Beckham desesperado, eco de voces insumisas
Abrir YouTube y que me lleve por sus pasillos ese menú (una impostura de lo aleatorio, claro, un simulacro de lo aparentemente casual). Un yendo de la cama al living temporario en días un poco más interiores que callejeros. Rachas. El sistema esta vez me ofrece la presentación del libro El moscovita desesperado (Editorial Hugo Benjamín, 2023), de Abrasha Rotenberg, en la Biblioteca Nacional. Lo acompañan en la mesa Cecilia Roth, Daniel Divinsky, Cristina Mucci y Fito Páez. No lo leí pero empiezo a sentir ganas de hacerlo, a medida que avanza el video. En algún momento de la charla se destaca que Rotenberg se haya lanzado a esta tarea –la de recrear un mundo, la de construir a partir de algunos vestigios una serie de relatos– a los 97 años. Una aventura ínfima, un capricho, una botella en un mar seco: escribir un libro.
Llega el turno de Fito Páez y él dice que prefiere leer algo que escribió sobre el texto de Rotenberg. Lo escucho, voy frenando, anoto: “Antes que nada, nombrar la idea de la desesperación en el título de un libro es un acierto definitivo. No solo en los films o en los cuentos y novelas, o en el medio de una balacera o colgados de una soga a miles de metros de altura o perdidos en el medio del océano se encuentra este sentimiento, dueño de muy mala prensa en las mentes bienpensantes de todos los tiempos. La desesperación es central en las personas que nos dedicamos a esto; da dimensión del humor, del dolor y del ridículo de todo el asunto. (El título) El moscovita desesperado nos prepara excelentemente para todo lo que vamos a leer en este libro de aventuras con ribetes cinematográficos y altas dosis de comedia (...). Ese desparpajo propio del verdadero arte: la irrupción del absurdo y lo extraordinario en el momento menos oportuno. Cuando lo imprevisto se vuelve imprescindible –en boca de Gerardo Gandini– este libro podría ser una bitácora de vida, se manifiesta con la liviandad que otorga el implacable paso del tiempo”.
Me quedé –y todavía estoy ahí– en esa torsión súper lúcida de Fito Páez, en ese movimiento de correrle el signo a la desesperación, de no dejarla pegada exclusivamente a la desesperanza. En ese gesto, en todo caso, de pensarla como una chispa para las personas que crean, que hacen, que apuestan a algún tipo de quimera. Un desvelo por fuera de las expectativas o de la nitidez, muy lejos de lo que sirve o tiene algún tipo de utilidad. Un intento inoportuno, un desplazamiento con toda la inestabilidad a cuestas. (Lo pienso ahora, mientras releo sus palabras: no esperábamos menos del hombre que hace rato vino a ofrecernos su corazón, que nos tatuó una imagen indeleble: una cuchillada del amor).
Cuando esta edición empezaba a tomar cuerpo –o eso que se esboza con torpeza como forma: algo que ordene los fragmentos, algo que intente contener la dispersión inevitable– se me ocurrió imaginar que cada entrega de Mil lianas podría verse como una especie de catálogo de desesperados, de inquietos, de desbordados que no se cansan de prender algún tipo de lamparita, de ofrecernos –cada uno en su rubro, cada uno a su modo– sus corazones rotos e inagotables. Se me ocurrió, también, que deberíamos darles las gracias por esos regalos desesperados que nos dan, por sus dones, por esa liana que hacen posible en medio del absurdo.
Pueden pasar una vez más, si quieren: es por acá.
1. Beckham. En las primeras escenas, lejos de los atuendos deportivos o de los trajes elegantes que lo caracterizan y le sientan tan bien, David Beckham aparece con un mameluco blanco con sus iniciales bordadas en hilo dorado. Es lo que usa para la apicultura, una de las tantas tareas a las que se dedica con una minuciosidad que impacta (en otros episodios, veremos al astro futbolístico limpiando la cocina de su casa con total precisión, cocinando, mostrando con orgullo cómo deja ordenada su ropa). Con ese nivel de cercanía por tratarse de una historia oficial, pero con grandes momentos y revelaciones por parte de personas con las que no se llevó del todo bien, la serie documental Beckham, lanzada recientemente por Netflix en cuatro episodios, ofrece un retrato detallado y notable del futbolista británico.
