Cinco caminos hacia Nora Ephron: un libro de “antimemorias”, un documental familiar, grandes historias de amor
Es una especie de despedida, pero en ningún momento hay golpes bajos o escenas dolorosas. En todo caso, lo que aparece es una voz honesta que se va aproximando a un final. Con las obsesiones que recorren su carrera y que fueron de enorme influencia para numerosas escritoras y guionistas que vinieron después: las parejas, el deseo femenino, la buena cocina, la escritura, el periodismo, el cine, Nueva York.
A poco de cumplirse diez años de su muerte, se acaba de editar en español No me acuerdo de nada, el último libro de la guionista, cineasta y escritora Nora Ephron, la gran referente de las comedias románticas y, también, la mujer que combinó en sus textos el humor con el amor sin solemnidad, con frescura, con ingenio, entendiendo como pocas lo absurdo y lo mágico de los vínculos entre los humanos. Una bestia pop, a su modo. En inglés el libro salió en 2010, cuando muy pocos sabían que le habían diagnosticado leucemia. Murió dos años después.
Con este lanzamiento como excusa, va entonces un repaso por ese libro y por algunas de las películas que sirven para aproximarse a la vida y a la obra de una de las más grandes referentes del cine y los medios de los Estados Unidos. El material seleccionado es el que se encuentra disponible en las plataformas de streaming en la Argentina.
1. No me acuerdo de nada (Libros del Asteroide). Habla de todo lo que no se acuerda. De todos esos lugares por los que pasó –aunque estaba pensando en otra cosa: los shows en vivo de Los Beatles en plena efervescencia, las fiestas con grandes personalidades del siglo XX, las protestas durante los últimos días de Nixon, una reunión con Cary Grant, otra con Eleanor Roosevelt –, de todo eso que debería retener y se le escapa. El libro de ensayos No me acuerdo de nada, de Nora Ephron, podría pensarse como una antimemoria. La autora, con su sagacidad habitual, no le escapa al recuerdo, sino que lo hace en diagonal, con vivacidad, sin melancolía.
Entonces, mediante breves capítulos, repasa temas, imágenes, personas o momentos de su vida que por algún motivo insisten. No faltan, entre muchas y muy graciosas, escenas de cuando empezó a trabajar en la redacción de Newsweek en los ‘60 como “la chica que repartía la correspondencia” y su carrera posterior como periodista; memorias de su vida familiar (era hija de los guionistas Henry y Phoebe Ephron), pequeñas anécdotas íntimas sobre la cocina y el vínculo con la escritura.
Con un estilo similar a sus anteriores libros de ensayos (Crazy Salad, de 1975, y I Feel Bad About My Neck, de 2006, traducido como El cuello no engaña en su edición española), enfocados en gran parte en el comportamiento de las mujeres en algunos ámbitos, siempre partiendo de su propia experiencia, No me acuerdo de nada se planta hacia el final de la vida de su autora. De hecho, entre las últimas páginas de la publicación, sin mencionar a la muerte y a la vez con todo expuesto allí, Ephron plasma de una manera muy conmovedora –y también cómica– un listado con cosas que va a extrañar y con otras que no extrañará para nada.
No me acuerdo de nada, de Nora Ephron, acaba de llegar a las librerías de Argentina. Editó Libros del Asteroide.
2. Nora Ephron: Everything is Copy (HBO Max). “Ahora pienso que lo que mi madre quería decir era lo siguiente. Cuando te resbalás con una cáscara de banana, la gente se ríe de vos. Pero en el momento en que vos le contás a la gente que te resbalaste, es tu risa, sos vos quien se ríe. De alguna manera te convertís en el héroe más que en la víctima de esa situación”, dice Nora Ephron en una entrevista en la que intenta descifrar una frase que solía repetir su madre y también los orígenes de su vínculo con la escritura.
De acuerdo con su relato, lleno de giros cómicos y encantadores como toda su obra, cuando ella o sus hermanos llegaban a la casa con algún problema –“por ejemplo, alguien no te sacó a bailar o el ruedo del vestido se te cayó, o cualquier cosa que pensaras que era lo peor que te podía pasar en la vida”– la mujer, guionista de profesión, repetía una especie de mantra: “Everything is copy” (en una versión libre y rápida: algo así como que todo eso que aparenta trágico o difícil en el momento puede ser material para otra cosa; algo sobre lo que se podrá escribir algún día).
De esa cuerda tira Jacob Bernstein, hijo de Ephron y realizador del documental Nora Ephron: Everything is Copy, que se estrenó en el Festival de Nueva York en septiembre de 2015, tres años después de la muerte de la guionista, y luego llegó a las pantallas por HBO.
En el largometraje Bernstein también se propone interpretar a su madre, leerla, ver cómo funcionaba en ella esa herencia que había recibido y que la llevó muchas veces a hacer de su propia vida la inspiración para lo que escribía, la punta del ovillo.
“Mi madre era escritora. Yo también soy escritor, pero de un tipo muy distinto. Soy periodista, por lo que mi trabajo es sacarme a mí mismo de la ecuación. El agnosticismo es el eje de lo que hago. Ella, en cambio, era una ensayista y una guionista y su vida era su principal inspiración. La certeza era el centro de su marca. Después de que murió de leucemia, en 2012, comencé a reflexionar sobre lo que significa ser un escritor. ¿Dónde estaban los límites para ella? ¿Cuál es el costo de everything is copy? ¿De verdad mi madre creía en su propio mantra?”, dice el realizador apenas comienza la película.
En Nora Ephron: Everything is Copy el director, hijo también del periodista Carl Bernstein (sí, uno de los que destapó el caso Watergate), convoca a amigos, familiares, actores, actrices, colegas y seres queridos de la escritora para intentar armar el rompecabezas que para él representan tanto su madre como el oficio que ella alguna vez eligió.
