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SOY GORDA (ESEGÉ)

Fuera de lugar

Paquito (La cabeza contra el suelo)

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Al arte le incumbe todo, diría la poeta Susana Thénon. Es gordo y se sirve de todas las disciplinas y técnicas disponibles para alimentarse y recrear los gozos y las sombras que nos conmueven y afectan, para alborotarnos, zarandearnos o apaciguarnos. Podemos verlo en la cartelera teatral porteña: James Brown usaba ruleros (Teatro Sarmiento), de Yasmina Reza y dirigida por el gran Alfredo Arias, se potencia por la belleza de su escenografía y vestuario, más la excelente interpretación del elenco, para contar la insatisfacción con la identidad biológica que atraviesa a un joven y el deseo de ser una de las cantantes pop más famosas. ¿Locura, neurosis o búsqueda genuina? La pieza abre preguntas y cada espectador encontrará o no la respuesta. Difícil permanecer indiferente. El diálogo a posteriori de la función será el postre de esa comida deliciosa.

En Paquito (La cabeza contra el suelo), sobre una idea de Juanse Rausch, intenta construir tomando como fuente los diarios íntimos la identidad de una vida, que fue contra la corriente estrictamente binaria, tan dominante el siglo pasado. Se trata de la reivindicación de los deseos de Paco Jamandreu, el modisto de Eva Perón, marica, escritor, diseñador, crítico, personaje público, performer pionero en la Argentina.

Deseo, según el Diccionario de los sentimientos, de Marisa López Penas y José Antonio Marina, es una metáfora maravillosamente poética, que procede del latín de-siderare y significa echar en falta un astro. Uno de sus sinónimos es gana y su contrario, desgano. Es, ante todo, el sentimiento de ausencia, aunque también se ha impuesto su significado como buscar, obtener, anhelar.

Subversivo, el filósofo Spinoza puso en el deseo la causa, el fundamento de su cosmovisión y lo caracterizó como el esfuerzo por perseverar en la esencia misma del ser o la cosa. Cuando se refiere al alma sola se llama voluntad, y cuando incluye el cuerpo, apetito. El apetito, pariente pobre, refiere al deseo sin conciencia. “La cabeza que Paco Jamandreu apoya o sostiene contra el suelo no es gozosa, vibra por estar recibiendo amor y/o castigo por detrás”, dice el especialista en estudios de género y teorías queer Mariano López Seoane.  “Es una cabeza conmovida por una epifanía, una revelación que hará del yo que lleva adelante estas memorias un personaje central y excéntrico de la historia argentina de la segunda mitad del siglo Veinte”, agrega sobre el costurerito que dio el mal paso.

Con algo de la impronta poética de Manuel Puig, Néstor Perlongher y La Noy, Paco regresa con los fantasmas de sus tías, las anécdotas tiernas con Isabel la Coca Sarli, Fanny Navarro, Azucena Maizani y la abanderada de los humildes, para transitar la “nubecita de humo violeta” y queer que padece cuando un amante lo deja para sumarse al mandato heterosexual de la familia tradicional. Todo esto ocurre en la mente de Jamandreu, quien luego de una temporada en la cárcel designó a sus diseños con los nombres de sus compañeros de la prisión. Con música en vivo, en el Teatro Metropolitan, en el elenco sólido se destaca la brillante Lucía Adúriz.

Justamente en General Villegas, la ciudad bonaerense donde pasó su infancia Puig, la artista textil Guillermina Baiguera presenta Médium, una muestra que recoge obras realizadas con pelo humano como si fueran hilos y como nexo entre una esfera tangible y concreta, y otra más vaporosa e inaccesible. Como dice Carlos Gutiérrez, el curador de la exposición que puede verse en el Museo Carlos Alonso: “Cada pieza da apertura a situaciones desconcertantes desde la materia que el cuerpo es capaz de engendrar; son manifestaciones obscenas pero a su vez sofisticadas, de una sensibilidad desbordante capaz de captar los resabios de experiencias familiares y complejas. En cada tejido se encuentra atrapado, cuidadosamente incrustado entre las fibras y el tiempo que lleva unir unas con otras”.