A lo largo de una carrera que comenzó cuando era un niño y siguió durante años con Beckham convertido en una estrella mundial, en los episodios no faltan jugadas prodigiosas, exigencias de todo tipo (en particular de un padre bastante tenebroso según se revela a partir de su propio testimonio, otro que podría integrar la lista que habíamos empezado a armar acá), escándalos (en especial a partir de su matrimonio con Victoria Adams, una nota aparte merecería el nivel de violencia y misoginia con el que los medios se refirieron a ella, a su carrera en las Spice Girls y su vínculo con el deportista; el archivo de la serie es impactante); berrinches de él cuando estaba en la cúspide, abucheos y críticas desmedidas, pequeñas venganzas deportivas y golazos, muchísimos golazos.
Con testimonios de jugadores, de antiguos rivales, de familiares, de directores técnicos, entre otros, el documental se va tramando con las observaciones del propio protagonista. El material incluye también imágenes de sus mejores jugadas, de sus campañas publicitarias, de sus apariciones mediáticas más estridentes y del acervo familiar (atención especial a los videos de la boda, son inolvidables). En cualquier caso, alejado de esos tiempos más ruidosos, la serie permite disfrutar de un Beckham reflexivo, por momentos arrepentido de algunas de sus acciones, quizá con algo de desesperación por ese pasado que no puede cambiar. Una inquietud que, sin desanimarlo, lo hace seguir detrás de nuevos desafíos.
Los cuatro episodios de la serie documental Beckham están disponibles en Netflix.
2. Blackie, una voz insumisa, de Hinde Pomeraniec. Otro retrato, otro tipo de inquietud, otra perseverante. En Blackie, una voz insumisa (Gourmet Musical, 2023) la escritora y periodista Hinde Pomeraniec repasa la extensísima obra de una pionera de los medios y de la música en la Argentina: Paloma Efron (1912-1977), más conocida como Blackie. La mujer que inventó los livings y los paneles en televisión, la que quedó imantada por el spirituals y sin mucho radar se metió en el corazón del jazz neoyorquino para aprender de la cultura afroamericana en los años '30, “la Victoria Ocampo judía y plebeya”, la que produjo grandes shows internacionales, la que se puso al frente de un canal gigante como Canal 7 cuando ese espacio no estaba pensado para una mujer, la que se hizo cargo de la agonía de su madre cuando era apenas una joven que no llegaba a los 20, la que polemizó siempre que pudo, la que hizo o fabuló entrevistas a grandes figuras del mundo del espectáculo. Un personaje que, al tener tantas vidas y al dedicarse ella misma a producir de algún modo su biografía, se volvió por momentos difícil de abordar, tal como contó la autora de este libro en algunas entrevistas (recomiendo especialmente la que brindó en Los 7 Locos, por Canal 7, la dejo más abajo).
Sin embargo, es a partir de una investigación exhaustiva y de observaciones agudas de Pomeraniec que el libro, lejos de las sentencias absolutas, se dedica al detalle, a ofrecer distintas versiones de algunos episodios por parte de las personas involucradas y a reponer contextos para lectores que no conozcan a algunos personajes o a la propia protagonista. Lo hace, también, para dar cuenta de su importancia, para que se pueda apreciar en la actualidad el eco de una voz insumisa y precursora.
En paralelo, la publicación (que tuvo una versión en 2010 y ahora vuelve actualizada y con referencias a distintas épocas, fotografías y una bibliografía completísima) se convierte también en un material documental imprescindible por la aparición de los testimonios de personalidades del mundo del espectáculo y los medios como Alejandro Romay, Juan Carlos Mareco, María Herminia Avellaneda, Paco Jamandreu, Osvaldo Miranda, Bernardo Neustadt o Nelly Raymond, por nombrar apenas un puñado de la enorme lista de entrevistados que aparecen en el libro.