Emotivo, lleno de detalles sobre las películas en las que se involucró desde distintos roles Ephron, el documental es, además, una enorme oportunidad para transitar por sus palabras (el largometraje reúne archivos con varias de las entrevistas que dio), por los grandes hitos de su carrera y por una Nueva York plagada de reuniones sociales, amores, celebridades y chismes.
3. Cuando Harry conoció a Sally (Amazon Prime Video). Con Meg Ryan y Billy Cristal a la cabeza, es una de las comedias románticas más emblemáticas, más sublimes, más recordadas y más citadas del cine. También se trata de uno de los largometrajes que retrata a la ciudad de Nueva York con más cariño a través del paso de las estaciones del año y con el recorrido que los protagonistas hacen por sus parques, sus restaurantes, sus rincones más memorables.
De hecho, la historia se presenta a partir de la llegada a la ciudad de los dos jóvenes Harry y Sally: después de haber estudiado en Chicago, ella lo lleva a él en su auto, atraviesan uno de los puentes neoyorkinos y empieza una historia de desencuentros a lo largo de las décadas.
A través del largometraje estrenado en 1989, que escribió Nora Ephron y dirigió Rob Reiner –uno de los grandes amigos de la guionista– se cuelan varios de los tópicos recurrentes de su autora: el amor, la forma en que las personas se vinculan en las grandes ciudades, el matrimonio, la comida (en varias entrevistas el director señaló que los gestos de Sally, siempre pidiendo cosas muy específicas en los restaurantes, en extremo detallista, estuvieron de alguna manera inspirados en la propia Ephron), las fiestas de fin de año, el periodismo, los libros, el cine.
Cuando Harry conoció a Sally está disponible en Amazon Prime Video.
4. Sintonía de amor (HBO Max). Cuatro años después de Cuando Harry conoció a Sally, en 1993 llegó a los cines Sintonía de amor (en el original: Sleepless in Seattle). La historia dio varias vueltas hasta que quedó en manos de la mismísima Ephron, quien terminó como directora y co-guionista del largometraje.
Otra vez, la estrella elegida es Meg Ryan, otra vez su personaje es el de una periodista, Annie, que siente que tiene que encontrar señales para dar con el gran amor de su vida, que se ilusiona con vivir un romance cinematográfico. Como el de An Affair to Remember, el clásico de los ‘50 con Cary Grant y Deborah Kerr, que recorre toda la película de Ephron y que hace emocionar especialmente a las mujeres de la historia.
La contraparte en esta oportunidad está a cargo de Tom Hanks, quien interpreta a Sam, un arquitecto que pierde a su esposa y se encarga de cuidar a Jonah, su pequeño hijo. Situada en Seattle, la ciudad a la que se va a vivir este hombre que atraviesa un duelo, Nueva York acá funciona como el terreno de la fantasía, de la magia, de un posible encuentro romántico en el edificio Empire State.
Mientras maneja su auto la noche de Navidad, Annie escucha un programa radial que ofrece una suerte de consultorio sentimental. Allí aparece Jonah contando que busca una nueva esposa para su padre, que hace tiempo no puede dormir. Luego, obligado por su hijo y por la supuesta experta a cargo del programa, lo hace el mismísimo Sam, en una de las escenas más emocionantes y a la vez más hermosas del cine, cuando evoca a su mujer y dice por qué fue una persona tan especial. Annie escucha, se emociona y percibe que en esas palabras encontró la sintonía que buscaba. La imagen de Meg Ryan llorando será el puntapié que dará lugar a las peripecias, los vaivenes y los encuentros para esta comedia romántica inolvidable y emblemática.
Sintonía de amor está disponible en HBO Max.
5. Tienes un e-mail (HBO Max). Con la misma dupla protagonista de Sleepless in Seattle, en 1998 se estrenó Tienes un e-mail, otra historia que transcurre y homenajea a la ciudad de Nueva York, al mundo de los libros y también al cine clásico de los Estados Unidos. Y lo hace con otra pareja que, después de distintos choques, como ocurría en Cuando Harry conoció a Sally, encontrará una manera de acercarse. Aquí Ephron fue directora y el guión lo trabajó junto con su hermana Delia.
Kathleen Kelly (Meg Ryan) heredó y está a cargo de una librería dirigida al público infantil. Un negocio pequeño que se verá en peligro cuando aparece en el barrio una sucursal enorme de una cadena de librerías que pertenece a una familia adinerada. Uno de los dueños es Joe Fox (Tom Hanks), un hombre que Kathleen despreciará al comienzo, por su manera de dirigir su empresa y de moverse en público. Lo que ni ella ni Fox saben es que, en paralelo a ese enojo que viven cuando se cruzan en persona, tienen un vínculo cibernético y anónimo: después de haberse conocido en un foro online, se escriben e-mails a diario en los que comparten sus problemas, sus preocupaciones, sus vidas.
Se trata, a fines de los ‘90, de una de las primeras películas que utiliza al e-mail como un recurso dramático para narrar la historia (algunos años después Nora Ephron le dedicará en su libro No me acuerdo de nada un ensayo hilarante al correo electrónico y a su relación de amor y odio por esa innovación tecnológica).
Un poco despareja en su planteo y en los diálogos, la película tuvo en su estreno críticas dispares. Algunos aseguraron que en esta oportunidad la dupla protagonista no estuvo a la altura de su antecesora. Sin embargo, varios apuntaron que se trató de una buena “adaptación al mundo de las cibercitas” de un clásico de la década del ‘40, The Shop Around the Corner, de Ernst Lubitsch.
Tienes un e-mail está disponible en HBO Max.
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