Vi Paquito un día antes de la Marcha antifascista contra el discurso antiderechos del Presidente Javier Milei en Davos, donde agredió a toda la sociedad argentina: jubilados, estudiantes, trabajadores, feministas, personas lgtbq+.Y ese mismo día, luego de estar en el congreso, asistí a una de las funciones de Quiero decir te amo, en el Picadero, una pieza que cuenta a través de una serie de cartas y actuaciones estupendas, un amor incómodo, fuera de lugar. La obra de Mariano Tenconi Blanco, con Aduriz y la encantadora Violeta Urtizberea, es un grito desesperado por la concreción del deseo y el amor.

En Viento blanco, de Santiago Loza, (Teatro Santos Dumont) Mario mantiene con su madre un hostal en un pueblo del sur, muy lejos y con un puerto que dejó de funcionar. Un paisaje desértico de errantes, marineros, gente de paso, dirigido por Valeria Lois y Juanse Rausch. Mario, interpretado por el actor del momento, Mariano Saborido, tuvo un amigo. La soledad, las ganas de huir, la permanencia con sentimientos contrariados junto a la madre y el duelo se van hilvanando con un trasfondo de mar helado, el bochorno, una voz a capella y el viento que parece arrasarlo todo.

Riografías del Baudó ¿Cómo se cura un territorio herido? es una muestra, que nació de una colaboración entre Fernanda Pineda, especialista en narrativas documentales, y Médicos Sin Fronteras (MSF), para retratar el impacto que se produjo en el Pacífico colombiano por un conflicto armado y los rituales de sanación comunitaria en esa región aislada por la violencia.

Desde marzo de 2022, MSF creó en un territorio selvático un plan de salud descentralizado, con un enfoque étnico-comunitario, empoderando a los pobladores con herramientas para la prevención y atención primaria. Cuando el problema supera esas instancias, los agentes de MSF les brindan distintos cuidados o los remiten a instituciones de salud.

Pineda se adentró en el Alto Baudó para desarrollar el proyecto artístico participativo en las comunidades indígenas y afro-descendientes de Chachajo, Mojaudó y Puesto Indio.

En esas sociedades, las mujeres sanadoras desempeñan un papel protagónico a la hora de tratar enfermos o atender partos. Siete de ellas identificaron imágenes tomadas por Pineda en las que se ven lugares en los cuales las cicatrices de la guerra son evidentes y las curaron mediante suturas, remedios naturales y flores, los mismos elementos que suelen usar para aliviar el dolor de sus vecinos.

Riografías del Baudó es una muestra de cincuenta potentes fotos que retratan aspectos de esas comunidades, evitando su representación como víctimas. Puede verse en Arte x Arte, Lavalleja 1062, con entrada libre y gratuita.

La reflexión sobre la ley, la corrupción, la religión y la ética resultan inevitables ante la puesta de Medida por medida (La culpa es tuya, en el Politeama), bajo la batuta de Gabriel Chamé Buendía. El abuso de poder en lo político y lo sexual también es central. “Una vez más me acerco a William Shakespeare, a través del humor y la lúdica del gag físico y poético”, señala Chamé. Nos encontramos con una exposición dramática de la ética humana. Además, hay una clara vinculación con los Evangelios: “No juzgues si no querés ser juzgado, porque con el juicio que juzgás te juzgarán y con la medida que medís te medirán”. Shakespeare delata lo trágico de nuestras contradicciones, sin opinar ni condenar. Nos llena de interrogantes y pone en cuestión las normas gubernamentales: ¿Leyes o abuso de poder? ¿Rigor o compasión? Sobre los fundamentalismos, el director recuerda a Jorge Luis Borges cuando decía: “Hay que tener cuidado con los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.” Medida por Medida pone en escena la actitud inmadura de responsabilizar al otro, propio de la cultura y la política de la culpa, donde lo que parece noble esconde las mayores bajezas. Le incumbe todo, aún la tierra más ingrata.

LH/MF

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