Política y medios: “así es el millonario cheque del Estado para los grandes medios”
El portal de noticias de La Nación irradia desde su portada una foto mía con Máximo Kirchner en el auditorio de la Facultad de Medicina que ilustra el titular “Política y plata. Así se reparte el millonario cheque del Estado para las organizaciones sociales”. Es una definición que por centésima vez busca instalar en la mente del lector algo sucio y deshonesto en los conceptos e individuos retratados.
En el artículo hay información objetivo y valiosa, reflexiones interesantes, interpretaciones tendenciosas también. Pero lo que queda en la mente es el estridente titular. Por ejemplo, ni a Máximo Kirchner ni a La Cámpora se los menciona una sola vez en el artículo. Solo en la foto. Para joder a quienes visualizan como sus enemigos, aunque no tengan nada que ver con la temática. Ahí radica el poder de los grandes medios de comunicación avocados al periodismo de guerra. Título y foto. La manija la tienen los editores. Los periodistas han sido proletarizados. Prestan la firma y la pluma para los fines político-económicos de los empresarios.
Muchas veces me toco recibir las disculpas de periodistas por los titulares que les impusieron. En general fueron sinceras disculpas. Los entiendo. Personas instruidas que hoy tienen que compartir cartel con Eduardo Feinmann y Jony Viale tratando de no hundirse entre las heces en la que sus empleadores los han colocado. Les deseo lo mejor.
Volvamos al artículo. Su autor afirma que “La comparación con otros rubros de la administración pública siempre vale” y pone el ejemplo de Aerolíneas Argentinas dónde el Estado invirtió una suma que octuplica lo invertido en las organizaciones sociales. Es una comparación interesante, pero quisiera proponer otra. La pauta publicitaria. Si tomamos el gasto público durante el intervalo que utiliza el artículo, es decir, de enero y septiembre, el Estado destinó aproximadamente 7.025 millones pauta publicitaria, más que los 6.582 millones de los subsidios recibidos por las 578 cooperativas y asociaciones durante el mismo periodo. Es llamativo que habida cuenta la similitud de la cifra no salga ningún artículo con el título de éste y la foto de Saguier, Magnetto y compañía.
Otro dato llamativo es que, según los números que nos da Cabot, el valor promedio que recibieron las entidades hasta septiembre es de 11 millones de pesos mientras que el diario impreso La Nación recibió 53 millones. El Grupo Clarín se llevó más de 600 millones en el mismo periodo. El millonario cheque que el Estado paga a los medios de comunicación que a su vez pagan el sueldo subsidiado de editores y periodistas no los sorprende, está totalmente naturalizado, como si fuera un mandamiento bíblico. El Plan Chamuyar es un derecho inalienable porque ellos no se cuestionan sus privilegios, pero sí los derechos de los más humildes.
Desde luego, a nadie le interesa demasiado lo que en realidad importa: qué hacen esas entidades, esas cooperativas, esas organizaciones comunitarias. Seguramente mucho menos que el diario impreso La Nación que cumple una función social fundamental para la sociedad argentina y los más necesitados como para recibir cinco veces lo que reciben las siniestras cooperativas y ONGs.
No interesa explicar qué hacen las organizaciones que lograron agrupar a cientos de miles de mujeres y hombres recicladores, constructores, feriantes, horticultores, agricultores familiares para organizarlos en cooperativas y garantizar mejores condiciones laborales; que hacen las organizaciones que lograron abrazar a los pibes rotos por el paco y tantas realidades destructivas para que tengan un destino mejor que delinquir; que hacen esas organizaciones que sostienen miles de bachilleratos populares, espacios de primera infancia, centros culturales, deportivos, sanitarios, comedores, merenderos disputándole cada metro al narco que avanza agradecido de cada ataque que ustedes nos lanzan mientras festejan al tipo que se ríe en la cara de los santafesinos de la heroína y el crack.
No se preocupen, tampoco les interesa demasiado a otros que deberían interesarse más.
En la nota de La Nación hay una serie de datos tendenciosos que podríamos desmenuzar uno a uno. Vamos a poner algunos ejemplos. Estimado Cabot: afirmar que “un edificio ubicado en Pedro Echagüe, del barrio porteño de Constitución, recibe tres beneficios diferentes” citando a Majul como experto autorizado no es serio. Es la majulización de La Nación cuyo ilustre fundador tradujo a Dante Alighieri ¿Qué prueba eso? Mirense al espejo. La decadencia argentina es fundamentalmente la degradación intelectual de sus élites.
Un edificio no recibe beneficios; el autor sabe perfectamente que es una práctica habitual que las personas jurídicas compartan domicilio legal para recibir notificaciones administrativas en una misma dirección. No hay nada raro en que las cooperativas compartan domicilio en una de las sedes de la CTEP/UTEP dónde, como el propio autor informa en su artículo, confluyen muchísimas organizaciones.
Recurramos de nuevo útil recurso de la comparación. Vamos a ver, por ejemplo, cuantas sociedades están constituidas en el Edificio La Nación de Bouchard 557 o en el Complejo Al Rio en Libertador 101 en Vicente López. Googlealo. Vas a encontrar más de cuarenta. Ahí sí que se amasan fortunas y hay negocios turbios con la política. Fíjate, por favor, Cabot que tiene que ver ese edificio, su dirección postal, De Narváez y Jorge Macri.
Pero ellos pueden, cuando lo hacen ellos está bien, cuando lo hacen los ricos está bien, ahí no hay nada raro, está toda joya, nada que investigar. Después sus propios diarios no te van a contar nada, sus propios jueces no van a investigar nada, sus propios servicios no van a filtrar nada. Por ejemplo, que de las diez principales fortunas de la Argentina nueve tienen cuentas offshore que figuran en Pandora Papers sólo se publicó acá.
Volvamos al artículo, el título, la foto. De toda esa planta, de todos esos millones, de ese cheque millonario que menciona el autor del artículo, yo no me llevo un peso. Nada. Si cualquiera tiene el más mínimo, remoto e insignificante indicio de enriquecimiento de mi parte por favor que me denuncié. Desde que empecé a militar me vengo empobreciendo bastante, igual que la inmensa mayoría de los militantes populares que decidimos poner nuestra vida al servicio de aquellos que un sistema que nosotros no creamos dejó en la más sórdida exclusión hace 20 años. Si no hay pruebas, es canallesco que se afirme o insinúe.
¿Por qué será tan fácil para los peces gordos que aparecen con todos los dedos pintados en las offshores, la evasión fiscal y la fuga de capitales esquivar las portadas? ¿Por qué incluso alguno de ellos aparecer como los guardianes de la honestidad, la eficiencia y el progreso en todos los medios? ¿Será este el gran negocio que hay entre política y medios?
JG
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