1928.

“Como valor especial de esta edición, se destaca la incorporación de las ilustraciones de Luis Bello, que acompañaban la gran mayoría de Aguafuertes de Arlt. Una vez completada la publicación de las colaboraciones de Arlt en El Mundo, que se extienden hasta el año 1942, se continuará con la presentación de sus notas en otros medios como Don Goyo, Crítica y El Hogar, entre otros, dando forma así a la edición de su obra periodística completa. Se estima que la totalidad de la edición demandará un año y medio”, adelantaron los editores.

La primera entrega de las Aguafuertes completas, de Roberto Arlt, editadas por la Universidad de Lanús para descargar de manera gratuita, se encuentra en este enlace.

3. Volver a pensar. Filosofía para desobedientes, de Tomás Balmaceda. Tengo el privilegio de hablar con él a diario y siempre me regala una escena, alguna cosa que me deja pensando. Lo mismo me pasó con su reciente libro Volver a pensar. Filosofía para desobedientes (Galerna, 2024). En esta publicación el filósofo argentino Tomás Balmaceda se plantea reflexionar sobre asuntos que lo inquietan desde hace mucho tiempo a través de una nueva perspectiva: la de la desobediencia.

El punto de partida, cuenta, fue una especie de incomodidad. Una tensión entre lo que debía ser la vida de las personas (“a cierta edad tenías que estudiar, a cierta edad tenías que casarte, a cierta edad tenías tu primer trabajo o tu primer hijo”, dice) y lo que le pasaba a él y a sus cercanos (“hay un modelo que se destruyó, que desapareció para siempre”, asegura). 

Separado en tres zonas bien delimitadas, el filósofo despliega en el libro una serie de lecturas y nociones novedosas, siempre con el ojo puesto en la tecnología, que es uno de los pilares en los que basa sus estudios, alrededor de los vínculos, el trabajo y la concepción de la muerte. Pude hablar con él sobre algunos de los planteos que hace en el libro, esta vez de manera más formal, para hacerle una entrevista que les dejo por acá.

Volver a pensar. Filosofía para desobedientes, de Tomás Balmaceda, salió por Galerna. Entrevista con el autor, en este enlace.

Apostilla. Les hablé del documental Julia no te cases, de Pablo Levy, hace un tiempito por acá y les dije que era divino. En ese momento varios y varias me mandaron correos protestando porque no habían llegado a engancharlo en cines ni en plataformas. Desde hace unos días está disponible para ver gratis en YouTube y les diría que es una oportunidad única para ver esta joya.

Banda sonora. Silencios, blancos, palabras. Canciones de acá y de allá con todo eso encima se suman esta semana a nuestra lista de temas que encuentran, como cada viernes, en este enlace. Entran a la cancha Pol Nada, Aquelarre, Depeche Mode, Cat Stevens, Carla Bruni, HAIM, Björk, Los Auténticos Decadentes, The Velvet Underground y muchísimos más.

Bonus track. Para quienes estén por Buenos Aires en los próximos días, el Goethe Institut y la Sala Lugones anuncian un ciclo de cine súper prometedor, a propósito del centenario de la muerte de Franz Kafka, que se conmemora este año. Se llama, justamente, 100 Kafka 100. “Del martes 27 al sábado 31 de agosto se proyectarán dieciséis films inspirados en la obra y vida del autor de La metamorfosis, entre corto, medio y largometrajes, de distintos orígenes, épocas y estilos. Dentro de este completo programa, se destacan el clásico de Orson Welles El proceso, recientemente restaurado en 4K, y el estreno en Argentina del largometraje El castillo de Michael Haneke para la televisión europea. Asimismo, se proyectará la coproducción germano-israelí La última historia de Kafka (Sagi Bornstein), sobre el destino de sus valiosos manuscritos, centro de un acalorado y millonario debate”, informaron en un comunicado. Pueden leer por acá más sobre este ciclo para tentarse e ir a ver alguna película. Atención que hay algunas proyecciones gratuitas.

Posdata. Queridas y queridos lectores de Mil Lianas, me arrojo al silencio por unos días. Pero nada grave: estaré de vacaciones. Pueden escribirme si quieren, siempre tienen mi correo a mano. Y, si extrañan este lugar o sienten una abstinencia descontrolada, pueden encontrar viejas ediciones del newsletter en este enlace. ¡Hasta la vuelta!

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