El libro Blackie, una voz insumisa, de Hinde Pomeraniec, salió por Gourmet Musical Ediciones.
3. Series y películas de noviembre. Series y películas de noviembre. Mes nuevo (sí, ni idea, se empieza a ir el año), series y películas nuevas. O algo así. Cada mes las plataformas de streaming suman series y películas a sus servicios. A veces se trata de clásicos, a veces de temporadas nuevas de viejos conocidos o de grandes apuestas.
Noviembre combina todas esas opciones. Pueden leer en este enlace un resumen que armé con algunas de las producciones que van a llegar por estos días. Aprovecho para agregar algo que no está en la nota, pero que me puso muy contenta: Netflix subió a su catálogo por estas horas todas las temporadas de Six Feet Under, considerada una de las mejores series de la historia.
El resumen con las series y películas que llegan al streaming durante noviembre se puede leer por acá.
Apostilla. “Nuestra revista cumple veinte años y lo celebramos con el archivo completo de los treinta números de la edición impresa publicados entre 2003 y 2014, un recorrido por una década de nuestra vida cultural digitalizado con un gran esfuerzo colectivo que nos enorgullece compartir gratuitamente en nuestra plataforma”, informó la revista Otra Parte. Se trata de una referencia ineludible en la Argentina para los interesados en la lectura de crítica cultural, con especial foco en la literatura latinoamericana, pero también un refugio que se dedicó y se sigue dedicando, ahora de manera online, a los libros, al cine, al teatro, a las artes plásticas. Los artículos digitalizados llevan la firma de Graciela Speranza, Marcelo Cohen, Matías Serra Bradford y Jorge Carrión, entre muchísimos otros.
El archivo de la Revista Otra Parte se puede recorrer en este enlace.
Banda sonora. Arriba hablábamos de esas personas incansables en su creatividad y en todo lo que tienen para ofrecerle al mundo. Uno de ellos, sin dudas, es el diseñador y artista visual argentino Alejandro Ros, el nombre detrás de buena parte de las imágenes que retenemos de discos del pop y del rock de Argentina desde los ‘90, de tapas de medios como el suplemento Radar, de Página/12, y de portadas de libros. Esta semana el diseñador compartió dos publicaciones en Instagram a partir de dos aniversarios: se cumplieron 20 años de la salida de Infame, de Babasónicos, y treinta de Amor amarillo, de Gustavo Cerati. Por acá y por acá Ros cuenta detalles de su trabajo con esos artistas en aquellos momentos, no se lo pierdan. Por mi parte, como me encantan, aproveché para sumar a nuestra lista compartida canciones de los dos discos (en algunos casos versiones extrañas o hechas por otros músicos).
Otros inagotables de los que nos llega una buena noticia en estas horas: Los Beatles lanzaron una nueva y última canción, que por supuesto también se agrega a nuestra banda sonora. Se llama Now and Then y surgió como parte de una iniciativa de Paul McCartney y Ringo Starr, los dos miembros sobrevivientes del grupo, que hicieron un rescate increíble de grabaciones inéditas de las que participan George Harrison y John Lennon. En paralelo, también salió un breve documental (lo dejo a mano) donde se cuenta la historia del tema y pronto habrá además un videoclip.
Bonus track. La semana pasada escribí Mil lianas desde Santiago del Estero, como les conté. Viajé a cubrir la Feria del Libro de allá y, en medio de una gran cantidad de actividades que proponía este año ese encuentro, pude entrevistar a Julio Santucho. Además de un histórico militante social y de dirigir el Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos, Santucho fue noticia este año porque luego de más de 40 años se logró identificar a Daniel, hijo de Julio y de Cristina Navajas, quien nació en un centro clandestino de detención de la dictadura y fue apropiado por un miembro de la Policía Bonaerense. Sobre la búsqueda de Daniel para conocer su identidad, sobre su dolorosa historia familiar y sobre su propia lucha, hablé con Julio en esta entrevista. Además, unas horas después pasé por la presentación que hicieron Daniel, Julio y representantes de organismos de derechos humanos de Santiago del Estero durante la Feria (se lee por acá).
¡Hasta la próxima!
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